Domingo, 02 de Marzo 2025
Cultura | El conservador de pintura del Louvre reabre el debate sobre su restauración

''La Gioconda, hoy, parece una muerta''

El conservador de pintura del Louvre reabre el debate sobre su restauración; la creación desaparece y la cosa sólo empeorará

Por: EL INFORMADOR

LA MONA LISA. Una de las máximas creaciones de Leonardo Da Vinci acusa el paso del tiempo. ESPECIAL  /

LA MONA LISA. Una de las máximas creaciones de Leonardo Da Vinci acusa el paso del tiempo. ESPECIAL /

MADRID, ESPAÑA (04/JUN/2012).- Hace muchas, demasiadas décadas que retumba entre las paredes del Louvre uno de los debates más apasionantes del mundo del arte: el que enfrenta a partidarios y detractores de restaurar La Gioconda de Leonardo da Vinci. Dos escuelas de pensamiento, dos filosofías enfrentadas, ilimitadas dosis de simbología y el inevitable factor de conveniencia o inconveniencia por razones de marketing, chocan cuando está en juego el futuro del retrato más famoso del mundo. ¿Hay que seguir contemplando a esa Mona Lisa misteriosa y evanescente —también podría decirse borrosa y llena de porquería— que cantaron Théophile Gautier, los otros poetas románticos y los hacedores de leyendas y que sigue siendo admirada cada día por 20 mil visitantes, o es preciso una operación urgente a corazón abierto para sacar los colores a una enferma que corre peligro?

Si así fuera, claro está, la dirección del Louvre tendría que acometer otra misión realmente heroica: sustituir todo el merchandising de una de las imágenes más representadas y reproducidas del mundo, en feroz competencia con el “Che” Guevara. “Es verdad que en lo que toca a "La Gioconda", vivimos en medio de dos lógicas enfrentadas”, acepta Vincent Delieuvin, responsable del departamento de pintura italiana del XVI en el Louvre. Pero acto seguido, y tras dibujar en su cara un gesto grave en mitad de esta entrevista advierte: “La Gioconda, hoy, parece una muerta, es una pintura que está desapareciendo poco a poco, y si no se hace algo, la enferma empeorará”. La presencia en una exposición actual del Louvre de la llamada Gioconda del Prado, una copia recientemente restaurada en los talleres de la Pinacoteca madrileña, añade aún más argumentos: “La gente ve esa Gioconda española en el Louvre, tan limpia, y se queda boquiabierta, casi le parece un cuadro pop, y claro, piensan lo que puede tener el original debajo de esa capa de suciedad”, explica Delieuvin. A sus 35 años, que no parecen más de 28, es un cualificado experto en la obra de Da Vinci. No en vano fue él quien coordinó la espectacular restauración de otra de las obras cumbres de Leonardo: "Santa Ana con la Virgen y el Niño".

—Es muy sencillo: si restauráramos "La Gioconda" haríamos exactamente lo mismo que con la Santa Ana. El mismo método, el mismo proceso.

—Pero ¿la restaurarán o no?

—Mmm... Ahora mismo no hay planes para eso.

—Pero ¿cree usted que es necesario hacerlo?

—Absolutamente.

—¿Por qué?

—Porque la pintura de Leonardo da Vinci es una pintura llena de vida y ahora mismo cuando vemos "La Gioconda" parece que estamos viendo a una muerta. Está grisácea, sin colores. Y la pintura de Da Vinci no es así. En las catas que hemos efectuado en las zonas menos afectadas del cuadro ya hemos podido comprobar que los colores maravillosos de Leonardo están ahí: el azul del cielo, el rosa... Si usted ve La Gioconda en su estado actual y luego ve cómo ha quedado la Santa Ana, caerá en la cuenta de lo que digo.

—Así que, tarde o temprano, se limpiará y se restaurará.

—Ahora mismo no hay planes, aunque la restauración de una deja claro que la de la otra es perfectamente posible.

