Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | Turquía: Una visión particular

Genio entre las tierras

Orhan Pamuk es un novelista con alma de poeta. Su historia es también la de la segregación cultural turca

Por: EL INFORMADOR

Orham Pamuk buscador del alma melancólica de su ciudad natal.ESPECIAL  /

Orham Pamuk buscador del alma melancólica de su ciudad natal.ESPECIAL /

GUADALAJARA, JALISCO (09/MAY/2011).- Orhan Pamuk ahora es otro. No el que vende millones de libros ni tampoco el sujeto que camina por los pasillos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara sin que nadie lo reconozca. Para un premio Nobel es raro no saberse fotografiado a cada instante. De pelo ralo y piel burguesa, a Pamuk se le reconoce por su atuendo parsimonioso que de vez en cuando oscila entre el frac de un profesor universitario mal pagado y la mezclilla de un obrero de las letras. Y ahí, en el letargo de la banalidad, reside su magia hecha potencia: nadie retrata mejor que él a la nostalgia.

Cuando se piensa en Pamuk se viene a la mente la criminalización de los genios. A Pamuk le pasó cuando declaró en un reportaje que le hizo un periodista suizo, que 30 mil kurdos y un millón de armenios fueron asesinados por Turquía y que ya era tiempo de romper ese silencio y verse cara a cara con ese genocidio. Para la mayoría de los reaccionarios turcos, de eso no se habla. En Turquía, a Pamuk lo acusaron de “denigrar públicamente la identidad turca según el artículo 301 del código penal” y por eso fue llevado a juicio aunque poco después recibió una sentencia suspendida debido a la fuerte presión internacional.

Ese es Pamuk  “al que en la búsqueda del alma melancólica de su ciudad natal, ha encontrado nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de las culturas” según dijo el veredicto de la Academia Sueca que le entregó el Nobel en 2006.

Orhan Pamuk nació en Estambul, Turquía, en 1952. Hasta entonces ha publicado unas siete novelas y dos libros de ensayos y memorias. En las fotos, más que un novelista parece un médico de guardia, de esos que sonríen mientras te auscultan la vida. Pamuk fue otro cuando entendió que crecer en una familia aristocrática y haber estudiado en colegios elitistas de Estambul lo hicieron pertenecer a  esa clase donde los billetes se gastan como embutidos al sol: entre más pasa el tiempo más se pudren. Haber recibido estas enseñanzas lo hicieron un turco occidentalizado, algo que para algunos es un orgullo y para otros casi la peste.

Los conflictos

Aunque se declara occidentalizado y satisfecho de serlo, Pamuk es crítico de la forma en que la elite gobernante impuso la modernización en su país; muchas veces a través de la imposición de gobiernos militares que no intentaron combinar las dos culturas y arrasaron con costumbres retrógradas, pero también con la vitalidad y la riqueza cultural del imperio Otomano.  "Turquía no debería preocuparse por tener dos espíritus, dos almas", afirmó con la convicción de que el islamismo puede ser compatible con la modernidad y la democracia, como buscar que Dios se sacralice en un imperio. 

Orhan Pamuk es, indiscutiblemente, un escritor progresista democrático, experimentado en un espacio que se rige por los caprichos humanos pensados en deidades: Turquía es musulmana pero Estambul es moderada, convirtiéndola  en la puerta del occidente al oriente. Hoy Estambul es el recuerdo de la antigua Bizancio y luego Constantinopla en la época del Imperio romano. No hay ningún país en el mundo que se asemeje a Turquía, lo tuvo todo y ahora sólo tiene misterios por sus calles.

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