GUADALAJARA, JALISCO (07/SEP/2016).- Gabriel Rodríguez Liceaga no es un escritor emergente ni mucho menos uno que descubra el oficio. Ha publicado novela y cuento, es tallerista, columnista y un tuitero ácido. Por ello no sorprende que su libro de cuentos “¡Canta, herida!”, hubiese ganada el premio Agustín Yáñez. Ese compendio de relatos, que tiene diversos registros de personajes y una gran capacidad de desarrollar ambientes, finalmente se convirtió en un libro editado por el sello tapatío Paraíso Perdido que se presenta el día de hoy.Sobre el género, el escritor oriundo de la Ciudad de México mencionó en entrevista con EL INFORMADOR que él cree que “un cuento tiene que ser una estructura única por sí misma e irrepetible, en más de una ocasión yo he dicho que el cuento es como una cinta adhesiva que quiere abrir pero no sabes dónde empieza; un cuento debe ser esa estructura circular y es trabajo del lector saber dónde empieza y donde termina. Entendiendo eso, traté de cada cuento tenga su estructura, yo creo en el género, después de la poesía como el más importante, no cualquiera está escribiendo cuentos porque requiere de una estructura, una forma de teorizar el acto de escribir, en ese sentido cuando escribí estos cuentos estaba muy influenciado por un par de cuentistas que adoro, que son Inés Arredondo y Sergio Galindo”.Comentó que apuesta por el cuento por ser uno de los que mayor rigor requieren, a diferencia de la novela, en la que se puede experimentar y deformar al gusto del escritor. “Creo que un cuento se va armando como un tetris, es muy raro el caso en que me siento y construyo un cuento de una sentada, regularmente me tomó un buen tiempo. Hay un cuento, ‘Lunarejo’, que me tomó cinco años; primero lo escribí como un guión de cortometraje, lo reescribí y al final decidí que fueran vagabundo lo decidí al final, llevaba años persiguiendo ese tiempo, no estoy seguro que lo conseguí pero ya salió. Este libro tiene tramas que me interesan desde siempre, estrictamente creo que los escribí en dos años, pero esos cuentos son una suma de reflexiones de toda la vida”.Los lectoresGabriel sabe que los libros llegan en el tiempo exacto a los lectores que lo van a evaluar, ya sea de manera positiva o no, y que el estar editado por un sello local si bien no le da distribución comercial a gran escala, sí le ofrece un mejor contacto con el editor.“Los libros encuentran lectores hasta dentro de veinte años, la persona que se va a acercar al libro va a llegar en el tiempo que sea. Uno está siendo juzgado por árbitros sin rostro, yo creo que quien tenga una idea clara de qué es un cuento será un mejor lector de este libro. Además estoy contento con el trabajo editorial que se ha hecho, he tenido una buena relación con Antonio Marts, el editor de Paraíso Perdido”.SABER MÁS TrayectoriaGabriel Rodríguez Liceaga (Ciudad de México, 1980) ha publicado el libro de cuentos El demonio perfecto (BUAP, 2008), las novelas Balas en los ojos (Ediciones B-Zeta bolsillo, 2011) y El siglo de las mujeres (Ediciones B, 2012). Fue ganador del Premio Bellas Artes de Cuento San Luis Potosí con el libro Perros sin nombre (2012). Es autor de Niños tristes (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2013) y que se hizo acreedor al Premio Nacional de Narrativa María Luisa Puga (2010).