GUADALAJARA, JALISCO.- Se le conoce como la Meca del Cine, como la ciudad donde Paris Hilton o Jennifer Aniston, por mencionar algunas famosas, pueden ser vistas. Donde los sueños de quienes desean alcanzar la fama como actores o directores se pueden convertir en realidad.Los guionistas y los escritores no se quedan atrás, y ponen los ojos en Hollywood, calificándolo como el lugar donde seguro encontrarán oportunidades, como el sitio en el que serán descubiertos como los nuevos autores de películas o programas y series de televisión. De Hollywood al estrellato, dicen. Sin embargo no todo es como lo pintan.Según Michael Tolkin y Jonathan Gold, quienes el pasado viernes conversaron con la prensa antes de su encuentro en las conferencias tituladas La ciudad sobreexpuesta: novelistas-cineastas de Los Ángeles y ¿Cómo se forja un escritor angelino?, respectivamente, la idea de un Hollywood glamoroso no es totalmente cierta, pues afirman que dicha imagen se ha creado principalmente para los turistas, aunque dijeron que “para tener éxito en Hollywood hay que vivir en Hollywood”.“La gente piensa que en Hollwywood todo el mundo se conoce y no es así, no todo es glamour, además nuestro día en el set comienza a las 06:00 de la mañana”, confesó entre risas Tolkin, quien escribe novelas y guiones cinematográficos, al tiempo que afirmó que el escribir guiones para televisión tiene mayor futuro, pues sostenerse como guionista de cine resulta más complicado por el tamaño y costo de las producciones.Gold, quien presume un Pullitzer por su trabajo como crítico gastronómico obtenido en 2007, habló un poco del paradigma americano en el que se asegura que existe una homogeneidad, tanto en costumbres como en gastronomía, entre quienes habitan Los Ángeles. “La verdad es que es un mosaico de culturas y costumbres, hay una diversidad de comunidades y siempre me ha interesado hablar en diversos medios sobre la cultura popular, que en el caso de Los Ángeles siempre es cambiante”.Altagracia Lizardo MedinaPOR CIERTO *Ambos escritores destacaron, que a diferencia de otras ciudades, como Nueva York o Guadalajara, donde los creativos se unen para compartir experiencias y trabajar juntos, en Los Ángeles no hay comunicación entre quienes escriben, pues su oficio, al menos allá, se caracteriza por ser solitario.