Ignacio Padilla navega en el ensayo

GUADALAJARA, JALISCO (04/DIC/2010).- La única civilización prehispánica que supo convivir con el mar fue la cultura maya. A partir de ella, las posteriores civilizaciones se han dedicado a entubar ríos y mares o simplemente darle la espalda. Pero, ¿en qué momento América Latina, teniendo un litoral tan amplio y profuso, le dio la espalda al mar? Ignacio Padilla intenta responder a dicho cuestionamiento, que se hace desde pequeño, con la publicación de La isla de las tribus perdidas (Random House Mondadori).

Aunque al autor (México, 1968) se le conoce más como autor de cuentos (hoy se presenta en el Encuentro Internacional de Cuentistas), literatura infantil y obras de teatro, ahora ha decidido navegar en el ensayo.

“El mar es al mismo tiempo un lugar para el nacimiento, pero también para la muerte; una cuna y una mortaja: nos destruye, pero al mismo tiempo nos transporta, nos alimenta, pero al mismo tiempo nos seca, es un desierto y un vivificador. Entonces, con tantas connotaciones tan ambiguas, mi relación, como la de cualquier ser humano, con el agua, particularmente con el mar, va a ser ambigua: de vértigo, de atracción, pero al mismo tiempo de profundo respeto”, explica el escritor y dramaturgo.

Mientras se siga considerando en América Latina que a través del mar llegó lo malo, “los villanos, los conquistadores, y mientras se siga endiosando estúpidamente a los indígenas, nunca vamos a poder resolver este conflicto, que nos viene de siempre, de un nacimiento de las naciones latinoamericanas a través de gestas marinas con barcos tripulados por españoles o ingleses. Somos gente de tierra, que tampoco se siente cómoda en tierra; somos náufragos, una tierra perdida que siempre anda en un pantano, es decir, ni lo bastante húmedo para alimentarnos, ni bastante firme para sostenernos”.

Aunque siempre existe una posibilidad histórica para reivindicarse, en este caso el autor de La isla de las tribus perdidas descarta que pueda existir remotamente siquiera alguna: “Las conclusiones, en principio, son fatalistas, pero, al entender por qué tenemos esta vocación de náufragos o de Robinsones aislados, podemos entender por qué no funcionan nuestros grandes proyectos democráticos. Incluso, el ser humano es 90 por ciento agua, entonces no podemos estar negando una parte de nosotros”, señala Ignacio Padilla.

FRASE

"Somos gente de tierra, que tampoco se siente cómoda en tierra; somos náufragos, una tierra perdida que siempre anda en un pantano, es decir, ni lo bastante húmedo para alimentarnos, ni bastante firme para sostenernos”.

Ignacio Padilla, escritor

Hoy, 18:00 horas / Encuentro Internacional de Cuentistas, con Ignacio Padilla, Paola Tinoco, Patricia Esteban, Mónica Lavín y Gustavo Calcedo / Salón 3