Domingo, 29 de Septiembre 2024

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Cultura | El artista luchó para que se reconociera su trabajo dentro de la pintura y la escultura

Giacometti, un surrealista que dejó huella en el siglo XX

Fue ganador del Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia, en 1962, y es uno de los artistas surrealistas más destacados del siglo pasado

Por: NTX

CIUDAD DE MÉXICO.- Ganador del Gran Premio de Escultura de la Bienal de Venecia, en 1962, el pintor y escultor suizo Alberto Giacometti, quien falleciera el 11 de enero de 1966, es uno de los artistas surrealistas más destacados del siglo pasado.  

El artista nació el 10 de octubre de 1901, en Borgonovo, Suiza, donde recibió como herencia el talento y el gusto por las artes, ya que su padre era también pintor, pero neoimpresionista.  

Giacometti terminó su enseñanza secundaria y se trasladó a Ginebra para ingresar en la escuela de Bellas Artes. Posteriormente viajó a París, Francia, en 1922, para estudiar en Montparnasse bajo la tutela del escultor Antoine Bourdelle.  

Fue allí donde Giacometti experimentó con el cubismo. Sin embargo, le atrajo más el movimiento surrealista y hacia 1927 comenzó a mostrar sus primeras esculturas en el Salón de las Tullerías.  

Poco tiempo después ya era considerado uno de los creadores surrealistas más importantes de la época y empezó a asociarse con artistas como Joan Miró y Pablo Picasso, además de escritores como Samuel Beckett, Jean-Paul Sartre, Paul Eluard y André Bretón.  

Su obra surrealista más sobresaliente quizá sea "El palacio a las cuatro de la madrugada", la cual trata de un esqueleto arquitectónico que sostiene figuras y objetos suspendidos, y expresa la subjetividad y fragilidad de los sentidos temporal y espacial en el ser humano.  

Según los conocedores de su trabajo, sus pinturas y esculturas reflejan un sentido débil de la existencia, como si sus personajes sufrieran una constante amenaza de destrucción por parte del espacio que los rodea.  

Entre 1935 y 1940, Giacometti concentró su escultura en la cabeza humana, principalmente en la mirada. Esto fue seguido por una nueva y exclusiva fase artística en la que sus estatuas comenzaron a estirarse, para presentar más largas su extremidades.  

Durante la Segunda Guerra Mundial, vivió en Ginebra, donde conoció a Annette Arm. En 1946 ambos regresaron a París, para contraer matrimonio tres años después.  

Su trabajo fue presentado en una exposición en la galería "Maeght", de Parós y en la "Pierre Matisse", de Nueva York, para cuyo catálogo, su amigo Jean-Paul Sartre escribió la introducción.  

En determinado momento, Giacometti, hombre extremadamente perfeccionista, empezó a realizar sus trabajos en bronce, ya que en los años 50 ese material resultaba muy económico.  

En 1954 recibió el encargo de diseñar un medallón con la imagen de Henri Matisse, por lo que creó numerosos dibujos durante la última etapa de su vida.

Fue 1962 el año en que recibió el Gran Premio de Escultura en la Bienal de Venecia, lo que lo llevó a convertirse en una celebridad internacional.  

Precisamente hacia el final de su carrera, Giacometti, aclamado como uno de los mayores escultores del siglo XX, luchó para que se reconociera su trabajo dentro de la pintura y la escultura.  

A lo largo de su vida realizó más de 350 lienzos, entre los que destacan "La madre del artista" (1950, Museo de Arte Moderno de Nueva York), donde la figura sentada parece estar a punto de desaparecer en medio de la maraña de líneas y trazos de la imagen, o el "Retrato de mujer" (1965, Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, España), donde representa a su ama de llaves. Alberto Giacometti falleció el 11 de enero de 1966, en Coira, Suiza.  

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