Jóvenes arquitectos de Jalisco ganan premio internacional

GUADALAJARA, JALISCO (19/JUN/2014).- Los jóvenes arquitectos jaliscienses Yajis Romero, Joshua Domínguez y Adrián Becerra, estudiantes de la Escuela Superior de Arquitectura ( ESARQ) de Guadalajara, fueron los ganadores del primer lugar en el concurso internacional "Troldtekt Award 2014".

Una bienal que organiza una importante empresa danesa de la construcción que se dirige también a ingenieros y diseñadores, en la que participaron con un proyecto que implicó la utilización creativa de un material constructivo -paneles modulares para reducir el sonido en los espacios interiores- bajo una perspectiva "más filosófica que arquitectónica" que reivindica el papel del silencio en una sociedad que se ve afectada por la contaminación sonora.

Joshua Domínguez, señaló que en el certamen se trató de "proponer nuevos usos" al material de paneles -construidos a base de cemento y madera- que reducen el sonido en los espacios, para lo cual "la única limitante era la imaginación"; así, ante un panorama de "diversidad de visiones" (puesto que el concurso admite también ingenieros, diseñadores y artistas), notaron que entre los ganadores del pasado, indicó Adrián Becerra, "la mayoría de los proyectos estaban regidos por la forma y las cualidades estéticas" y, por ello, optaron por tomar parte con "un concepto" en el que la forma "fuera resultado del uso", de ahí que se presentó la posibilidad de "una masa maleable", como producto, "para la creatividad del usuario constructor".

Lo original de la propuesta radica en que -comenta Yajis Romero- lo que se presentó fue "una idea-concepto en proceso" y no algo terminado; la cuestión estribó en el deseo de "contar algo diferente, a través de una historia" en la que se hablara de la importancia "del silencio" y, de ese modo, bajo el lema "Un mundo por ser escuchado, un mundo de posibilidades", el propósito fue "regresar a lo básico" y relatar la iniciativa para "llegar a que nos entendieran los jueces" y más bien "vender la idea", ante la poca posibilidad de competir con ventaja en contra de ingenieros, artistas o diseñadores.

Así, sopesando la idea de "una creación utópica" que implicará un espacio tranquilo para el pensamiento y la contemplación, refirió Becerra, su propuesta fue una "reflexión arquitectónica pura" que permitió exhibir que, en la vida actual, lo habitual es "ir hacia la solución de los problemas sin pensar en sus orígenes o detectar las necesidades de fondo"; por esto, el haber ganado, sentenció, "demuestra que esa clase de reflexión es necesaria y vigente" y, además, que la arquitectura necesita "dejar de ser genérica para responder a la realidad".

Con un monto de cinco mil euros (a lo que se suma la promoción del proyecto a través de publicaciones en red y espacios especializados), el premio optó por una idea probable para la comercialización de "un material utilizable y aplicable", detalla Becerra, y aunque se trata de una iniciativa "real, no sabemos si será realizable"; a pesar de ello, lo principal -asegura Domínguez- es que su iniciativa "tiene un enfoque formativo" pues, como profesionales, desean encarar "un camino distinto" en su profesión para "generar nuestro propio trabajo y desarrollar proyectos".


EL INFORMADOR / RICARDO SOLÍS