Literatura latinoamericana, entre el estancamiento y el florecimiento

GUADALAJARA, JALISCO (29/NOV/2015).- Rodrigo Blanco, Pola Oloixarac, Carlos Granés y Juan Jesús Armas, que fungió como moderador, participaron esta tarde en la Cátedra Mario Vargas Llosa: "La literatura sigue siendo fuego" de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara ( FIL),  en la cual expusieron su visión sobre el panorama actual de las letras en los países latinoamericanos.
 
La escritora argentina Pola Oloixarac inició el intercambio de ideas al señalar que la cultura en su país afronta un cambio importante tras 12 años, gracias a la llegada de Mauricio Macri al poder. "Si ustedes prestan atención a lo que se llamaba la batalla cultural, todo era estar en contra o a favor del peronismo. A mucha gente le encantaba ese relato".
 
Oloixarac destaca que eso tuvo consecuencias terribles en la cultura, reprimiéndola y encasillando todo en cuestiones genéricas, "se comenzó a generar una literatura de catacumbas (...) venimos de una tradición que siempre era de izquierda. Hay una necesidad de escritores que tengan que decirle al poder lo que hace mal".

Al contrario de lo que sucedió en Argentina, en Venezuela las cosas terribles que han pasado han suscitado que las artes lleguen a su máximo florecimiento, indica el escritor venezolano Rodrigo Blanco. "Lo que ha sido el chavismo ha sido una verdadera tragedia, 200 mil asesinados en un gobierno que ha sido indiferente. Este periodo ha dado pie a que la literatura venezolana sea como una orquídea que florece en un pantano".
 
Para el autor de 34 años, la crisis institucional es algo que aqueja a todos los países de la región, incluido México, pero debemos entender que todo pasa por algo, y justo esas reflexiones son las que hacen que la literatura este más viva que nunca. "Si yo quiero buscar algo de qué escribir sólo busco en mi realidad".
 
Por eso comenta que para él la literatura es un "fuego en medio de la noche que calienta y que convoca, aunque si uno se acerca demasiado se quema".
 
EL INFORMADOR/ ILSE MARTÍNEZ