Domingo, 17 de Noviembre 2024
Cultura | La pintora falleció a los 94 años

Leonora Carrington, protagonista del Surrealismo

La artista que marcó al mundo de la plástica nacional, deja tatuada a una generación de artistas, admiradores de su obra

Por: EL INFORMADOR

Se fue Leonora Carrington;
al rato me toca a mí: Poniatowska


GUADALAJARA, JALISCO (27/MAY/2011).-
Una de las últimas pintoras sobrevivientes de la época dorada del Surrealismo, Leonora Carrington, falleció el pasado miércoles a la edad de 94 años en la Ciudad de México, donde vivió discretamente durante décadas.

Su deceso provocó consternación en el mundo cultural mexicano y para despedir a la artista británica se tiene preparado hoy un multitudinario homenaje en el Palacio de Bellas Artes, según anunció el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conculta).

Se espera que miles de personas asistan a ese recinto para llevar flores, velas y mensajes dedicados a Carrington, comentó Consuelo Sáizar, directora del Conaculta.

La pintora murió debido a una enfermedad respiratoria en el Hospital Inglés de la capital del país, indicaron sus familiares.

Carrington, una mujer de belleza impresionante en su juventud que se hizo famosa por sus pinturas de mujeres y bestias míticas, comenzó su contacto con el surrealismo a finales de la década de 1930, cuando vivió un apasionado romance con el artista alemán Max Ernst.

La pintora, escultora y escritora, hija de un empresario textil, nació en 1917, en Lancashire en el Norte de Inglaterra. Vivió su infancia en una mansión victoriana, pero pronto se rebeló contra las estructuras de una vida millonaria gobernada por nanas y tutores.

En 1942, llegó a México, pero desde 1968 alternó su residencia entre Ciudad de México, Chicago y Nueva York, y presentó su obra tanto en exposiciones individuales como colectivas alrededor del mundo.

Sus obras se venden en miles de dólares en todo el mundo, pese a la fama y el reconocimiento rara vez la pintora dejó su casa de la colonia Roma, en la Ciudad de México, por miedo a volar en avión.  En una subasta de la casa Christie's, su obra La Giganta, que muestra a una mujer enorme cubierta con una capa blanca rodeada de aves en vuelo, alcanzó un precio de 1.48 millones de dólares en 2009.

Carrington conoció a Max Ernst en Londres a los 19 años y quedó deslumbrada por el famoso pintor 26 años mayor que ella. Más tarde, se fugó a Francia con él, en contra de la voluntad de su autoritario padre. Con él, Carrington conoció a otros artistas surrealistas como Salvador Dalí, Luis Buñuel y André Breton, mientras estudiaba pintura y ganaba reputación como una joven salvaje.

Su romance terminó durante la Segunda Guerra Mundial cuando los nazis encarcelaron a Ernst por crear arte subversivo. Devastada, Carrington viajó a España donde sufrió un colapso nervioso y fue internada en un hospital psiquiátrico.

La llegada a México

Frustrando los intentos de su familia por regresarla a Inglaterra, Carrington se casó con un diplomático mexicano para obtener documentos de residencia, tomó un barco a Nueva York y después viajó a México donde hizo amistad con las artistas Frida Kahlo y Remedios Varo y comenzó a pintar.
Más tarde, contrajo matrimonio con el fotógrafo húngaro Chiqui Weisz con quien tuvo dos hijos, Pablo y Gabriel.

En un comunicado, el Conaculta señala que “fue una creadora de mundos míticos en donde los seres mágicos y los animales ocupan un lugar sobresaliente”. Agrega que “cobras que se funden con cabras, cuervos ciegos que se transforman en árboles y espíritus que habitan casas, son algunas imágenes que surgieron de una mente obsesionada por representar una realidad que trasciende a la que se ve y se vive cotidianamente”.
Hace un mes, la escritora mexicana Elena Poniatowska lanzó en Madrid una versión novelada sobre la vida de Carrington y en México se inauguró una exposición retrospectiva sobre su prolífico trabajo.

“No sólo fue una gran artista sino también una precursora del movimiento feminista por la visibilización del papel de la mujer en el arte”, dijo la escritora Poniatowska, tras enterarse de  la muerte de su amiga.

Las voces y reacciones

Francisco Barreda,
director de Artes Visuales de la Secretaría de Cultura
Fue  una mujer que dejó una gran huella dentro del surrealismo en el mundo. Su obra, la comparó con otra gran pintora, Remedios Varo. Ambas marcaron una importancia dentro del surrealismo, de eso marcado por la influencia de vivir en México.

Jesús Guerrero Santos, artesano
Siendo una persona un poco ajena a nuestra cultura, Leonora pisó ese estrato en el que el hombre es universal porque todos soñamos, todos vivimos un rato fuera de nuestra realidad y Leonora hizo ese trabajo empapado de belleza, cuando la belleza todavía estaba en el arte. Yo recuerdo haber estado en algún museo del Distrito Federal haciendo cola pero no para entrar al edificio, sino para ver los cuadros de Leonora, y para mí, tuvo una forma de expresarse muy de ella, en la que iba contándonos lo que le narraron de niña como en una sustracción de la realidad.

