La OSM aborda obras de Kodály, Berio y Prokofiev

CIUDAD DE MÉXICO (12/AGO/2013).- La Orquesta Sinfónica de Minería ( OSM) presentó, el fin semana pasado en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (CCU), su Sexto Programa de la Temporada de Verano 2013.

Velada de particular significado por la presentación de "Voci" (Folk Songs II), del italiano Luciano Berio (1925-2003), y la actuación de una de las mejores violistas del mundo, la armenio-estadounidense Kim Kashkashian (1952), ganadora del Premio Grammy 2013 por Mejor Solo Instrumental de Música Clásica del álbum "Kurtág/Ligeli" (2012).

Recepción conducida por el director titular Carlos Miguel Prieto, que se completó con trabajos del húngaro Zoltán Kodály (1882 - 1967): "Danzas de Galánta", y del ruso Sergei Prokofiev (1891 - 1953): "Quinta sinfonía en si bemol mayor".

Sala Nezahualcóyotl del CCU con lunetas agotadas en la planta baja, y balcones a un 80 por ciento de su capacidad. Gran expectativa por la transmisión de un cartel promisorio de danzas húngaras, transcripciones de coplas sicilianas y emocionante sinfonía rusa, respectivamente.

Principió la recepción con Kodály, compositor práctico y prolijo --70 años de carrera-- preocupado por el folclor musical de su país natal. Amigo de Béla Bartók (1881-1945), el autor de los conmovedores "Salmos Húngaros" legó en "Danzas de Galánta" (Lento, Allegretto moderato, Allegro con moto, grazioso, Allegro, Allegro vivace) --1933-- cinco segmentos rítmicos -melódicos de jaculatoria belleza orquestal.

Suerte de poema sinfónico estructurado en forma de rondó, las cinco danzas se interpretan sin pausas. La OSM da inicio al "Lento" (Danza I) con propuesta melódica que los violonchelos arropan al unísono hasta la irrupción procelosa, y a la vez sutil, de las maderas. El clarinete se adueña de las conjeturas armónicas: evocaciones gitanas protagonizan la coda.

"Allegretto moderato" (Danza II): tempo enérgico con flauta suscribiendo ciertos halos mediterráneos. "Allegro con moto, grazioso" (Danza III): aire bucólico que inician oboe y clarinete complementado con anuencia percutiva del triángulo. Irrupción del flautín en figuración acompañada por imprecaciones orquestales de suntuosas contrariedades con el leitmotiv, el cual la OSM remata con enérgica enunciación.

"Allegro" (Danza IV): vivacidad sistémica, que la OSM glosa con pasmoso virtuosismo bajo el proclive entusiasmo de Carlos Miguel Prieto. Algunos solos de aliento en espléndidas locuciones.

"Allegro vivace" (Danza V): "fundido" sonoro que articula a IV y V de manera análoga. Prosodia de "sazonadas" modulaciones de ineludible invitación danzaria. Intervalo, (silencio) que da entrada a un concilio protagonizado por clarinete, flauta y oboe en graduales caligrafías melodiosas. La orquesta retoma las vibraciones acompasadas hasta un final intenso y tempestuoso.

La OSM dio iniciación con sobrio testimonio concertino: tres salidas del conductor, quien reconoce a la sección de maderas, primer violonchelo y primer violín.

Y llega Luciano Berio: Entra al proscenio la violista armenia: el público la recibe con afectiva aclamación. El conductor da una breve cuenta de la distribución orquestal y hace hincapié en los contrastes sonoros y el colorido que propicia la disposición exigida por el autor de "Laborintus II".

Berio fue uno de los principales representantes de la vanguardia musical europea con incursiones destacadas en lo experimental y electrónico. Su obra más conocida, "Sequenzas"-- varias piezas para instrumentos solistas, escritas entre 1958 y 2002--, es considerada como "propuesta inteligente y sensible de exploración de todas las posibilidades del instrumento".

"Voci" (Folk Songs II) --para viola y orquesta--, que el compositor italiano más importante de la segunda mitad del siglo XX estrenó en 1986. Pieza moderna de prédica vanguardista e íntegra exigencia técnica de la viola.

