GUADALAJARA, JALISCO (20/ABR/2017).- El MUAC abrirá sus puertas para recibir, desde un punto de vista artístico y alejado de la polémica, la exposición de Jill Magid “Una carta siempre llega a su destino” Los Archivos Barragán, cuya programación se hace en tiempo y forma, a pesar de mantenerse en el ojo del huracán desde hace unos meses por la polémica que acarreó el anillo de diamante de 2.02 quilates que fue fabricado a partir de las cenizas del arquitecto Luis Barragán.Al respecto, Cuauhtémoc Medina (curador de la exposición) comparte el contexto que encierra esta exhibición que abre sus puertas el 27 de abril y concluye el 8 de octubre. Sobre si es la misma exposición que se presentó en el San Francisco Art Institute, el curador puntualiza que “en absoluto no. Tiene una trayectoria totalmente distinta. Nosotros en el 2015, empezamos trabajando en la hipótesis de hacer una exposición de Jill Magid; para inicios de 2016 la teníamos la propuesta de exhibirla en 2018, pero ésta se adelantó. Era nuestra intención acercarnos a su trabajo, porque es muy representativo bajo una serie de prácticas de arte contemporáneo”.Sobre el acercamiento entre la artista y el MUAC, Medina comparte: “Una de las fases de los Archivos Barragán —que fue el motivo más importante de lo que nos interesaba de la obra de Jill—, era ‘La Propuesta’, que produjo una reacción que siento fue en buena medida tendenciosa, lo cual nos animó aún más a hacer la selección. Había tocado fibras sensibles, mostró la complejidad de las reacciones culturales de este país, y en esa medida pensamos que sería un motivo significativo no sólo para confirmar que queríamos hacer una exposición con ella, sino para centrar definitivamente el proyecto de exhibición y mostrar el conjunto de las obras y las fases que le ha tomado llevar a cabo en torno a los Archivos Barragán”.La exposición conforma 41 obras, incluido el video de la exhumación producido por Laura Poitras —ganadora del Oscar en 2014 por “Citizenfour”— en el que se documenta la exhumación de las cenizas de Luis Barragán.Ante la complejidad del tema que toca Jill Magid, Medina habla sobre el contacto que tiene con ella y cómo es que se trajo esta obra a México de forma más puntual. “Conocí a Jill Magid en el año 2003, cuando fui uno de los curadores de la Bienal de Liverpool, y desde entonces ha sido una artista con la que he tenido contacto constante a lo largo de estos años, cuando establezco nuevamente contacto con ella me topo que está llevando el caso de Barragán. Es una ingenuidad pública imaginar que las redes de contactos específicos se dan a través de las galerías de arte. La artista, como dueña de su obra establece las formas de préstamo de cada una de ellas y de forma particular; hay obras que ya estaban en México, otras que se hacen y deshacen en cada exhibición, por lo tanto no estamos usando una exhibición preexistente, es una nueva exposición que viene cocinándose desde hace tiempo”.Un contexto puramente artísticoPara aterrizar en el MUAC, Medina destaca que “le pedimos al comité de programación y exhibición que juzgara esta propuesta para adelantarla en la primavera del 2017, es decir ahorita. Precisamente como la discusión de los temas que había abierto seguían siendo relevantes haría posible cumplir el esfuerzo de que el público pudiera ver esta obra en contexto artístico —para que pudiera comenzar a juzgarla como obra de arte y no a partir de una representación mediática que se había formado—, también para quienes no comprenden que la forma de la obra es el resultado de un largo proceso de intercambios epistolares y de obras artísticas con Federica Zanco (propietaria de los Archivos Barragán en Suiza), que abarca toda una estructura de propiedad intelectual y cultural, y que también pudiera hacer entender el modo que opera la red completa que rodean a la fase de ‘La Propuesta’. Lo importante entonces era hacer la exposición en el momento que pudiera tener un efecto distinto, tratar de hacer que la percepción de la obra fuera un poco más calmada, relativa y menos exaltada de los temas que había abierto y que la obra planteaba en primer lugar la pregunta de ¿cómo es que funciona el legado cultural modernista?”.CostosDe acuerdo con el curador, el costo de la muestra es de “un poco más de un millón de pesos, de los cuales aproximadamente 250 mil pesos son del transporte de la obra. La parte vergonzosa de todo esto es que le estamos pagando menos de mil dólares como compensación por su colaboración a Jill. Pagamos compensación por los servicios de participación en exhibiciones, es dinero público bien empleado, y me encantaría que nos reprocharan lo poco que le pagamos, para que podamos presionar a las estructuras económicas y podamos pagar más. Lo que se le paga a Jill es una cantidad extremadamente pobre. Tenemos que reconocer que ellos (los artistas) están sirviendo de forma cultural y hay que compensarlos de alguna manera, y esto es un inicio en las exhibiciones mexicanas, estamos empezando a compensar la participación de los artistas como un trabajo remunerado”.Sobre la familia Barragán y un posible debateRespecto a la participación de la familia de Luis Barragán, Medina nos adentra en la situación. “La familia está dividida en partes y en tiempos. Hay una familia que trabajó con la artista y es copropietaria de la producción de ‘La Propuesta’. Del otro lado hay una argumentación de que las cenizas no tienen dueño y no tienen precio, como el aire, y ese objeto invaluable puede funcionar como una especie de trueque no comercial. La obra está desactivada como objeto comercial, nadie la puede comprar o vender. Mientras esté abierta ‘La Propuesta’, Jill podrá hacer ese intercambio. Año y medio después de que se produce esta obra y bajo una presión mediática real de pronto hay un grupo de miembros de la familia que no están de acuerdo, es algo respetable”.Ante un posible debate, en el que se incluya a la secretaria de Cultura de Jalisco Myriam Vachez y personal de la Fundación Barragán, es algo que desde hace meses se busca hacer, pero el termómetro que tiene Cuauhtémoc Medina le indica que al menos en el periodo de la exposición no habrá este encuentro en el que se aborden los Archivos Barragán. “Estuvieron un año y medio en una discusión, más de medio año en un debate público y me imagino que podrían haber tenido la iniciativa de organizar este debate. Sé que algunas organizaciones tuvieron miembros que lo propusieron y no se hizo, por el clima de intolerancia que se ha abierto, en el que se pudo convertir en otra cosa más allá de un debate. Nosotros no haremos ese debate, lo que hacemos es mostrar una obra de arte que suscita discusiones, lo que no significa que nosotros tengamos que ser una especie de ejecutores de justicia simbólica que pareciera que está construida sobre un modelo de reality show”.