Viernes, 20 de Septiembre 2024
Cultura | El joven director y dramaturgo, de apenas 28 años, se atreve con los clásicos

Golpear la intimidad: David Gaitán

El joven director y dramaturgo, de apenas 28 años, se atreve con los clásicos; para él la crisis provocará un arte más poderoso, pero más triste

Por: EL INFORMADOR

Este año visitó Guadalajara con el trabajo 'Escurrimiento y anticoagulantes', basada en Crimen y Castigo, de Dostoievski. ESPECIAL  /

Este año visitó Guadalajara con el trabajo 'Escurrimiento y anticoagulantes', basada en Crimen y Castigo, de Dostoievski. ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (11/SEP/2012).- Si se pretende hablar del teatro contemporáneo en México, es importante nombrar a David Gaitán, un creador de 28 años que no escatima —aunque guarde respeto— para intervenir a los clásicos.

Gaitán pertenece a una generación ya decantada, en la que pareciera que la regla es la multidisciplina, la transmutación de los ángulos, las nuevas preguntas y por ende, una nueva sangre. Este joven teatrero tiene un grupo, Legeste, y con él ha montado ni más ni menos que Ricardo III una versión adaptada por el mismo acerca de la obra de Shakespeare, la puesta en escena se encuentra en temporada en el Foro Shakespeare hasta el mes de octubre. Y a finales de este mes reestrenan El camino del insecto de la que él es dramaturgo y actor. Este año visitó Guadalajara con el trabajo Escurrimiento y anticoagulantes, una obra de  él mismo basada en Crimen y Castigo, de Dostoievski; y fue asistente de dirección de Martín Acosta en Timbuctú.

—¿Dónde sitúas el poder de los jóvenes en el mundo?

—El ser joven es una carta abierta y peligrosa, porque se cae en la arbitrariedad (...) sin embargo, también es garantía de que se planteara algo desde otro lugar.

—¿Y el poder del teatro?

—No es masivo, pero es muy poderoso, golpea como la intimidad de quien lo va a ver.  Es el arte de mayor vanguardia a nivel mundial.

—¿Hay una personalidad definida del teatro jalisciense en territorio nacional?

—Siento que en el DF es el lugar donde se experimenta con mucha mayor radicalidad. Guadalajara y Xalapa son dos de las ciudades con las que se paran el cuello para decir que no está tan centralizado el teatro. Pero creo por ejemplo que Inverso Teatro está a cualquier nivel de vanguardia del país y la búsqueda es de lo más avanzado.

—Dice Peter Brook que la catarsis es un concepto que hemos comenzado a olvidar ¿la gente de hoy está dispuesta a la catarsis?

—Como lo ha estado siempre. Lo que no sé es si el teatro está tan interesado en lograrlo. En el decir qué es catarsis podríamos entrar en una discusión amplia, siento que el espectador de hoy si asiste al teatro y encuentra empatía con lo que se plantea y si además hay una sensación catártica será satisfactoria. Incendios es el referente más cercano de la catarsis con el público.

—¿Crees que el teatro y el cine se han acercado?

—Creo que están muy cerca en término de los objetivos. El cine con una cantidad inmensa de excepciones, busca el contar historias, desde ángulos y tomas y velocidades muy amplias. Al teatro la modernidad le aporta y crece, sin que se deje de usar la pantomima de hace 300 años. El teatro no tiene una búsqueda tan sistematizada por contar historias.

—¿Crees que el teatro se ha alejado de los clásicos?

—Creo que sí, y que está de moda —a la cual me sumo— entrarle a las clásicos y rehacerlos. Hay como una crítica muy fuerte, de una escuela como muy establecida, hacia la falta de respeto que esto puede implicar... Me pasa con Ricardo III obra a la que los académicos señalan y dicen que no eso no es un clásico. A mí me parece una manera de reconocer la fuerza de una obra clásica.

—De Sabina Berman a Legom ¿qué hay en medio?

—Hay una gran carga de descaro. Los dos son iconos de épocas teatrales y además siguen vigentes ambos, en sus planteamientos. Me indentifico más con Legom y Chías. Entre uno y otro me parece que no hubo demasiado.

—Ya han caído los dogmnas ¿tendremos otros héroes? ¿otra Bausch? ¿otro Brook?

—Hay obras de gente emblemática en lo inmediato, lo que los convertirá en personajes de ese tamañao será los que empezaron con el siglo a hacer cosas. Ahí esta Castelucci.

—La crisis ¿nos hará mejores?

—Quizá haga un arte más poderoso, pero una sociedad más triste.

—¿Para qué sirve la libertad?

—Para contrastarla con la opresión, para pasarla bien.

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