Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Cultura | Un libro sobre el mundo que le tocó vivir a Fuentes durante su paso siempre observador

Libro revela personajes que habitaron el mundo de Carlos Fuentes

''Personas'' es un compendio de semblanzas anecdóticas o de anécdotas con semblanza incluida

Por: NTX

Un libro en el que cabe mucho de Carlos Fuentes. ARCHIVO  /

Un libro en el que cabe mucho de Carlos Fuentes. ARCHIVO /

CIUDAD DE MÉXICO (16/JUL/2012).- Entre las últimas palabras impresas del escritor mexicano Carlos Fuentes (1928-2012) destacan las que dejó sobre varias personalidades de la cultura del siglo XX con quienes convivió y algo aportaron a la configuración del Fuentes universal, capaz de comprender la pluralidad de realidades a las que se enfrentó como ciudadano del mundo.
 
Publicado por Alfaguara unas semanas después del deceso del intelectual mexicano, ocurrido el 15 de mayo pasado, "Personas" es un compendio de semblanzas anecdóticas o de anécdotas con semblanza incluida.
 
También es un libro sobre el mundo que le tocó vivir a Fuentes durante su paso siempre observador, lo mismo por México, que por Francia o algún país de América Latina.
 
El volumen, de 259 páginas, reconstruye para la posteridad su percepción del periodista Jean Daniel y la opinión que Fuentes tenía sobre el deber ser de la profesión; la ética y profesionalismo que ejercía el comunicador y el profundo respeto que le mereció la inteligencia y agudeza de un hombre de su tiempo que supo entender la relación que debía tener con el poder.
 
Sobre Alfonso Reyes hace una descripción del niño que vivió con gran dolor la pérdida del padre, el general Bernardo Reyes, en un episodio de la Revolución; y luego del autor, formado en el Ateneo de la Juventud, en medio de una generación pujante.
 
Su estancia en España y en Buenos Aires, y la descripción de su prosa, cuyo valor, asegura Fuentes, fue ofrecer "una visión contemporánea que borra distancias y nos enseña a entender hoy, en una prosa de hoy, lo que heredamos del pasado".
 
Ante las críticas de los resentidos, su enseñanza vital de que "La única manera de ser nacional consiste en ser generosamente universal, pues nunca la parte se entendió sin el todo", y un epílogo sobre la cercanía, el respeto y el afecto que hubo entre Reyes y el padre de Fuentes, primero, y el propio Fuentes después.
 
También cuenta anécdotas que atañen a la genialidad del cineasta español Luis Buñuel; su excentricidad, su ideario surrealista retratado en "Un perro andaluz" o "La edad de oro"; su llegada a México, y la gestación de "Los olvidados".
 
Perfila a un Buñuel anarquista, pensante y hasta práctico, que presta atención minuciosa a los objetos; que ve la mezquindad humana lo mismo en ricos que en pobres, y cierra con un recuerdo del cumpleaños 77 de Buñuel y una conversación con Regis Debray, en una especie de relevo generacional.
 
Dedica un apartado a sus maestros universitarios, empezando por José Campillo, seguido por don Mario de la Cueva y don Manuel Pedroso, de quienes aprendió el ser universal, y de quienes admiró su amplia cultura humanística, lo mismo que del doctor Ignacio Chávez, quien lo sorprendió con su atiborrada biblioteca llena de clásicos de la literatura universal.
 
Mención aparte le mereció la admiración que tuvo por el político francés Francois Mitterrand, a quien recuerda culto, inteligente y político, en la ceremonia de ascenso al poder, desde una comitiva de autores en boga, entre ellos Fuentes y Arthur Miller, pero también Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Juan Bosch y Miguel Otero.
 
De su vida en París también extrae de sus recuerdos a André Malraux, ministro de Cultura de Mitterrand, a quien rememora al lado de De Gaulle, Sartre y Mauriac; pero también como un fabricante de frases célebres y de ideas incitantes, para quien era más importante la creación que la perfección, y para quien al final de su vida Fuentes, en su calidad de embajador mexicano en París, pidió un homenaje nacional.
 
Al cuarto poder dedica otro apartado para hablar de Fernando Benítez, el maestro, el elegante periodista que creó en México una forma de hacer periodismo cultural, que dejó para la posteridad grandes investigaciones que se ocuparon de los indios de este país, o de la explotación henequenera.
 
El tipo que en un BMW despilfarraba su sueldo en multas para darse el gusto del exceso de velocidad, al mismo que realizaba heroicas excursiones por lugares apartados de la civilización para después dar testimonio de otras realidades e injusticias que imperaban en el territorio nacional.
 
También habla del periodista estadounidense Tom Wicker y del editor español Jesús de Polanco; de sus proezas periodísticas pero, sobre todo, de la amistad que unió a Fuentes con ambos personajes, cuyas batallas contribuyeron a configurar la democracia de sus países.
 
Pablo Neruda y Julio Cortázar, y cuatro escritores "gringos", amigos suyos: Arthur Miller, John Kenneth Galbraith, William Styron y Arthur Schlesinger; también ocupan destacado espacio en estas "Personas", de Fuentes.
 
La recta final está dedicada a tres "mujeres desconocidas", que igualmente aportaron valiosas enseñanzas a Fuentes: la filósofa alemana y religiosa Edith Stein; la rusa Anna Ajmátova y la filósofa judía-francesa Simone Weil; y a "dos mujeres por conocer": Susan Sontag y María Zambrano.
 
El último apartado está dedicado al general Lázaro Cárdenas del Río, a quien en 1961 acompañó durante una gira por varios estados del país, desde la cual Fuentes analiza a un Cárdenas consecuente con su ideario político; fiel a sus obligaciones, que nunca olvidó su origen; un gobernante que impulsó el desarrollo con justicia.
 
Un político que puso los principios por delante de los intereses y que nos dijo a las siguientes generaciones que "miles de mexicanos padecen aún las necesidades más elementales y que superar esa situación debe estimular y justificar a los gobiernos mexicanos".

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