Previo a la apertura oficial, acompañado por su esposa, Mercedes Barcha, así como de amigos, colegas y la familia de Daniel Feldman, encargado del proyecto arquitectónico del sitio, el autor del libro "Cien años de Soledad", degustó de un platillo de espinacas y tomó una copa de vino. El novelista de 85 años de edad, quien se notaba contento, lucido y fuerte, posó para las fotografías que le tomaron familiares en la mesa, así como reporteros gráficos. "Me siento bien, la comida estuvo bien", dijo. Luego de la comida, García Márquez, quien vestía un traje color gris y calzaba zapatos negros, cortó el listón del boliche al lado de los dueños de ese centro de entretenimiento. La esposa del García Márquez también develó una placa conmemorativa en la que se menciona que el proyecto arquitectónico del espacio estuvo a cargo del propio Daniel Feldman Kazt. Tras cortar el listón el también periodista oriundo de Aracataca, Columbia, regresó a una de las mesas del lugar, siempre llevado del brazo por Jessi Milsteins, director de Royal Bol y su asistente. Una niña de entre 6 y 8 años de edad se acercó hasta el laureado escritor para que le autografiara una copia del libro "El Coronel no tiene quien le escriba", pero sólo estrechó la mano de la pequeña. Tras 15 minutos de recibir saludos y tomarse fotos, y poco más de dos horas de estar en el lugar, el autor se marchó del sitio a bordo de una camioneta Odyssey color plata. El Royal Bol cuenta con 18 pistas, 14 en un área abierta y cuatro en un área VIP, todas envueltas por pantallas en donde se podrán apreciar videos, partidos y cualquier entretenimiento audiovisual que pueda acompañar los momentos de juego. El sitio posee diversas áreas de esparcimiento que se adaptan al gusto de cualquier persona, una de ellas es su cocina abierta, que permite ver el horno para preparar pizzas, así como una gran variedad de platillos y el restaurante ubicado estratégicamente entre las pistas.