Lamentan Ernesto Cardenal y Sergio Ramírez muerte de Saramago

MANAGUA, NICARAGUA (187JUN/2010).- El poeta y sacerdote nicaraguense Ernesto Cardenal lamentó hoy la muerte del premio Nobel de Literatura 1998, el portugués José Saramago, de quien dijo era "un bello ser humano" y "un comunista profundamente honesto".  

En igual sentido, Sergio Ramírez expresó que Saramago fue "la conciencia de la literatura, una voz con consecuencia" y un "inconforme hasta la impertinencia", que tenía conciencia de su oficio.  

Saramago "era un gran escritor, merecedor como pocos del Nobel", expresó Cardenal en un correo electrónico enviado a Notimex desde San Salvador, donde participa en un homenaje al escritor Roque Dalton por el 35 aniversario de su muerte.  

"Lamento mucho su muerte como todo el mundo", afirmó el sacerdote, quien conoció las muestras de solidaridad del escritor, junto con otros artistas latinoamericanos y europeos, en agosto de 2008, cuando fue sometido y condenado en un proceso judicial por supuesta injuria.  

Era "un bello ser humano, un comunista profundamente honesto, defensor de todas las buenas causas, un hombre humilde y conmigo, fue muy cariñoso", añadió.  

A su vez, Ramírez aseguró que "José Saramago fue la conciencia de la literatura, una voz con consecuencia, un juez severo de su época, de sus iniquidades e injusticias, pero un juez sensible y amoroso al mismo tiempo".  

Señaló que en una época "en que la palabra compromiso ha perdido todo su significado, él se lo siguió dando, haciéndonos recordar que detrás de las palabras del escritor hay una responsabilidad con lo que se dice, y con lo que se hace".  

Saramago fue un comprometido al punto de que "tenía que ser un inconforme, inconforme hasta la impertinencia, capaz de aguarle la fiesta a cualquiera porque no tenía pelos en la lengua".  

Recordó que el laureado escritor decía que su oficio era levantar piedras, y no era su culpa si debajo de ellas había monstruos que quedaban al descubierto.  

Ramírez aseguró que no hay palabra mal colocada en las páginas de sus novelas, ni alguna que sobre o que falte. En su libros fue "un seductor gracias a las palabras, como me sedujo a mí desde la lectura de ´El evangelio según Jesucristo´'.  

Un escritor de su tiempo, y para la posteridad que ya lo aguardaba desde hace tiempo. Fue "un amigo entrañable, de sonrisa dulce y acogedora, un tanto irónica siempre, viejo rebelde con causa que me hará tanta falta", lamentó el escritor centroamericano.  

Saramago falleció este día a los 87 años de edad en su casa en Islas Canarias, España, producto de una de múltiple falla orgánica, explicó la Fundación José Saramago. "Murió en compañía de su familia, diciendo adiós de un modo sereno y plácido", señaló un comunicado de prensa.  

El laureado escritor recibió el Nobel de Literatura en 1998 y en 1992 trasladó su residencia a Canarias por un incidente con el gobierno portugués.