Miércoles, 27 de Noviembre 2024
Cultura | El libro reúne las obras del pintor que se encuentran en grandes museos

Las obras de Tamayo de museos del INBA en una pieza

El libro reúne las obras del pintor que se encuentran en grandes museos

Por: SUN

En conjunto se integraron óleos, estudios para murales, acrílicos, retraros, gouaches y pasteles. NTX / ARCHIVO

En conjunto se integraron óleos, estudios para murales, acrílicos, retraros, gouaches y pasteles. NTX / ARCHIVO

CIUDAD DE MÉXICO (06/ENE/2016).-Rufino Tamayo en las colecciones del INBA” es un libro que reúne las obras del pintor oaxaqueño que se encuentran en los museos Nacional de Arte, del Palacio de Bellas Artes, Nacional de la Estampa, de Arte Moderno y el Tamayo Arte Contemporáneo, así como en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam) y en la Colección de la Fundación Olga y Rufino Tamayo, que se halla en comodato con el INBA.

Quizás algunas de las obras se han visto en las visitas a los museos, sin embargo el libro ofrece el conjunto de ellas, dando cuenta de su riqueza, de las diversas épocas en que se hicieron —años 20 a los 90—, los temas, la variedad de técnicas que trabajó el pintor: óleos, obra gráfica, estudios para murales, grafito sobre papel, acrílicos, gouaches y pasteles, y retratos del propio artista, de su esposa Olga y de él con otros artistas tomados por grandes fotógrafos.

Es una investigación conducida por Juan Carlos Pereda, quien es uno de los mayores especialistas en la obra de Rufino Tamayo. Pereda escribe acerca de algunas de las piezas en este catálogo, de cómo fueron adquiridas por los museos mexicanos y de lo que representan dentro del conjunto de obras del pintor.

Escribe que desde los años 40, después de que artistas celosos de la mexicanidad hicieron señalamientos a Tamayo, el INBA se interesó en adquirir obras del pintor. “Tal vez el primer intento de esta institución por modernizarse, por trascender nacionalismos, haya sido la invitación que se hizo al pintor oaxaqueño para exponer en las salas del Museo del Palacio de Bellas Artes, en 1948”, señala Pereda y recuerda después que de esa muestra Diego Rivera dijo a la crítica de arte Raquel Tibol: “Nadie y después de nadie... Tamayo”.

A lo largo del libro, ante cada conjunto de obras —organizadas por instituciones—, Pereda describe el contenido, tema, motivo de las piezas y periodos comprendidos. Entre las obras que posee el Museo Tamayo —óleos, fotografías, bocetos de mural, dibujos y gráfica— da cuenta por ejemplo del óleo Retrato de Olga, de 1964, que describe como “un homenaje al incondicional y estratégico apoyo de Olga en el desarrollo profesional del artista. Es una obra síntesis de la poética del pintor, desarrollada en más de 50 años, para ese momento”.

Del acervo del Museo Tamayo aparecen también bocetos para murales, entre los cuales están los de dos murales no realizados: Conquista, de 1936, que iba a estar en la Casa de la Moneda (Museo Nacional de las Culturas) y del que iba a estar en el Kings Hospital en Nueva York; son seis dibujos de “extraordinaria calidad”, de acuerdo con Juan Carlos Pereda.

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