Intento de debate que apenas genera un diálogo entre pocos asistentes

GUADALAJARA, JALISCO (17/JUN/2012).- En un marco de indiferencia, autores locales debatieron, como una actividad más de la décima Semana Internacional de la Dramaturgia Contemporánea, acerca de la vigencia en Jalisco de esta concepción teatral.

Participaron de la mesa los autores Ricardo Delgadillo, Jorge Fábregas y Teófilo Guerrero, y fue éste quien abrió fuego con una aseveración: En Jalisco no hay dramaturgia, sino “intentos”.

Este comentario, pero en voz del dramaturgo hidalguense Enrique Olmos de Ita, molestó a Guerrero, quien reconoció que el joven autor tenía razón. Y explicó que también “falta frescura en los trabajos”, ya que algunos repiten los esquemas de la primera mitad del siglo 20.

Mario Cantú, moderador de la mesa, puso el dedo en la llaga porque dijo que hay un distanciamiento entre dramaturgos y directores. Esa relación está rota, al menos en Jalisco.

El organizador de este encuentro, Boris Schoemann, le pidió a Cantú contar su experiencia en Monterrey, “ciudad que parece estar despertando”. Monterrey, “Ahí va, despertando”. Y Guadalajara— según coincidieron los ponentes— es “una ciudad de diálogo roto”.

Otra vez, Schoemann, volvió a la carga. Buscó, eso, el diálogo. Y cuestionó si el conservadurismo tapatío es responsable de la autocensura de los dramaturgos y de la manera “antigua” de escribir. Fábregas respondió: “Nos ha faltado ser originales, tan simple como eso”. “La autocensura está en los creadores, quienes se limitan porque quieren los apoyos de las instituciones”, dijo el autor de Viaje de tres.

Al explicar por qué el público se aleja, Ricardo Delgadillo admitió que ellos están alejados de los espectadores, los subestiman, pero saben que el público les lleva ventaja.  

La mesa acabó sin aplausos, pero con dramaturgos que hablaron casi dos horas con los pocos asistentes.

El diálogo finalmente se logró. Boris Schoemann sonrió.