Cultura | Impronta y Amate, ejemplos de tradición y modernidad Libros atemporales Guadalajara ofrece diversos medios para acceder a la lectura, desde la impresión de libros en su método tradicional hasta los que utilizan nuevas tecnologías Por: EL INFORMADOR 17 de junio de 2016 - 04:16 hs Impronta nos da una muestra de los tipos móviles que posee. Los equipos datan de la mitad del siglo XIX y comienzos del XX. ESPECIAL / Impronta GUADALAJARA, JALISCO (17/JUN/2016).- Los últimos años de la Edad Media significaron también un cambio esencial en la lectura: la invención de la imprenta sucedió en el ámbito germano con tipos móviles con los que Gutenberg imprimió la Biblia. La posibilidad de reproducir textos provocó un antes y después en la educación y en la historia universal: sucesos como la reforma protestante comenzada por Martín Lutero en el siglo XVI, o la ilustración del XVII y la posterior Revolución francesa en siglo XIX son impensables sin la capacidad de transmitir ideas de forma masiva, uno de los beneficios de la imprenta. Retomando el arte de la impresión: Impronta Aunque las tecnologías han avanzado hasta la distribución de libros, noticias y todo tipo de mensajes a través de bits, sin necesidad de un soporte físico como lo fue el libro durante los últimos cinco siglos, todavía hay editoriales que abogan por el aspecto artístico de la impresión. En Guadalajara, Impronta Casa Editorial es una digna representante de esta tendencia de preservación de los libros producidos lejos de las computadoras y las grandes impresoras de la actualidad. Para adentrarnos en este mundo de tecnologías de antaño, Clemente Orozco Farías nos abrió las puertas de este hogar literario, que además funge como librería y cafetería. Ubicada en Penitenciaría núm. 414 (entre Libertad y La Paz), esta finca recibe a los visitantes con un típico patio central, poblado de plantas. Tras pasar las mesas de la cafetería, al fondo del patio encontramos las dos primeras habitaciones. Al centro el cuarto que alberga una variante del linotipo, esto es, la máquina que funde el plomo para darle forma a las piezas de tipografía. En este caso, su mecanismo produce líneas completas. A sus costados hay un par de chibaletes, cajones de unos quince centímetros de altura con múltiples divisiones para allí guardar las letras. En este mismo espacio encontramos también una cosedora de libros, porque en el proceso más tradicional de elaborar los libros éstos siempre se cosían. En la habitación a la izquierda del patio hallamos menos maquinaria para la impresión: hay papeles, prensas para la encuadernación y mesas de trabajo. A este espacio vienen a parar los pliegos impresos. El asombro para quien visite el lugar por primera vez vendrá con el corazón del taller, la gran habitación al fondo de la construcción en donde se han dispuesto linotipos, imprentas, máquinas para grabados, mesas de trabajo con libros ya formados (“compuestos”, en el viejo léxico, o “diseñados”, en el moderno). Aunque el día de la visita las máquinas no están en funcionamiento (sábado) es innegable el fuerte olor a tinta que impregna el ambiente. Sobre una de las máquinas, comenta Clemente, se posan portadillas para “El guardagujas”, cuento de Juan José Arreola. Son el resultado del taller impartido un día previo, en el que los estudiantes compusieron tipográficamente el cuento. Para los amantes de los detalles, la impresión con tipos móviles aporta una experiencia de lectura diferente, pues por su proceso los tipos no sólo dotan de tinta al papel: también ejercen presión sobre éste, de modo que un libro impreso con esta tecnología presenta una superficie y una textura únicas, coronadas por la tinta. Esta fascinación por los detalles y los cuidados de todo el proceso hacen que en Impronta el papel sea un insumo de calidad, mismo que se nota en sus ejemplares. En general, los equipos de Impronta datan de la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX. Amate, la tecnología para divulgar los textos Del otro lado de la moneda, o en el reverso de la página, en este caso, la impresión digital es uno de los recursos más actuales para los libros. Las impresoras digitales pueden ofrecer la oportunidad de imprimir “por pedido”, desde un libro. Antes de la llegada de la impresión digital, imprimir sólo un libro resultaba en un costo exorbitante para el cliente. Una editorial que recurre a esta tecnología es Amate, editorial tapatía con varios decenios de historia. A lo largo de estos años, el quehacer editorial se ha adaptado a los nuevos tiempos, pero para Heriberto Camacho, su director, el libro no desaparecerá. Lo que cambia son los métodos para producirlos. Para conocer sus metodologías actuales, visitamos las instalaciones de Amate, en donde encontramos dos grandes impresoras digitales donde se producen los materiales. En cuestión de minutos (siete y medio, para ser exactos), una de ellas imprimió un libro de casi 400 