Letras chilenas: mar de voces en el desierto

GUADALAJARA, JALISCO (24/NOV/2012).- A lo largo de los años, la literatura chilena ha sido reconocida, ante todo, por la cantidad y trascendencia de sus poetas (Gabriela Mistral, Pablo Neruda, Gonzalo Rojas, solo por mencionar algunos) pero contiene una amplia variedad de voces en todos los géneros, a la que conviene prestar atención. Muchas de esas voces se dan cita en esta Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Aunque el gran Nicanor Parra, quizá el poeta vivo más importante de lengua española, no asiste a la FIL (es un hombre de 98 años y no sale apenas de su casa), la tradición de la poesía chilena está perfectamente representada por dos incuestionables: Raúl Zurita y Óscar Hahn.

Zurita se convirtió en una de las grandes voces en contra de la dictadura de Pinochet, con la realización de performances tan crudos y anticonvencionales como arrojarse ácido al rostro, escribir con un avión en el cielo de Nueva York o grabar una frase gigante en el desierto chileno, “Ni pena ni miedo”, que puede verse al sobrevolar el área. Pero más allá de estas acciones, su esplendida poesía, contenida en libros como Anteparaíso, Canto a su amor desaparecido o La vida nueva, ha sido reconocida con diversos premios y, más importante aún, por cientos de lectores. Sus lecturas en vivo son una experiencia mayor para un aficionado a la poesía.

Óscar Hahn, por su lado, era ya un autor conocido en su país cuando debió exiliarse a Estados Unidos durante la dictadura (que prohibió la circulación de su libro Mal de amor, por considerar uno de sus textos irrespetuoso con los símbolos religiosos). Hahn ha sido celebrado como autor de una poesía que hace convivir el lenguaje libresco y las referencias más culteranas con el lenguaje callejero y otro tipo de materiales como la crónica periodística. Otros libros suyos con Imágenes nucleares y Estrellas fijas en un cielo blanco. Actualmente reside aún en Estados Unidos, como académico de la Universidad de Iowa.

Otros de los poetas presentes en la feria serán Elvira Hernández (autora de La bandera de Chile), una firme opositora a la dictadura;  la no menos combativa Carmen Berenguer, quien escenificará un recital; Ludwig Zeller, autor, también de una importante obra gráfica y pionero del collage; Leonardo Sanhueza, autor de un par de poemarios extraordinarios, Colonos y La ley de Snell; los artistas de lengua mapuche Gabriela Huinao y Elicura Chihuailaf; el también documentalista Santiago Elordi y el investigador Marcelo Rioseco.

Quizá se echan en falta más nombres, considerando la amplitud de alcances de la poesía chilena: autores como Diego  Maquieira, Bruno Vidal, Gladys González o Yanko González habrían sido invitados excepcionales. Pero el acento de la delegación organizada por el invitado especial parece puesto más bien en la narrativa.

Narradores para seguir párrafo a párrafo

Jorge Edwards y Diamela Eltit, por su lado, encabezan a los narradores. Edwards, diplomático de carrera, ganador del premio Cervantes 1999 y uno de los nombres sobrevivientes del boom latinoamericano, es recordado por su libro testimonial Persona non grata, en el que rememora sus difíciles tres meses como embajador del gobierno de Salvador Allende en la Cuba de Fidel Castro; fue uno de los primeros intelectuales en denunciar el autoritarismo cubano. También se le recuerda por su novela El museo de cera.

Por su lado, Diamela Eltit fue otra opositora que encontró problemas para publicar durante años en su país. Entre su vasta obra narrativa destacan su primer trabajo en la novela, Lumpérica, y otras, como El cuarto mundo y Los vigilantes.

La gama de narradores chilenos presentes en FIL es amplia. Desde la ironía de Alberto Fuguet, un explorador de la vida contemporánea a través de la cultura pop y el cine, hasta la delicadeza poética de la prosa de Andrea Jeftanovic; desde la crónica burlesca y brillante de Pedro Lemebel hasta el rigor verbal de Gonzalo Contreras, el menú es amplio.

Y en FIL estarán Alejandra Costamagna, Nona Fernández (una autora muy notable, a la que vale la pena acercarse), Patricio Fernández, Pablo Simonetti (todo un best-seller en su país), Lina Meruane (ganadora del premio Sor Juana de este año), Cinthya Rimsky, Sergio Missana, Rafael Gumucio, Claudia Apablaza, Matías Celedón (auto de la notable Trama y urdimbre), Álvaro Bisama, entre muchos más.

¿Ausencias? Quizá la única muy notable para el lector mexicano sea la de Alejandro Zambra, cuyas novelas han sido distribuidas en nuestro país y que, de acuerdo al programa, sólo estará en forma cinematográfica, pues se proyectará Bonsái, cinta basada en su novela homónima.

Tampoco deja de resultar curioso que la delegación no incluya a Benjamín Labatut, ganador del premio Caza de Letras de la UNAM 2009, cuyo libro La Antártica empieza aquí fue publicado en nuestro país y ampliamente distribuido por Alfaguara.

Y por si se lo preguntaban, varias figuras tutelares de las letras chilenas serán recordadas: Roberto Bolaño (en una mesa que incluye al mexicano Carlos Velázquez), Nicanor Parra (por el crítico español Ignacio Echevarría); Gabriela Mistral (de la que se exhibirá un documental) y Pablo Neruda, en voz del mismísimo Raúl Zurita.

Para una semana, parece más que suficiente.

Antonio Ortuño

PARA NO PERDERSE

Bolaño, presente

Domingo 25

Conversando sobre Roberto Bolaño

Participa: Roberto Brodsky, Ignacio Echevarría, Rodrigo Pinto, Carlos Velázquez.

Pabellón de Chile, País Invitado de Honor

17:00 a 17:50