Los Anteojos De Baskerville

El próximo miércoles quedará instalada formalmente la Comisión Legislativa de Cultura de la LXI Legislatura del Congreso de la Unión. Es la primera vez que estará en manos del Partido Acción Nacional (PAN), que ha designado a la abogada Kenia López Rabadán. El PRI ha enviado como secretario al dirigente del Sindicato Único de Trabajadores de la Música y del Espectáculo (SUTME), Armando Báez Pinal, que si bien no logró la presidencia de dicha Comisión, se ha estado preparando activamente para impulsar una agenda mínima de proyectos. 

El PAN sorprendió a gran parte de la comunidad cultural al pelear y obtener la Comisión de Cultura, con lo cual enfrenta un reto nada fácil. Lo primero que podría hacer es tratar de concebir un concepto de cultura a partir del cual esté en posición de desarrollar un programa mínimo de acciones legislativas.

No debe aspirar a realizar grandes proyectos, antes bien proyectos realizables, escuchando hasta donde sea posible a la comunidad cultural, porque hay que decirlo, los últimos foros de consulta entre la comunidad cultural han sido de una pobreza conceptual alarmante.

Desde Elena Poniatowska hasta Demián Bichir, pasando por Villoro y Pérez Gay, han expresado sólo vagas ideas sobre cultura. No así los trabajos del Foro Alterno de Cultura organizados, entre otros, por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), los cuales, por cierto, la Comisión de Cultura deberá considerar, pues son parte del compromiso realizado por este órgano legislativo en la LIX Legislatura. 

En anteriores entregas he señalado que no es el mejor momento para que el PAN tenga la Comisión de Cultura.

Por la falta de un perfil apropiado, porque se enfrentará a un presupuesto recesivo, porque no tiene el número suficiente de diputados para asegurar la presidencia y con ello un manejo más apropiado de la misma y, finalmente, por carecer de un proyecto cultural claro y coherente. Si consideramos además el contexto no sólo político sino también económico, esta primera Comisión de Cultura del PAN puede pasar de un presupuesto histórico (2009) a uno de los peores. Ahí está un primer reto.

Y es que el desinterés del PAN en la cultura se puede ver en relación a otros temas, tales como el de equidad de género, un asunto que nada más adoptarlo comenzó a impulsar a través de foros, debates, encuentros, perfiles, iniciativas y hasta publicaciones. Un tema que tiene escasos 10 años en las políticas públicas, no así la cultura, que es incluso anterior a su fundación si consideramos la importante gestión cultural de Manuel Gómez Morín, su fundador, desde 1937, dos años antes de la creación del PAN.

La actual Comisión de Cultura tendrá que empatar sus acciones legislativas al objetivo actual del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), que busca diseñar un proyecto de política cultural, a partir de la conformación de un proyecto internacional; la digitalización de museos, sitios arqueológicos y documentos; y poner en práctica un sistema de medición de objetivos y resultados. Ahí está un segundo reto.

Y finalmente, la nueva presidenta de la Comisión de Cultura deberá conocer mejor la posición del PAN en materia de cultura, pues iniciar proponiendo la creación de un órgano ciudadano es iniciar con una propuesta de las históricas propuestas del Partido de la Revolución Democrática. Ahí está un tercer reto.