GUADALAJARA, JALISCO (05/OCT/2016).- Sus logros han puesto el nombre de Jalisco en alto; su trabajo trascendió en áreas tan diversas como la tecnología, la arquitectura, la música, la pintura y la literatura. Ellos son sólo algunos de los cientos de jaliscienses ilustres que han nacido en tierras tapatías y EL INFORMADOR estuvo presente en sus vidas, a través del reporte de algunos de sus momentos trascendentales.Desde las perspectivas y las estructurasSi de arquitectura se trata, Luis Barragán Morfín es sin duda el principal referente de esta disciplina a nivel nacional e internacional; de hecho, es el único mexicano que ha recibido el Pritzker en 1980, el premio de arquitectura más prestigioso del mundo. Otro referente de la arquitectura tapatía es Ignacio Díaz Morales, cuyas intervenciones incluyen el Templo Expiatorio; además del proyecto urbanístico de la cruz de plazas, alrededor de la Catedral tapatía. Otro aporte para la ciudad fue la creación de la Escuela de Arquitectura. Los murmullos de Juan RulfoOriundo del sur de Jalisco, Juan Rulfo (1917-1986) supo captar la esencia de la vida rural mexicana en un libro de relatos y una novela corta. Su literatura sorprendió al mundo, no sólo en Hispanoamérica: decenas y decenas de idiomas han recibido las traducciones de “El llano en llamas” y “Pedro Páramo”. Por su obra recibió el Premio Xavier Villaurrutia (1956), el Premio Nacional de Letras (1970) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, en 1983. También escribió guiones de cine; por ejemplo, en 1960 se produjo la película “El despojo” basada en una idea del escritor.Su literatura marcó generacionesUno de los principales representantes de las letras jaliscienses es Juan José Arreola (1918-2001), quien vivió de y para la palabra. Apenas cursó tres años de la educación primaria, pero eso no fue impedimento para que se adentrara en el mundo de los libros como pocos: leyó y comentó a los grandes de la literatura universal, escribió “pocos pero doctos libros” con una prosa cosmopolita, pletórica de referencias culturales en un estilo pulcro. Además, retrató la celebración del señor san José, de su Zapotlán el Grande, en su única novela: “La feria”.Entre lienzos. y pincelesUna de las personalidades que mejor representa el sentir de la tierra del agave es José Clemente Orozco. “El de los pinceles violentos”, según lo definió su paisano Arreola, nació en Zapotlán el Grande en 1883 y fue uno de los precursores del muralismo mexicano. Además, fue galardonado con el Premio Nacional de Bellas Artes de México, poco antes de su muerte, en 1949. En este ramo de la pintura no podemos dejar de mencionar también a María Izquierdo; la nacida en Lagos de Moreno, en 1902, empezó a figurar con sus primeras obras a finales de la década de los veinte. La calidad de sus lienzos la llevaron a exponer en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, donde coexpuso con Rufino Tamayo y Diego Rivera; el primero influyó en su estilo, mientras que el segundo se expresó en términos positivos de su obra; incluso, redactando textos introductorios para sus exposiciones. Murió en 1955.De notas y pentagramasConsuelo Velázquez, pianista, compositora y cantante nacida en Zapotlán el Grande (1916-2005), tiene su nombre grabado con letras de oro en la historia musical de México, al haber compuesto más de un centenar de canciones memorables, entre ellas la canción escrita en español con más versiones hechas alrededor del mundo: “Bésame mucho”. Otro músico jalisciense destacado es José Pablo Moncayo; el compositor y director de orquesta, nacido en Guadalajara en 1912, fue discípulo de músicos como el estadounidense Aaron Copland y el mexicano Carlos Chávez. Su obra de mayor reconocimiento es el “Huapango”, considerado un segundo “himno nacional”. El estilo de Moncayo refleja la cultura mexicana en partituras que también reflejaron la actualidad musical. Además de su mayor éxito, compuso una sinfonía, una sinfonietta, música para ballet y la ópera “La mulata de Córdoba”. Murió en la capital del país un 16 de junio de 1958.