Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | El autor presenta su más reciente obra: 'El hombre nacido en Danzig'

Guillermo Fadanelli: 'No quiero revolucionar nada'

El autor presenta su más reciente obra: 'El hombre nacido en Danzig', en la que explora el tema de los celos combinado con un poco de filosofía

Por: EL INFORMADOR

El autor asegura que ya no busca sólo contar historias, sino 'crear situaciones, describir el carácter humano'.  /

El autor asegura que ya no busca sólo contar historias, sino 'crear situaciones, describir el carácter humano'. /

GUADALAJARA, JALISCO (22/AGO/2014).- Después de escribir ''Mis mujeres muertas'', Premio Grijalbo de Novela 2012, en la que le dio sentido a la muerte de su madre, a su irresponsabilidad y a la literatura rusa, Guillermo Fadanelli decidió escribir ''El hombre nacido en Danzig'' (Almadía, 2014), una historia en la que aborda el tema de los celos.

Para Fadanelli, los celos son una de las emociones más intensas y criminales que puede sentir una persona. Y más si no se tiene control de sí mismo. Al mismo tiempo, afirma el narrador, ''El hombre nacido en Danzig'' es una historia de celos y pornografía sicológica en la que el personaje conversa con varios filósofos en su imaginación: Schopenhauer, Montaigne, Séneca; y también con basquetbolistas como Magic Johnson.

—¿Qué pregunta quiso responderse al escribir esta novela?

—Si bien las novelas, en general, son medios de exploración del mundo, de la realidad y del inconsciente —quiero decir medios de conocimiento y autoconocimiento vía el lenguaje—, no buscan obtener una respuesta precisa y sus preguntas son vagas: rodeos, caminar alrededor de la tumba. No son biblias, pues su inventiva no es tan pobre y su objetivo no resulta tan descarado.

—¿Narrar es una necesidad para usted? ¿Por qué?

—Es un oficio, es lo único que puedo hacer con cierta solvencia. El tiempo existe en verdad y a su paso el oficio se construye. Además vivo de escribir: no hago ninguna otra cosa. Por eso no tengo dinero. Soy un vago que cultiva el ya casi extinto oficio de escritor. Escribir me da libertad. Y ordeno el mundo en mi cerebro o en mi ánimo a través de la escritura. El único momento donde existe un orden en mi vida es cuando me siento a escribir. Ni siquiera comer me obliga a disciplinarme. A veces paso dos días sin comer y de pronto como seis veces en un día. La escritura es una manera honrosa de habitar este mundo tan desagradable.   

—Si el lenguaje es necesario, el conocimiento del mundo y la literatura es el medio más ambicioso con que el lenguaje se presenta, ¿qué les aporta a ambos la filosofía?

—Creo que la filosofía es la vocación del pensar, reflexionar y sitiar de preguntas el mundo y lo que somos. Es una rama de la literatura. La filosofía formula sus preguntas a través del lenguaje y por lo tanto se debe a la metáfora (también a la lógica, pero ésta no es más que un lenguaje limitado). Los filósofos más interesantes para mí son quienes escriben bien: Schopenhauer, Hume, Rousseau, Sartre, Foucault.
 
—¿Qué le aporta a usted como escritor el conocimiento filosófico?

—Yo soy sólo un irregular lector de filosofía, un curioso, un lector amateur de ella. La aportación del conocimiento filosófico sólo me perturba, pero abre horizontes a la imaginación. Me empuja a ser más crítico y a descreer de tantos juicios al vapor e insustanciales que escuchamos en los medios, en la política, en las mismas artes. Me ayuda a ser escéptico.  

—¿En qué ha cambiado su manera de escribir?

