Jueves, 28 de Noviembre 2024
Cultura | El conjunto sinfónico celebró a la música clásica la noche del viernes

La YOA hizo fiesta en el Degollado

Dirigido por el mexicano Carlos M. Prieto, el conjunto sinfónico celebró a la música clásica la noche del viernes

Por: EL INFORMADOR

Philippe Quint, violinista nominado al Grammy en dos ocasiones, junto a Carlos Miguel Prieto, director. A. HINOJOSA.  /

Philippe Quint, violinista nominado al Grammy en dos ocasiones, junto a Carlos Miguel Prieto, director. A. HINOJOSA. /

GUADALAJARA, JALISCO (31/JUL/2011).- En una noche llena de entusiasmo musical y excelentes interpretaciones, se presentó por primera vez en Guadalajara la Orquesta de las Américas (YOA, por sus siglas en inglés), un conjunto sinfónico compuesto por prodigiosos músicos de 18 a 30 años, provenientes de más de veinte países del continente americano. 

La antesala del concierto –que estuvo más cercano a un festejo musical—, se vivió en medio de un acentuado caos vial en el centro de la ciudad, a causa del homenaje al saliente cardenal Juan Sandoval Íñiguez, que tuvo lugar momentos antes, en el mismo Teatro Degollado.  

Una plaza de la Liberación medianamente concurrida, el cierre de las calles, y la presencia de elementos de seguridad, medios de comunicación y hasta manifestantes en pro y en contra del acto anterior, contribuyeron al retraso de media hora de uno de los conciertos de música clásica más emotivos y conmovedores que se han presentado en los últimos años en la ciudad, si uno se atiene a las opiniones escuchadas y al entusiasmo presenciado.  

Con el teatro a aproximadamente tres cuartos de su capacidad, la orquesta inició con una Rapsodia de Sergei Rachmaninoff sobre un tema de Paganini, conducida por el director venezolano Ilyich Rivas, quien participó como invitado al lado del también multilaureado solista de piano, el chino Jue Wang.

Carlos Miguel Prieto, a placer
 
La segunda pieza orquestal fue un Concierto para violín en Sol menor de Max Bruch, ésta ya dirigida por el titular de la Orquesta de las Américas, el mexicano Carlos Miguel Prieto, quien es considerado uno de los directores jóvenes más capaces en el escenario de la música clásica de la escena contemporánea. Lo acompañó como solista el ruso Philippe Quint, un virtuoso del violín que ha sido nominado al Grammy en dos ocasiones.   

Después del intermedio, el público se deleitó con la enérgica ejecución de la Sinfonía No. 10 en Mi menor del compositor ruso Dimitri Shostakovich, ideal para un grupo de jóvenes talentos que con su incuestionable entrega, supieron transmitir al público una gran pasión por su oficio.  

El titular de la orquesta –quien comenzó su carrera musical como violinista en el cuarteto de su padre, Carlos Prieto—, tomó el micrófono después de una larga ovación para agradecer la calurosa respuesta del público tapatío, y se dijo emocionado y sorprendido por la demanda de otra pieza musical “después del concierto más largo de la historia”, bromeó.  

Prieto compartió, además, su alegría por volver a Guadalajara después de doce años de ausencia, y especialmente al Teatro Degollado, ya que fue allí donde le propuso matrimonio a su esposa. “La buena noticia es que seguimos casados”, dijo.

Momento popular
 
A continuación, y ante la sorpresa de algunos espectadores que ya se habían levantado de sus butacas, la Orquesta tocó la canción popular “Viva México” del compositor mexicano Pedro Galindo, cuya letra fue interpretada por Felisa Hernández Salmerón, una de las ocho ejecutantes de viola del conjunto. En uno de los momentos más emocionantes de la noche, el público acompañó a la orquesta con sus palmas, mientras la cantante –que sostenía la bandera tricolor—bailaba con uno de los violinistas.  

Para cerrar con broche de oro, la contrabajista brasileña Patricia Silva, se descalzó y pasó al frente del escenario a moverse al ritmo de la última pieza de la noche, que consistió en una samba-batucada interpretada por algunos miembros de la joven Orquesta. El resto de ellos se levantó de sus asientos para unirse al baile de la celebración.  

El cuadro se llenó de júbilo y color gracias al despliegue de banderas de los distintos países del continente americano, que los músicos portaron orgullosos tanto en el escenario como entre las filas de un público que para esos momentos ya se encontraba de pie.  

“Nunca antes me había tocado ver que un concierto de orquesta acabara así. Carlos Prieto es un tipazo y es padrísimo que demuestre que la música clásica no tiene que ser tan solemne y seria como mucha gente cree”, opinó Sergio Ortiz, arquitecto y aficionado a la música que acudió al concierto acompañado de sus dos hijos.  

Y es que efectivamente lo que se vivió el viernes por la noche en el Teatro Degollado, fue una celebración a la música, llena de colores y sonrisas compartidas entre los artistas, y un público que apreció  un espectáculo de calidad internacional.

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