Itinerario

GUADALAJARA, JALISCO (04/ABR/2011).- La mejor manera de conocer la historia es a través de la ventana que separa la alcoba de la plaza. La revisión de los hechos pasados, esos que construyen sociedades, nos muestra una cortina, casi imperceptible, que oscila sin vacilación entre la vida pública y la privada. Patria o vida es para el lector esa ventana que hilvana lo que pasa entre el individuo y la comunidad.

El investigador Arturo Camacho, poseedor de una descripción plástica y discurso sugerente, se preocupa por ofrecer los elementos más significativos previos y durante el movimiento de Independencia nacional en territorio jalisciense.

Conocedor de escenarios, Camacho despoja este breve y sustancioso ensayo de todo andamiaje academicista, con la intención de integrar a quien lee, en la reconstrucción del paisaje urbano de una Guadalajara decimonónica, en la que se erige como epicentro arquitectónico, la Casa de la Misericordia hoy Instituto Cultural Cabañas.

De igual manera nos interna en la vida cotidiana de los tapatíos que levantaron Palacio de Gobierno y Plaza de Armas, el primer parque público Alameda y el actual parque Morelos, los empedrados y adoquines, el Puente de las Damas; nos acerca a los pensadores con ideas de la Ilustración y a los insurgentes de Jalisco; desfilan personajes, entre los que destaca el sayulense Juan Antonio Montenegro y con él la primera revelación del individuo contra el Estado; la monografía de Hidalgo estacionado en Guadalajara; espacios de poder y redención: el cívico y el religioso y la vida de los artistas durante el periodo de crisis; las     reacciones de los incipientes universitarios y la recepción de ideas republicanas; los patricios y los humanistas, todo ello, son apenas unos cuantos lienzos trazados con soltura y precisión de cuanto este volumen ofrece.

El tono y el sazón de esta nueva y ya imprescindible investigación del doctor Arturo Camacho, no sólo estriba en su inobjetable escrupulosidad y apego a la verdad documentada de los hechos citados, sino también a ese factor de interés nato del lector por ser parte y testigo de lo leído, donde Camacho consigue, en aras de ese binomio indisoluble de lo público y privado, convertirnos a quienes lo leemos en cómplices, al ponernos frente a cartas secretas, versos y párrafos de amor y política, con lo que crea un pasaje que va de la recámara a la palestra, con toda la alevosía y ventaja de quien exhibe la más auténtica condición humana en la toma de decisiones públicas.