Miércoles, 09 de Octubre 2024
Cultura | Literatura

Leer por gusto, sólo por gusto

Escribir y leer se erige como un antimanual que lleva a la reflexión los métodos utilizados de promoción a la lectura

Por: EL INFORMADOR

Domingo Argüelles asegura que las políticas de promoción están erradas, por ello los resultados no son los esperados. A. CAMACHO  /

Domingo Argüelles asegura que las políticas de promoción están erradas, por ello los resultados no son los esperados. A. CAMACHO /

GUADALAJARA, JALISCO (10/ABR/2011).- El gusto por la lectura no se da por arte de magia. El amor por las letras se construye o se destruye desde la infancia. El problema es que muchas ocasiones la metodología que utilizan los adultos es tan mala que se vacuna a los muchachos y en vez de amar la lectura tienden a huir de ella. Es por eso que Juan Domingo Argüelles llevó este tema a su último libro titulado Escribir y leer con los niños, los adolescentes y los jóvenes.

“Parece obvio que las ideas y las emociones bien encaminadas transforman a las personas. No hay y creo que no habrá persona que diga que leer es malo. El problema es que después pensamos que leer es todo en la vida, y sobredimensionamos esta acción”, dice este hombre originario de Chetumal Quintana Roo.

“El libro es pedagógico. No tiene el propósito de dar recetas para hacer lectores, sino reflexionar y encontrar un debate sobre lo que se está haciendo. Éste no es un prontuario ni un catecismo. No es un manual de instrucciones. Son sólo algunas reflexiones que deseo compartir, cuyo objetivo principal en la vida es entender que leer no lo es todo, si no se trata de ser feliz”.

Escribir y leer son dominios que generalmente se consiguen en la infancia, dice el autor, “pero saber escribir y saber leer, es decir, conocer el alfabeto, no garantizan a nadie volverse escritor y lector. Hay muchas personas adultas alfabetizadas a las que no les gusta leer libros y otras muchas que los leen tan sólo por necesidades que imponen la escuela o el trabajo”.

Para Domingo Argüelles, el hábito de lectura es una disciplina que se debe formar por gusto propio. “Es esencial que no se practique como una regla impuesta desde afuera, sino que se convierta en una expresión de la propia voluntad. Es por eso que equivocamos la política de promoción a la lectura en las escuelas, porque nos proponemos a obligar a los niños a leer libros que no les interesa”

México actualmente tiene un índice de lectura de 2.9 libros por persona al año. Pero eso no es lo importante, dice Argüelles, “lo que pasa es que estamos obsesionados con el índice de lectores. Creemos que decirle a los niños que lean mucho es lo importante. Actualmente hay una campaña del SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) que dice ‘Lee con tus niños, vamos a sumar horas de lectura’. Eso es una política errada, porque nos preocupamos por el cuánto y no por el cómo. La lectura debe ser por gusto, sólo por gusto”.

Los consejos

Aunque el libro se erige como un antimanual, lo cierto es que al final de cada capítulo hay un apartado que se denomina “dos cosas que razonablemente, pueden evitarse”. En el capítulo que versa sobre la velocidad con la que se impone que una persona lea un libro, el autor dice que “no hay peor pedagogía de la lectura que imponer el libro como castigo. Hacer que un adolescente que se ha comportado mal se trague sus palabras tragándose también un libro, es además de un abuso de autoridad, una forma implacable de conspirar contra la lectura”.

Otro de los consejos que se ofrecen habla el cambio de soporte en la lectura. Al respecto, Argüelles dice que “a los niños les queremos ofrecer La Ilíada de Homero pero nos enojamos cuando leen Harry Potter. Pensamos que leer culto es leer bien. Ahora los niños y los jóvenes leen más que en cualquier tiempo, están pegados todo el día a pantallas que no sólo los hacen leer, sino que los están haciendo escribir. El punto es saber cómo aprovechamos esos espacios para ofrecerles a los niños cosas propositivas pero que también los atrapen”.

Muchas veces pasa que la gente desprecia la capacidad de lectura de las personas que no son cultas, “pero muchas personas leen libros que no forman parte del canon cultural o bien de publicaciones de entretenimiento trivial. No leen con el propósito de ser cultas. Leen para pasar el tiempo, para divertirse, para recrearse y distraerse. Cuando desdeñamos lo que leeen, en vez de crearles un interés por lo que nosotros leemos, generamos un conflicto que difícilmente las conducirá a cambiar o modificar sus hábitos, sino todo lo contrario”.

Es por eso que el autor concluye, cuestionando el papel de la lectura, “los que escriben, ¿son mejores y mejoran siempre a quienes tienen a su alrededor? Los que creemos en el poder de la cultura escrita así lo deseamos siempre. Pero no hay que engañarnos; abundan los testimonios sobre grandes escritores y lectores que también se hunden como cualquier otra persona. De lo que se trata es que la lectura sea parte de la felicidad, momentánea, pero felicidad al fin”.


''A los niños les queremos ofrecer La Ilíada de Homero, pero nos enojamos cuando leen Harry Potter. Pensamos que leer culto es leer bien y eso es un error''
Juan Domingo Argüelles, autor del libro Escribir y leer.

Perfil
En torno a las letras


Juan Domingo Argüelles nació en Chetumal, Quintana Roo, en 1958. Su trabajo en la promoción de la lectura la ha hecho desde diversas aristas, pues además de la realización de diversos libros en torno al tema, ha sido reconocido por su obra poética; además, es editor.
En materia de promoción de la lectura, algunas de las obras que ha publicado son: ¿Qué leen los que no leen?, Leer es un camino y Historias de lecturas y lectores.

En su faceta como poeta, se ha hecho acreedor a los premios Nacional de Poesía Efraín Huerta, en 1987, y el de Aguascalientes en 1995.
Otros libros suyos son: Quintana Roo una literatura sin pasado (CNCA, 1990), Escribir cansa. Brevísimo diccionario del hastío cultural (Gobierno del Estado de Jalisco, 1996), Diálogo con la poesía de Efraín Bartolomé (Instituto Mexiquense de Cultura, 1997) y Dos siglos de poesía mexicana: Del siglo XIX al fin del milenio (Oceáno, 2001).

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