Canciones, coplas, baladas, canciones de cuna, cantos de trabajo y gritos de vendedores ambulantes ("abbagnate") de origen siciliano en escalada interminable: "monodia" que la violista armenia afrontó en dibujos de solos magistrales que recrearon con perfección pasajes complejos y cálidos de la tradición musical mediterránea.

Más que transcripciones, Berio asumió un proceso de "constructivismo analítico" en el que el texto original se "decontruye" en pos de una valorización prosódica de "traslación dimensional". "Voci" es un reto para cualquier violista, su pureza instrumental exige una interpretación muy cercana a la fonética humana.

Kashkashian se enfrentó con esmerada arenga, a las "divergencias sonoras" de flautas, oboes, clarinetes, fagotes, cornos, trompetas, trombones, tuba, percusiones, teclado, violines, violas, violonchelos y contrabajos.

Estructura de introito, interludios y conclusión: cruce de materiales nuevos de Berio e intermisiones de fracciones de las canciones sicilianas. Disertación tangencial de la violista, quien asume un coloquio con los demás instrumentos durante casi los 30 minutos de duración de la pieza.

Sonido-imagen: "anti-collage joyceano" (versión deconstructiva) con secuelas de Purcell, Bach, Brahms, Mahler y Stravinski que la violista Kim Kashkashian sorteó con inteligencia y sobriedad. Momento prominente de la gala que el público agradeció con óbravos! interminables.

Tres salidas de la invitada. Encore: una Canción popular de Armenia ejecutada con extasiada sutileza.

Intermedio. Notimex se acerca a una joven estudiante de viola: Carmen Jesusa Pontevedra, quien comentó: "Esta señora es sencillamente, una gran virtuosa. Me llamó la atención su serenidad y su preparación física. Ella asume todo el concierto y siempre se ve dispuesta. La orquesta tocando, digamos, en discordancia con ella y la señora siempre cabal y precisa".

¿Y su técnica, su manera de asumir una obra como la de Berio, donde lo tradicional se funde con la vanguardia?, insistió Notimex: "Yo estudio el instrumento, estoy en mi último año, y sé lo que digo: innegablemente, es una de las mejores violistas del mundo", concluyo la estudiante de la Escuela Nacional de Música.

Tercera llamada. Prokofiev. "Quinta sinfonía en si bemol mayor" (I Andante, II Allegro marcato, III Adagio, IV Allegro giocoso) que el autor de "Pedro y el lobo" estrenó en Moscú --13 de enero de 1945--, él mismo, al frente de la orquesta.

Emotiva sinfonía que muchos califican como su "composición más nacionalista". Regreso a la patria y también retorno a la "música pura", después de escribir en 1930 la "Cuarta Sinfonía".

"Remate de un largo periodo de mi vida creativa. Concebí la Quinta como una sinfonía sobre la grandeza del espíritu humano. Además suscribió mi regreso a la forma sinfónica, después de un extenso intervalo sin explorarla", declaró Prokofiev en 1945.

La OSM demostró alcances de conmovedoras acentuaciones prokofievianas. I "Andante": lienzo de exaltada configuración instrumental que inician cuerdas y metales. Trémolos del piano y interjecciones del tam-tam. Coda apabullante. Metonimia del espíritu humano (tesis argumental de la sinfonía).

II "Allegro marcato": Scherzo. Violin, arpa y flauta trazan encomies dancísticos de animación campestre escoltados por trompetas y trombones.

III "Adagio": Suerte de vals donde la emoción se adueña de todos los resquicios. Nostalgia y clímax de ensoñación.

IV "Allegro giocoso": Ronda del violonchelo en introducción que recurre al tema del tiempo I. Cuarteto de cuerdas en staccato. Pasajes delirantes. Final suscrito por el sarcasmo.

Ovación total. Cuatro salidas del conductor que hace un reconocimiento a los metales y cuerdas. OSM en axiomático agasajo concertino: uno de los mejores de esta Temporada de Verano 2013.

Se notificó el Séptimo Programa (agosto 17 y 18): obras de Lutoslawski, Shostakovich, Prokofiev y Tchaikovsky. Carlos Miguel Prieto, director. Vaya convite que nos espera el próximo fin de semana. Vale la pena darse una vuelta por la Sala Nezahualcóyotl del CCU. Por allá nos veremos.