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Cultura | Por: Martín Almádez

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Del escándalo que nos toca

Por: EL INFORMADOR

La Catrina, representación festiva de la muerte, por José Guadalupe Posada. ESPECIAL  /

La Catrina, representación festiva de la muerte, por José Guadalupe Posada. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (04/OCT/2010).- Ninguna estrategia mercadológica puede superar a la fuerza del escándalo. Nadie pensó que las nuevas generaciones de estudiantes de educación básica se interesan en leer la novela Aura, de Carlos Fuentes, luego de su mayor auge durante los años sesenta, hasta que desde la voz de un secretario federal, en el primer lustro de este siglo, se intentó censurarla “por atentar contra la moral”. En la imaginación de nadie estuvo que José María Eça de Queirós, mejor escritor portugués del siglo XIX, se pusiera de moda con su novela El crimen del padre Amaro -publicada en 1875- luego de que en 2002 se proyectara una película basada en esta novela, con la garantizada oposición del clero mexicano y grupos integristas.

Bajo esa lógica y en atención a nuestra tradición y cuitas muy localistas, nos encontramos ante el inminente resurgimiento de La Catrina, imagen de la muerte realizada por el caricaturista hidrocálido y maestro inicial del jalisciense José Clemente Orozco, José Guadalupe Posada.

La figura nace de un grabado en metal, con el nombre de La calavera garbancera, adjetivo peyorativo aplicado a aquellos mexicanos que presumían de tener sangre europea y renegaban de su origen indígena. La calavera será bautizada y vestida por Diego Rivera como La Catrina.
La Catrina recientemente fue confundida con la Santa Muerte, a lo cual habría que advertir que de muerte parece tenerlo todo porque en ella fue que Posada se inspiró para dar vida a la festividad que los mexicanos le profesan al último momento de su existencia; pero pensar en que sea santa la dejaría en absoluta ofensa, dado que su carácter es no sólo festivo, sino coqueto y hasta seductor, que busca en los hombres y mujeres llegar a sus más íntimos temores, sólo para burlarse de su podredumbre e insignificancia.

La Catrina pues, nos ha venido a otorgar la parte del escándalo que nos toca y lo ha hecho desde la voz de la autoridad formal. Porque eso también hay que señalarlo: ha venido acompañada de su escándalo, pero también de una constante lucha entre el poder formal y el que podría llamarse informal, de cuyas batallas, ya nadie se escandaliza.

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