Isaac Hernández, el niño prodigio que creció

GUADALAJARA, JALISCO (23/ABR/2015).- A los ocho años, Isaac Hernández comenzó a dar sus primeros pasos en el ballet clásico y a los 12 ya se había convertido en una figura de la danza en Guadalajara, proyectando a la ciudad —y el Estado— en otras latitudes, ganando certámenes internacionales; por eso se le dio el mote de “El niño prodigio”, lo que le valió reconocimientos, medallas y aplausos.

Isaac Hernández (Guadalajara, abril 30, 1990) también fue llamado “la promesa” del ballet, “orgullo de México”, pero allá afuera, en el mundo, continuando su formación en otras naciones, en reconocidas compañías, en un ir y venir de un escenario a otro, un continuo transitar por la vida dancística, bajo la batuta de experimentados directores.

“Me gusta estar en movimiento y siempre tener nuevos retos y propósitos que cumplir”, dice en entrevista Isaac, “por ello aún no me veo en una sola compañía para el resto de mi vida, siento que quiero moverme aún más, dependerá de cómo me vaya sintiendo con lo que esté viviendo en esos momentos”.

Y en ese transitar, Isaac Hernández ha formado parte de importantes compañías, entre las que destacan el Ballet de San Francisco, el Ballet Nacional de Holanda y, ahora, el Ballet Nacional de Londres, la última gran casa de la danza que lo ha acogido y con la cual ya ha empezado a dar las primeras funciones, incluso al momento de realizar esta entrevista se encontraba en China, el primer destino de una gira de la compañía por ocho países.

“Mi tiempo en Londres fue muy provechoso, disfruté mucho cada ensayo a pesar de que son días muy largos, con muchas horas de ensayos. Se realizó una recepción por medio de la Embajada de México en Reino Unido, para celebrar mi reciente unión al English National Ballet, en la cual estuvo presente Tamara Rojo, directora de la compañía y bailarina principal, y como marco de la celebración del  año dual Reino Unido-México; fue una noche muy especial, poder —a través de mi carrera y el ballet— celebrar a dos países”, detalla el tapatío.

—Isaac, si pudieras volver en tiempo y encontrarte con el chico de hace 15, ¿qué le dirías?

—Recalcaría la importancia de tener valor, de no dejar que el miedo limite tus posibilidades.

—Este nuevo momento en tu vida, ¿qué retos trae?

—El reto de la rápida adaptación; cuando llegas a una compañía completamente nueva y estarás en gira mundial con ellos, la fácil y rápida adaptación a la forma de trabajar, ensayar bajo una nueva dirección artística, es básica. Y el reto de transportar al público a una de las expresiones más puras del ballet a través de estas grandes producciones clásicas como lo es “ Lago de los Cisnes”, “El Corsario” y “Copelia”, cautivar a un nuevo público, son los retos principales a los que me enfrento.

—En el caso de los bailarines, ¿cómo ocurre el cambio de una compañía a otra?

—Existe un cierto mercado de artistas elite, que son los artistas que bailan en los mejores escenarios del mundo y que pertenecen a distintas compañías internacionales; los directores de las compañías más importantes del mundo siguen sus carreras, los ven bailar, leen las críticas que se publican en importantes revistas de ballet, les invitan como “guest” y luego viene el contacto con el artista para extender la invitación a ser parte del elenco estelar de la compañía. Es algo muy especial, pues es el prestigio artístico y los logros personales de excelencia artística los que te llevan a ser seleccionado para ciertas compañías.  

—A veces uno piensa que los artistas como tú sólo se dedican a lo suyo: a bailar. Pero ¿qué pasa contigo cuando no estás en clases o en ensayos o sobre el escenario?

—Paso el 90% de mi tiempo en clases y ensayos, el resto entre aeropuerto, aviones, hoteles; tengo realmente muy poco tiempo para otras actividades (…) si el clima lo permite y en donde lo puedo hacer, jugar golf; también me gusta simplemente leer, ver el atardecer, cocinar, tocar música en tocadiscos (tornamesas) antiguos… Soy bastante tranquilo, me gusta pasar  tiempo en mi casa.

—Los mortales vemos películas en las que parece que al interior de las compañías hay una competencia super intensa, ¿realmente existe eso?

—He tenido la fortuna de que no experimentar estas tristes situaciones, creo que si te mantienes enfocado en tu trabajo y hacerlo de la mejor manera, con excelencia, no queda espacio en tu mente y vida para ser parte de esas situaciones que pueden llegar a presentarse.

LAS POSTURAS DE ISAAC HERNÁNDEZ SOBRE...

Lograr una compañía profesional

“La palabra ‘compañía’ es algo con mucho peso y mucha responsabilidad. Se deben tener estándares de excelencia artística para lograr ser una compañía con prestigio, y no un desprestigio al arte mismo. Ser selectivos en lo que se produce y, sobre todo, en el entrenamiento que se les da a sus artistas, de eso depende la reputación que tendrá la compañía y su trascendencia”.

La cúspide de un bailarín

“La ‘duración’ de un bailarín dependerá del cuidado que se tiene del cuerpo; hay que tener una rutina de ‘mantenimiento’ y ejercicio diario, para que el cuerpo esté en las mejores condiciones. Generalmente, un bailarín que se cuida y que tiene la fortuna de no sufrir lesiones graves, baila hasta los 40 o 43 años. Otros se retiran más jóvenes y emprenden caminos como coreógrafos, maestros de compañías de ballet, directores artísticos o empresarios, decoradores, fotógrafos, etcétera. La carrera que tuviste como artista activo es una plataforma para la segunda etapa de la vida”.

Volver a México

“Por ahora aún quiero seguir moviéndome por el mundo a través del ballet, representar a mi país en el mundo. Para radicar en México tendría que terminar con estos propósitos de movimiento por el mundo. Mi papá me decía, con la experiencia que él tuvo como ex bailarín profesional por más de 20 años: ‘Los bailarines no pertenecen a ningún lado en específico, pertenecen al mundo’; así que siempre seré un mexicano en el mundo, y por supuesto, algún día está en mis planes radicar en México”.

FRASE

“Ahora puedo, a través de mi trayectoria y carrera, inspirar a muchos jóvenes más a trabajar por sus sueños por más difíciles que parezcan; ésa es mi mayor satisfacción, el vivir y bailar con propósito”.

Isaac Hernández, bailarín tapatío