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Cultura | La literatura y el narco, una combinación exitosa que muestra una realidad no deseada

Letras de grueso calibre

Subgénero literario, o movimiento estético, la relación entre literatura y el mundo del narco resulta una combinación exitosa que muestra una realidad no deseada

Por: EL INFORMADOR

''El Chapo'' Guzmán, uno de los personajes recurrentes en esta nueva combinación literaria. ARCHIVO  /

''El Chapo'' Guzmán, uno de los personajes recurrentes en esta nueva combinación literaria. ARCHIVO /

GUADALAJARA, JALISCO (23/NOV/2012).- Es un producto resultante de la relación entre la literatura y el mundo del narco, y que ha dado sus frutos en los últimos años, destacando bien sea por la vitalidad del subgénero –calificado así por respeto a los críticos-, o por su capacidad para reflejar una realidad que nadie quiere, pero que produce una fascinación y golpea la vida de todos, y que puede constituirse en un nuevo paradigma dentro de la literatura hispanoamericana.

Fascinación e impacto social

Novela negra, policíaca, investigación periodística, literatura de ficción, la lista de géneros y subgéneros es larga. “Todos los acontecimientos influyen en la temática que practican las narrativas; y en la actividad de las organizaciones criminales tienen que generarse ‘héroes’ que se connotan, y que no son sino referencias, reales o fantásticas, a una vivencia que causa impacto en la sociedad”, apunta Felipe de Jesús Garibay Valle, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara.

El también presidente de la Academia de Derecho Procesal Penal, resalta que los lenguajes coloquiales han cambiado: “es la repercusión de lo que suena en la opinión pública, y que hace admirar y repeler las cosas”. Es innegable la relación entre este subgénero literario con una cuestión económico-cultural: “Es una repercusión del modo de ser y vestir de quien tiene el poder. Quienes arriban a las jefaturas de esas organizaciones son personas que sirvieron a gente de recursos. Al momento que toman poder lo imponen como una moda”. Y es por ello que la función de este tipo de escritura “recae en la admiración y el diálogo público de la gente que admira a esos “héroes” negativos –visto moralmente-, porque pueden llegar a ser héroes como Pancho Villa, que era un robavacas. Si el ‘Chapo’ llega a ser presidente, le vamos a vitorear todo lo que diga”.

Élmer Mendoza, escritor cuyas obras más conocidas están inmersas en la “narcoliteratura”, refiere que este éxito y fascinación “vienen de que es un problema y hay muchas muertes. Si sólo se tratara de adictos no sería tanto. Las personas expresan constantemente cómo se altera la vida y los escritores cazamos esa realidad. No puedo negar que los acontecimientos han modificado mi visión. También se han ampliado los criterios del tratamiento del tema. No es circunstancial; es que hay un asunto grave”. Y apunta que “ojalá sea una moda de esas que se quedan. Creo que el impacto de la realidad y  la curiosidad de ver cómo lo expresamos, lo han convertido en un movimiento estético poderoso, porque los escritores probablemente seamos los terceros que le estamos metiendo al asunto”.

Público diverso

Garibay Valle apunta que “la cultura se ha modificado. Quien tiene acceso a este tipo de obras, son los que admiran a este tipo de gentes. Antes admirábamos a los que traficaban con alcohol en Estados Unidos. Lo que leemos es el relato del acontecimiento que facilita el acceso a la información”. El público adulto tiene sus preferencias. Prefiere leer a Fuentes, Ibarguengoitia o a Vargas Llosa que al “Tuercas”, al “Peludo” y al “Patotas”. En contraparte, Mendoza indica que “hay una gran variedad, pero es un público que puede comprar libros. No creo que sean delincuentes. Es la clase que lee, que tiene curiosidad por ver qué estamos haciendo y tiene la opción de escoger”.

¿Positivo, o negativo?

En el artículo “Balas de salva. Notas sobre el narco y la narrativa mexicana”, Rafael Lemus (2005) levantó polémica sobre el tema de la también llamada “narco-narrativa” y la concepción de un género literario.
 
Argumentaba que se trataba de narrativas carentes de técnica novedosa y de una publicación apresurada. En la misma publicación, Eduardo Antonio Parra (noviembre de 2005), con el artículo “Norte, narcotráfico y literatura”, resalta la necesidad de una narrativa mexicana que muestre la realidad política y social de México frente al narco.

Élmer Mendoza señala que “lo importante es hacer obras que queden por su la calidad con que están hechas; no por el tema”. Y reflexiona que “estamos en una etapa que creí que ya habíamos pasado, donde los autores tenían la verdad. Creo que la literatura que estamos haciendo se está convirtiendo en una literatura social, porque señala una situación particular en un país, debilidades profundas y notables, podredumbre y corrupción”.

Además, abona Garibay, “la palabra dicha con elegancia puede referirse incluso a cosas malditas, léperas, porque es una forma de comunicación e involucramiento con el acontecer diario”, y señala que, por una parte, las obras literarias referentes al mundo del narco incentivan la afición de los jóvenes que, carentes de trabajo, ven una solución en esos héroes crecidos, lo que prolifera el rating. Incluso puede generar prosélitos en actividades de este tipo, “pero si sólo leyéramos los cuentos de Hans Christian Andersen, los enajenados seríamos nosotros. El que la gente viva, comente y critique lo que está pasando es positivo. Y no es malo que se habitúen a la lectura si creamos una fuente de acondicionamiento para que los jóvenes lean; sólo hay que ponerle de ambos tipos de literatura”.

Frases:

“Son referencias, reales o fantásticas, a una vivencia que causa impacto en la sociedad”, Jesús Garibay Valle, profesor del Departamento de Estudios Jurídicos del CUCSH

“Las personas expresan cómo se altera la vida y los escritores cazamos esa realidad. Los acontecimientos han modificado mi visión”, Élmer Mendoza, escritor

Presentaciones sobre literatura social en la FIL 2012

- El Imperio del Chapo, 27 de noviembre, Salón 5, planta baja de la Expo Guadalajara 17:00 hrs.
- El narco, 28 de noviembre, Área internacional de la Expo Guadalajara  20:00 hrs.
- Levantones. Historias reales de desaparecidos y víctimas del narco, 30 de noviembre, Salón 2, planta baja de la Expo Guadalajara 16:00 hrs.
- México en llamas, el legado de Calderón, 1 de diciembre, Salón 1, planta baja de la Expo Guadalajara 16:00 hrs.
- La guerra de los Zetas, 1 de diciembre, Salón 2, planta baja de la Expo Guadalajara 18:00 hrs.
- Historias de resistencia ante la guerra en México, 2 de diciembre, Salón C- Área Internacional de la Expo Guadalajara 12:00 hrs.

EL INFORMADOR / ROBERTO CONTRERAS

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