—Y al conservador de pintura italiana del XVI en el Louvre le gustaría, evidentemente...

—Evidentemente. Es un sueño. Pero de todas formas, se encuentra en permanente estado de vigilancia intensiva.

—¿Ah, sí? ¿Y en qué consiste exactamente esa UCI de la pintura más famosa del mundo?

—Hay un dispositivo de conservación extremo, que alerta sobre la más mínima alteración.

—El último chequeo intensivo se le practicó en 2004, ¿verdad? ¿Y desde entonces?

—No, en 2004, cuando se instaló en su nuevo emplazamiento (la Sala de los Estados Generales) se le hizo un chequeo intensivo, es cierto; pero con posterioridad, en 2009, se le practicó una nueva reflectografía y otras pruebas.

—¿Con qué resultado?

—Que "La Gioconda" tiene síntomas de fatiga.

—Sospecho que, además del reto técnico que supondría, una hipotética restauración tendría que hacer frente a otros problemas: es una obra con un ilimitado poder icónico.

—Eso es cierto. Pero mire la Santa Ana...

—Ya, pero hay una diferencia. Puede que gran parte de lo que podríamos considerar el gran público no sepa quién pintó la Santa Ana. Pero no hay casi nadie en este mundo que no sepa lo que es "La Gioconda". A lo peor, la decisión de restaurarla tendría que partir no de un director del Louvre o de un ministro de Cultura... sino de un presidente de la República.

(Risas). Bueno, todavía no estamos ahí. Y, en último término, la decisión de restaurar o no obedece siempre a criterios técnicos, a una verdadera necesidad de restauración. Como le ocurría a la Santa Ana, donde se estaban produciendo pequeños desprendimientos de pintura.

—¿Y en La Gioconda?

—Una cosa está clara: cuanto más tiempo pase, peor se verá el cuadro. Hay partes que ya casi no se aprecian. Y dentro de cinco años, se apreciarán menos. O aceptamos que al final tendremos una especie de pintura contemporánea toda negra, y aceptamos que no se verá nada, o estaremos obligados a intervenir. Los barnices hacen como una pantalla, el aspecto tridimensional del que la dotó Leonardo ha desaparecido. Es un cuadro que está desapareciendo... la parte inferior está prácticamente invisible.

—Es cierto, yo lo vi por primera vez en 1978, y por última vez hace dos años. No tiene nada que ver, por desgracia...

—Y la enferma empeorará. Y eso que hacemos trampa, porque "La Gioconda" es la única obra del Louvre que goza de una iluminación específica... hay una instalación especial de luz alrededor de ella que contrarresta los efectos de oscuridad de los barnices. Sin esa luz especial, la pintura es mucho más oscura todavía. Aparte de que tiene una fisura bastante grande en la cabeza, provocada por el envejecimiento de los barnices, que acaban estratificándose. Y ahí ya tuvimos que intervenir, claro. Pero hay peligro de levantamiento de materia pictórica.

Con información de El País

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Desde 2004, cuando fue ubicada en su nuevo emplazamiento de la Sala de los Estados Generales, hasta 2009, se le realizó una reflectografía y otras pruebas.

La obra maestra presenta tonalidad grisácea, sin color original plasmado por Leonardo Da Vinci.

Santas Ana con la Virgen y el Niño, es otra de las obras cumbres del italino que fue objeto de una acuciosa restauración, y cuyos resultados sorprenden a los visitantes.

Los especialistas consideran un sueño intervenir a "La Giconda", aunque es una decisión que tendrá que tomarse en los más altos niveles.

Hay partes de la pintura que ya no se aprecian, y en cinco años empeorarán, o lo peor, desaparecerán.

La pintura presenta una fisura grande en la cabeza, provocada por el envejecimiento de los barnices estratificados.

Los barnices que hacen un efecto tridimensional del que la dotó Da Vinci han desaparecido, la parte inferior prácticamente ha desaparecido.

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