La infancia y sus horrores en un monólogo

GUADALAJARA, JALISCO (07/FEB/2013).- Salvador, de la quebequense Suzanne Lebeau, está llena de símbolos en los que se encuentran los valores más elementales del ser humano; la dramaturga que inició su carrera como actriz, decidió echar un ojo hacia dentro del hombre –y la mujer– para reconocer de éstos sus horrores, sin dejar de lado el amor.

La obra, escrita en 1994 y que ya se ha presentado en diversos escenarios, toma un nuevo matiz hoy –en su estreno en el Teatro Experimental de Jalisco (TEJ)– con los “víctores”: Víctor Biau y Víctor Castillo, quienes emprenden el vuelo al transformar el texto y dejar fuera a varios personajes.

La realidad no es que éstos sean eliminados de la historia, sino que la dupla ha optado por dejar todo el peso del montaje en un solo actor, en este caso Víctor Castillo, que regresa a la escena después se haberse inmiscuido en otro escenario teatral: el político.

“Para mi gusto, los monólogos –por lo menos los que me ha tocado ver– no son otra cosa más que una tribuna para que el actor juegue con su ego, por lo general se convierte en eso y uno ve la trampa, pero acepté”, dice el actor, quien cuenta con una amplia trayectoria en Guadalajara como director y dramturgo.

Para fortuna de los espectadores, en el caso de Salvador, Víctor Castillo sólo desempeñará el rol de actor; la dirección corre por cuenta del otro Víctor, Biau.

Salvador: el niño, la montaña y el mango, como se le ha nombrado para este proyecto, cuenta la historia de un escritor que en su edad madura regresa a su infancia para reencontrarse con algunos de los momentos más significativos de la misma, entre los que se cuentan la ausencia de su padre, su primer amor, Blanca Albacarra, y su madre.

Y pese a que esa mirada al pasado significa un duro golpe, la obra es una historia de esperanza, ternura y amor, pero también de fortaleza y coraje. Así son las obras de Suzanne Lebeau.

Víctor Castillo ha dicho que la idea de llevar a escena esta historia ya la tenía taladrando en la cabeza desde hace tiempo, y aunque comenzó a trabajarla con varios actores jamás se dio la oportunidad de llegar ante el público.

Tal vez por ello el actor y director se muestra encantado con el proyecto emprendido con Víctor Biau; además de que le significa la oportunidad de regresar al escenario con un texto de profundidad; la última vez que se le vio en escena interpretó varios personajes en la obra Demetrius o la felicidad a 12 meses sin intereses mi canpión, a lado de Azucena Evans y Carlos Cacho. Por cierto que también dirigió esa obra de la autoría de Luis Enrique Gutiérrez Ortiz Monasterio.

Pero hoy, las cosas son distintas. Es como volver a los tiempos del grupo Piedra de Sol, que surgió en 1995 bajo la consigna de llevar a escena a los clásicos, con obras –en algunos casos– irreverentes, pero con la seguridad de tocar el corazón.

Salvador: el niño, la montaña y el mango, será sin duda la oportunidad de emprender, como espectadores, un viaje hacia sus propias historias, la oportunidad –quizá– de reconciliarse con lo que fue y ya no es más; aunque claro, con el reto de “soportar” la historia en los hombros de un solo actor. Un monólogo siempre es un reto también para el espectador.

TOMA NOTA
Tercera llamada

Salvador: el niño, la montaña y el mango tendrá una corta temporada, con 12 funciones (los jueves y viernes de fabrero), en el Teatro Experimental de Jalisco. El estreno es este jueves, a las 20:30 horas.

Los boletos tienen un costo de 100 pesos general, y 80 para estudiantes, maestros y adultos mayores. De venta en taquillas y el sistema Ticketmaster.