—Ya no me interesa sólo contar historias —eso se lo dejaría al cine o a la tv—, sino crear situaciones, describir el carácter humano y dejar que todo ocurra sin un plan premeditado. Ello no quiere decir que ''El hombre nacido en Danzig'' no incluya una historia. En ésta se presenta a un detective algo extravagante y un final el cual es necesario para comprender del todo esa historia. Yo espero que el tiempo me lleve a la sencillez y me aleje de la pedantería. Carezco de ambiciones meramente formales, no quiero revolucionar nada y ya no me interesa impresionar a nadie. Me es igual.

—Si, como usted dijo en una entrevista, “la literatura es una actividad peligrosa, desafiante, crítica e inconformista”, ¿cuál es el efecto que ésta produce, a largo plazo, en un escritor?

—Te lleva a la soledad, pero también a la tranquilidad. Saber que no se sabe nada y que todo juicio es relativo son modos buenos de habitar el mundo. Pierdes el entusiasmo pero ganas una cómoda tumba en vida. Te ríes mucho también. Schopenhauer decía que la risa es la disparidad entre el objeto y su explicación, y tenía razón. Yo me río cuando alguien intenta explicar algo y cree que su conocimiento es completo e infalible. Nadie sabe nada, sino que inventa respuestas que luego intenta imponer a los demás.  

—El protagonista de la novela es víctima de sospechas, temores y alucinaciones que lo llevan a mantenerse en un estado de desasosiego. ¿En qué sentido este personaje se parece al hombre contemporáneo?

—En nada. En general el hombre contemporáneo carece de imaginación. Es un consumidor incapaz de ser crítico. Es un pez atrapado en la red. Es un ser tranquilo, bovino e inerme porque ya no tiene los hilos de nada. El poder se teje a su espalda y él sólo sigue los caminos que le son marcados. Su temor ante la violencia contemporánea es real, pero es el temor del venado, del animal indefenso en espera de que la crueldad y el animal más fuerte lo devore. Nada más.

—Él busca incesantemente a una mujer. ¿Y el hombre de hoy?

—La mujer del personaje lo ha abandonado. Y él busca en ella a todas las mujeres y a sí mismo. La mujer es el otro, el ser distinto, lo que no podrás comprender. El hombre de hoy debe ser el peor amante de todos los tiempos: un cuerpo sin imaginación y lleno de complejos.

—La escritora Guadalupe Nettel escribió que durante muchos años la abyección ha sido su tema más socorrido, la provocación su principal motor y el ''underground'' su ambiente privilegiado. ¿Está usted de acuerdo con esta opinión?

—Es su opinión, no la mía. Pero le creo. Cada escritor, en este caso Guadalupe, es atraído por sus propios temas y la literatura es para todos ellos una especie de punto aparte. Estar bajo tierra aun cuando vives —''underground''—, es un privilegio, por supuesto. Yo provoco cada vez menos porque ya no existe casi nadie a quien valga la pena provocar. Voy camino al ensimismamiento en todo caso. Aunque maldecir me causa cierto placer.

—¿Qué significa para usted la crítica? ¿Le importa?

—Si leen mis tres libros de ensayos encontrarán la respuesta. Me imagino que se refiere usted a la crítica literaria. Si está bien escrita me importa, porque ello significa que la crítica misma es una obra literaria. Ahora bien, el que se escriba sobre mis libros o se les critique es un accidente y yo no puedo hacer nada. Casi no leo lo que se escribe de mí, aunque siempre agradezco el que se tome en cuenta mi obra pese a que no soy futbolista o político.

PERFIL

Palabra de autor


Nació en la Ciudad de México, el 14 de noviembre de 1963. Narrador. Director y fundador de la editorial y de la revista Moho. Además, ha colaborado con varias revistas.

Algunas de sus obras son: “En busca de un lugar habitable”, “Elogio de la vagancia”, “Insolencia, lenguaje y mundo”, “Dios siempre se equivoca: aforismos”, “La otra cara de Rock Hudson”, “Educar a los topos”,“Hotel DF” y “Lodo”, obra por la que obtuvo el Premio Nacional de Narrativa Colima.

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