páginas; mientras que la otra, imprimió las páginas a color para encartar dentro del ejemplar, además de que allí se pueden imprimir las portadas. Pero antes de concretar la impresión a esta velocidad, el equipo editorial afinó los detalles del diseño del libro en los programas computacionales destinados para ello. El paso para comenzar el tiraje se da una vez que el autor da el visto bueno para los interiores. Una vez que la portada y todas las páginas del libro están listas, lo siguiente es unirlas para pasen se conviertan en un libro. Para ello, Amate cuenta con una cosedora de libros, en caso de que lo precisen; si no, pasan directo a la máquina que tomará el bloque de páginas para pegarlas con la portada, no sin antes calibrar perfectamente las medidas. Sólo resta el llamado refil con la guillotina, para empatar la longitud de la portada con las páginas al interior. Entonces sí: el libro está presentable, luego de apenas pocos minutos de haberse comenzado a hacer. IMPRONTA Fundada en 2014, Impronta ha presentado libros hechos con esmero y cuidado en su taller, con títulos como “Bisel” de Julián Herbert, “Caminar” de Henry David Thoreau o “Una caja adentro de una caja adentro de una caja” de Luigi Amara. AMATESe caracteriza por presentar una selección de títulos que buscan dar cuenta del pasado de la región, “No por nostalgia”, aclara Heriberto, “sino para informar a las nuevas generaciones de la historia”. Sus publicaciones se dividen en doce colecciones temáticas, con libros que ofrecen la poesía de Alfredo R. Placencia, un recuento de las cantinas tapatías, un diccionario sobre la guerra cristera, entre tantos otros temas. Las instalaciones de Amate (Madero, núm. 616) abren sus puertas para los lectores: en el primer piso se encuentra su librería, con la biblioteca para consulta abierta en el segundo piso. LOS LIBROS DE LA SEMANA• “Bisel”, poemario de largo aliento en el que el escritor Julián Herbert juega con el amor, la sensualidad y el lenguaje. Obra que acerca a los primeros lectores a la poesía del poeta y narrador coahuilense. Muestra de que las palabras son el instrumento perfecto para moldear el deseo y la pasión. “Bisel” fue el libro con el que la editorial tapatía Impronta comenzó su labor en las letras. • “Caminar”, libro capital en la obra de Henry David Thoreau. Concebido como una conferencia, que sería leída en múltiples ocasiones, es una larga reflexión sobre el arte de caminar, como su título bien lo índica. Aunque también es una alegato a favor del pensamiento fuera de los márgenes establecidos. • “Flores en el intento”, poemario de Sebastián Goyeneche que se divide en dos partes: “flores”, veintiún poemas, que a manera de collage reúnen elementos de lo cotidiano y lo social, y “el intento”, veintiún poemas mínimos, que bordea el aforismo y los haikús, que reverberan por los espacios en blanco de las páginas condensando el lenguaje. • “Una caja adentro de una caja adentro de una caja”, más que un libro de contenido poético o narrativo, que lo es, es una declaración de intereses. De contenido reflexivo sobre museos, galerías y espacio que legitiman el arte. Con aforismos y fragmentos, usuales en Luigui Amara, reflexiona sobre la importancia del lenguaje en arte contemporáneo. • “El show de los muertos”, es un poemario del tapatío Enrique Carlos, poeta y músico líder de la banda Naranjito Blues, en el que utiliza el lenguaje para hacer desfilar sus obsesiones: la música, la pintura y la literatura. Con cada texto el poeta logra poner a los muertos a dialogar sobre estos temas o con la misma muerte. Libro que fue merecedor del Premio Nacional de Poesía Joven Guillermo López Muñoz, en el año 2014. • “Las gallinas no tienen remedio”, libro de Luis Palacios Kaim, es una obra que reúne su producción de aforismos, apuntes y fragmentos a manera de un cuaderno personal. De humor cotidiano, el libro va desde la filosofía que sentencia, hasta la ironía y el juego de palabras. Un ejemplo de que la literatura abarca los temas más variados como el arte o la casa, y los lleva a un nivel de comprensión diferente. • “The contracted position”, es el primer libro de la Serie Arte, que consta de sólo 200 ejempares numerados y realizados en encuadernación rústica. El ejemplar, de José Dávila,es un ejemplo de cómo la literatura bordea diversas disciplinas como la pintura. El libro en sí mismo funciona como una instaclación ya que reúne algunos fragmentos de una exposición del mismo nombre. •“Lesivo”, trabajo editorial de la exposición del mismo nombre, de la escritora Julieta García. El libro pone a debate la situación, en voz de seis mujeres, que sufren las mujeres en un contexto social de violencia. Temas Literatura Libros Editorial Lee También Un diálogo entre la poesía y las artes gráficas Este es el libro argentino que levantó la furia del gobierno ¿Cuánto cuestan los boletos para la FIL 2024? 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