"Vivimos tiempos difíciles, tan difíciles que me parece un gran error complicarlos más, sumándoles nuestras propias incapacidades, costumbres y hábitos, le damos una asegunda vuelta a donde sólo hay una, buscamos el camino más difícil. Nos han acostumbrado a que cuando hemos confiado no nos ha ido muy bien. Entonces debemos desconfiar y luego parece que es más fácil ser pesimista que ser optimista y me parece que el mundo de los optimistas es acusado de ser simplón y nos gusta pensar que todo va a ser terrible y dramático". Bucay, quien en sus charlas siempre busca integrar al público mediante la interacción y hablar de sus propias experiencias y las de sus conocidos, destaca que la felicidad se encuentra en las cosas más simples, en los pequeños logros del día a día y no sólo en aquellos grandes retos que podemos llegar a cumplir, parte de aprender a encontrar soluciones sencillas tiene que ver con ser honesto consigo mismo, tener la autenticidad como bandera y estar pendiente de los detalles que cambian la perspectiva de los problemas. "Esa idea que la gente nos ha enseñado en 'piensa mal y acertarás' es una complicación muy grave que nos afecta, tenemos que aprender a vivir en un mundo más transparente, más sencillo y más gentil". Aunque este equilibrio no se logra con una receta específica, se trata de mantener una actitud positiva que fortalezca la conducta. El propio Bucay lo aprendió desde casa, de ver cómo su madre afrontaba sus problemas, también en sus maestros que le pedían simplificar las cosas, y claro, de su propia experiencia durante sus 64 años de vida. A él le gustaría que con esta plática que dará en la ciudad, la gente salga con una sonrisa en la cara y con una clara idea de cómo podría comenzar a ser feliz, claro, reconoce que no a todas las personas les hace falta este tipo de conferencias. "Sin modestia yo no creo que todo el mundo necesite escuchar estas charlas, habrá quien sí y quien no, ojalá quien que crea pudiera regalarse la oportunidad de estar, quizá hay quien ha vivido mucho más y conoce más de lo que yo pudiera aportarle. Un vínculo que lo une por siempre con Guadalajara Desde hace casi un año, Jorge vive en México y desde estas tierras ha escrito el primer libro dedicado al país que lo ha adoptado, "La felicidad de los días tristes" es una novela corta que habla del dolor, la tristeza, la felicidad y el amor. Aunque disfruta de la República, el lugar donde siente más conexión es Jalisco y es a raíz del amor que le manifestaron los tapatíos cuando este tuvo que viajar a Argentina hace cinco años cuando su madre tenía complicaciones de salud. "Yo tenía una presentación en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) cuando mucha gente me esperaba y abordé el avión para estar con mi mamá, yo filmé un video disculpándome con la gente por no estar y alguien tuvo la idea de avisar y la gente entró igual a la sala de conferencias, ahí hablaron sobre mí y mi libro, la jefa de prensa de editorial Océano me marcó a Buenos Aires, yo estaba al lado de mi mamá que agonizaba y escuché aplaudir y gritar mi nombre y de eso no me voy a olvidar nunca".Licenciado en Medicina, Bucay es un colaborador habitual de diarios, revistas y medios televisivos. Definido en sus propias palabras como un ayudador profesional, combina la preparación de sus libros con cursos, seminarios, su labor como terapeuta y consultor profesional. Destacan sus obras "Cartas para Claudia", "Déjame que te cuente" o "El candidato", además de las llamadas "Hojas de ruta", "El camino de las lágrimas" y "El camino de la felicidad". FRASE: "Hay que ser muy tonto para no aprender de los que saben más, pero hay que ser muy sabio para aprender de los que saben menos", Jorge Bucay, terapeuta y escritor. EL INFORMADOR / ENRIQUE ESPARZA