Gabino Rodríguez: poder transformador

GUADALAJARA, JALISCO (21/AGO/2012).- Gabino Rodríguez es actor de teatro y cine independiente. Director, guionista y motor junto con Luisa Pardo de un interesante proyecto escénico llamado Lagartijas tiradas al Sol en Distrito Federal. Un creador de 28 años, joven en el poliedro del universo teatrero de México.

Nació en Durango y debutó en el cine en la película Perfume de violetas y bajo la dirección de Maryse Sistach filmó La niña en la piedra que lo hizo ganador del Ariel en el 2006. Ha levantado un puño de proyectos con su cuadrilla de actores; Esta es la historia de un niño que creció y todavía se acuerda de algunas cosas (2005), Noviembre (2006), Pía (2006), En el mismo barco (2008) Asalto al agua transparente (2011) y Catalina (2011). Actualmente gira con El rumor del incendio y trabaja con miras al 2013 en un trabajo sobre el Siglo XX en nuestro país y la institucionalización de la Revolución.

—Eres uno de los directores más jóvenes en el país ¿Dónde sitúan el poder de los jóvenes?

—La juventud es un poder en sí mismo, la posiblidad de imaginar un futuro diferente. Crecer es renunciar a cosas que ya no podemos ser. Es un asociación de toma de lugares frente al cómo te relacionas con la realidad. En el arte, conforme las personas crecen se pierde la posibilidad de tomar riesgos creativos, es claro que José Caballero tomó riesgos cuando era joven y ha dejado de entender el teatro como algo que se puede seguir modificando. José Emilio Pacheco lo dice “somos todo contra lo que luchamos a los veinte años”

— Y ¿dónde sitúas el poder del teatro?

—Por lo que a mí me interesa el teatro es porque nosotros o algunos de nosotros, vivimos nuestra vida con base en las representaciones que hemos visto a lo largo de la vida. Es como este ejemplo del primer beso, cuando yo dí mi primer beso había visto muchas representaciones de lo que el primer beso era, tenía un concepto de ello. Me interesa el teatro en la medida en la que puede transformar los modelos de representación que ya están establecidos. Gran parte de lo que somos tiene que ver con el cuento que nos contamos de nosotros mismos. Me interesa trabajar con la biografía y los momentos históricos... En cómo el teatro puede transformar el pasado.

—Hemos pasado la era de la información, el mundo virtual ¿A qué va el espectador al teatro hoy?

—La verdad no tengo idea, supongo que a lo mismo que va al cine o al futbol o una cosa así. Por lo que yo voy es porque hay una sensación agradable en estar rodeado de personas que están viendo lo mismo que tú. Tiene que ver con la comunicación.

—¿Crees que hay una personalidad de teatro jalisciense en territorio nacional?

— Estoy seguro que en ningún lugar de México hay una personalidad de ningún teatro. Y es mucho más saludable que no exista. A lo que se han dedicado los gurús del teatro es a aplastar a sus alumnos, por eso Luis de Tavira no tiene bajo sus alas a ningún alumno que se diga director. Hay una especie de grandes gurús que tenían una manera de entender las cosas donde ellos eran el teatro. Y creo que fue una generación dañina y estéril.

— En una entrevista decía Peter Brook que la gente de hoy no estaba dispuesta a la catarsis ¿tu crees que la gente hoy está dispuesta a la catarsis?

—No sé si tengo claro qué es la catarsis. Me suena a Cieslak y El Príncipe Constante y yo no usaría esa palabra para definir el trabajo de Brook. Creo que tiene que ver con esta idea de cómo la cultura se ha ido transformando y el teatro con ella.

—¿Qué tan cerca están el teatro y el cine?

—No están cerca para nada. El teatro no tiene nada que ver con el cine, el peor cine es el cine que es de teatro filmado y el peor teatro es la emulación de recursos cinematográficos. Uno tiene que ver con la imagen y sonido pregrabado y otro tiene que ver con otras cosas... Cuando pierden los dos es cuando se acercan. El cine ha tenido mucha influencia sobre los creadores y los espectadores, nos parece divertido o cool intentar trasladar. En teatro es un cumplido que alguien diga que tu obra es muy cinematográfica, y que en cine te digan que tu película parece teatro, es lo peor.

—¿Qué tan cerca se encuentra hoy el teatro de los clásicos?

Creo que hay creadores que los han retomado últimamente y digamos que están ahí... Yo particularmente me siento alejado.

—¿Qué género teatral es el regreso del PRI a los Pinos?

—Chale... los géneros teatrales no son mi fuerte... La pieza es un género teatral... Esto sería como una pieza en tono histérico como el último Chéjov de Tavira, donde todo indica que es una pieza pero hay unas personas gritando inexplicablemente para un lado y para otro.

—¿Crees que tiene que haber dramaturgia para que exista el teatro?

— Entendida como un texto preescrito que un grupo toma para ponerlo en escena, evidentemente no, para nada.

—De Sabina a Legom ¿qué hay en medio?

—Yo soy un ignorante en textos teatrales y en dramaturgia mexicana. Están pues Edgar Chías, Ricaño, Villarreal... David Hevia también y me parece de su generación como más arriesgado o por lo menos un tipo que crea desde un lugar diferente...

—Las palabras existen para decir ciertas cosas, la danza para abordar otras emociones ¿para qué se dice el teatro?

—Tiene que ver con una cierta vibración de cuerpos, actor y espectadores. Está hecho de esa combinación entre el sentido de las cosas y lo que da sentido a esas cosas. No vamos al teatro a escuchar palabras, vamos a percibir esencias y es ahí donde para mi gusto hay algo divertido.

—¿Crees que vendrán otros héroes? ¿Otro Brook? ¿Otra Pina Bausch?

—Existirán a su manera, diferentes tipos de referentes tan fuertes, pero no es solo una cuestión de talento si no de otros factores que hacen o que hicieron que Pina Bausch haya sido Pina Bausch y que otras coreógrafas con talento no lo sean. Descubrir algo de ese tamaño también tiene que ver con la suerte. Creo que hay muchos directores igual de talentosos que Peter Brook, replantean las cosas, seguirán surgiendo y son infinitos.

—La crisis ¿nos hará mejores?

—No. La crisis nunca hace mejores a las personas. Es una idea que implica cierto romanticismo que no comparto. Siento que es una idea del primer mundo sobre el tercer mundo

—¿Para que sirve la libertad?

— Es el valor máximo, no sirve para nada. Es una condición para vivir. La libertad normalmente política se equipara con la igualdad. Nada tiene sentido si no hay libertad, por eso estoy en contra de cualquier régimen como el de Corea del Norte, Cuba, Rusia.

FRASE

"Me interesa el teatro en la medida en la que puede transformar los modelos de representación establecidos. "

Gabino Rodríguez, actor