Libros en braille con avances significativos

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2013).- Aunque son buenas las condiciones de la producción de libros en sistema braille en México, aún falta consolidar áreas de accesibilidad en la literatura general especializada para personas con discapacidades visuales, además de mejorar los materiales de impresión e incrementar la distribución de ejemplares a zonas más vulnerables.

Estos fueron algunos de los temas principales que se analizaron durante el diálogo: "Acceso a los libros para personas con discapacidad visual. Retos y actualidad", en el marco del Día a Internacional de la Discapacidad (3 de diciembre), aprovechando las mesas de opinión de la Feria Internacional del Libro ( FIL) de Guadalajara.

Ante un panel de especialistas en el tema de inclusión y producción literaria, Marisol Schulz, directora de la FIL, intervino sorpresiva y brevemente para exponer la postura que la feria letrista de Guadalajara mantiene ante la apertura de espacios exclusivos para la promoción y accesibilidad de obras y contenidos literarios para personas con dificultades visuales, argumentando que a partir de este 2013 se establecerán nuevos compromisos que fortalezcan la difusión y producción de ejemplares creados en braille. Además, se anunció que para la futura edición de FIL, en 2014, se dedicará un día completo de actividades durante la celebración internacional de la discapacidad.

Camerina Robles Cuéllar, presidenta del organismo mexicano promotor del desarrollo integral de los discapacitados visuales (IAP), fue contundente al exponer las carencias generales que la literatura y contenidos en braille manifiestan en México, pese a los proyectos, iniciativas y voluntades de ampliar y mejorar las áreas de accesibilidad.

Por su parte, Graciela de la Vega, ex directora del Trompo Mágico, fungió como moderadora de la mesa de diálogo en donde entrelazó situaciones y casos de éxito y trabajo en México y diversas partes del mundo, además de explicar un poco de la historia del sistema braille a nivel internacional y la evolución que ha tenido desde su creación en el siglo XIX bajo el ingenio del francés, Louis Braille, quien al quedar ciego durante su infancia, dio forma a un mecanismo de lectura mediante el uso de los dedos sobre un relieve de enumeración binario.

En este sentido, Juaquín Diez-Canedo, director general de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (Conaliteg), destacó los esfuerzos que las dependencias educativas realizan para imprimir y producir libros educativos en braille y distribuirlos en los niveles básicos como las primarias y secundarias, aunque no descartó que hacen falta más labores para completar, incrementar y mejorar la creación de los contenidos.

Entre los principales obstáculos relucen la falta de tecnologías adecuadas para perfeccionar los resultados de impresión por materiales más resistentes que permitan una mayor duración de vida de los libros, así como un análisis de los contenidos para comprimir los contenidos educativos de los mismos, pues expuso que mientras un solo libro es ligero y compacto, uno en sistema braille requiere de hasta 15 tomos, lo que dificulta el traslado de los mismos para los estudiantes.

Diez-Canedo señaló que ya se cuentan en sistema braille los 48 títulos (para las 17 asignaturas básicas) de los libros de texto gratuito con más de 35 mil ejemplares en distribución.

Casos de éxito

Wanda Gomes, editora de WG Producto, presentó un sistema mejorado para la impresión del braille, en donde sus características físicas permiten que el lector con problemas visuales aproveche mejor los contenidos, además de estimular otros sentidos como el tacto y el olfato, pues sus ejemplares cuentan con materiales más resistentes y gruesos que no se deforman con el uso constate, además de impregnar aromas que guían la narrativa o contexto de la lectura.

Mediante procesos químicos y de ingeniería, Gomes, logra instalar en las páginas toques aromáticos de chocolate u olor a bebé, no obstante aclaró que las tecnologías usadas para este mecanismo no son tan nuevas, pero apoyada por un grupo de diseño gráfico se consigue una adecuada implementación de las herramientas tecnológicas.

Expresó que aún falta cambiar la mentalidad de las editoriales para que comiencen a participar y ampliar la oferta de lectura en el sistema braille, pues al menos en Brasil, se leen 10 libros por año, además de generar ejemplares a menor costo para que más personas puedan adquirirlos.

EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