Verónica López, periodista cultural Medios UdeG
Con Leonora se va toda una generación, la de los más combativos artistas plásticos que tuvo México. Ella representa no nada más esta oleada de migrantes que trajo la Segunda Guerra Mundial o de pensantes que trajo el fascismo, sino el pensamiento más desentendido de los compromisos institucionales. Por eso su obra sigue siendo confundida con la de Remedios Varo, pero ella experimentó todas las posibilidades incluyendo la literatura, escultura y pintura, aunque fue menos conocida como escritora. Sus obras siguen siendo vigentes por su sólido estilo literario en el que el Surrealismo encuentra una veta de sumo interés.

Ricardo Duarte, director de Cultura Tonalá
Probablemente en el imaginario colectivo Leonora Carrignton era un icono viviente porque su misma presencia estaba en total concordancia con el surrealismo que ella representaba y plasmaba en su obra. Este mito de su vida se volvía realidad en cada una de sus apariciones y en cada una de sus obras que seguían manteniendo esa riqueza y vigencia aún ahora cuando tenemos propuestas con nuevos soportes, lenguajes y formas.
Recuerdo bien la exposición de Leonora, Cuerpo del Cosmos, en el Museo Raúl Anguiano durante abril y junio de 2004, en mi gestión, que afortunadamente fue el pretexto para rescatar unas piezas suyas de gráfica que ingresaron a la Colección Ciudad de Guadalajara que resguarda el museo.

Paco de la Peña, director del Museo Regional de Guadalajara
Hablar de Leonora Carrington es la última figura del Surrealismo. Cuando llegó a México, aquí se desarrolló y logró influenciar a muchísimos artistas. Ha sido una figura central e imprescindible del arte nacional.

Felipe Covarrubias, diseñador gráfico y galerista
Leonora vivió, hizo su vida y dejó un gran legado para este país. Desde que llegó no hizo otra cosa más que trabajar y hacerlo muy bien. Yo me siento gratificado por todo lo que nos heredó, pero estas muertes –hasta es un anatema decirlo- no pesan porque no pudo ser más rica su existencia. Hizo todo lo que pudo y quiso: teatro, escenografía, vestuarios, pintura, escultura, gráfica, incluso música. Cuando se tiene esa vida tan llena y además longeva, uno dice ‘no le faltó nada’. Pesan cuando la gente se va dejando de hacer o debiendo haberlas hecho, en el caso de Leonora creo que se va arropada. Descanse en paz, creo que es de las personas que no tendrán ningún problema para descansar en paz.

Avelino Sordo Vilchis, diseñador gráfico
La muerte de Leonora Carrington me sabe al acto de terminar de leer un libro de esos que no quisiéramos que se acabaran nunca. Y que duele cerrarlo: las cosas ya no serán igual. Incluso, si lo releemos ya no será lo mismo. La Carrington era el último vínculo directo que nos quedaba con uno de los movimientos artísticos más trascendentes del siglo XX –precisamente el de los grandes movimientos artísticos-: el Surrealismo. Pareja de mi admiradísimo Max Ernst, esposa de Renato Leduc, camarada de Joan Miró y André Bretón, mexicana por elección. Testigo de los grandes crímenes del fascismo y de dos sangrientas guerras, escritora de refinado talento, pintora de sueños, de sus sueños, de nuestros sueños. Termina una época, ¿comienza otra?

Con información de Agencias, Mayra Torres y Ana Guerrerosantos

La Dama Leonora
A Leonora Carrington, le pareció insuficiente el universo en que le correspondió vivir y en un trance genial, ejerciendo el supremo derecho a la libertad creadora, se regaló y nos heredó –quizá sin merecerlo- un gran legado de nuevos universos, que  nuestra generación y otras venideras, tardaremos mucho tiempo en comprender y desentrañar a fondo.

Hermosa y elegante dama de la pintura, la ejerce y la convive de “tu a tu”, entre los grandes; el  dinámico mundo del siglo XX le depara un lugar de honor en el Surrealismo y ella con su obra lo engrandece; y ahora con su despedida, el Surrealismo muere un poco.    
Los años de su vida, se viven completos, un buen ejemplo a seguir, a diferencia de algunos de sus contemporáneos que en sus últimas obras, tristemente reducen creatividad, pero aumentan tamaño y precio, afortunadamente para ellos –siempre habrá “coleccionistas” que pagan por la firma- aunque la obra no valga.

Leonora merece ser vista en otra perspectiva, sin la contaminación de los oropeles fatuos de la fama y la quimera veleidosa del mercado.
Arq. Sergio Zepeda

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