Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | Exposición

Francisco Goitia revive en Zacatecas

Homenaje a uno de los grandes precursores del movimiento del arte contemporáneo mexicano con una amplia muestra de su obra

Por: EL INFORMADOR

ZACATECAS.- Cuando se cumplen 50 años de la muerte de Francisco Goitia (1882-1960), el Festival Cultural Zacatecas le rinde homenaje en su vigésima cuarta edición con una muestra de su trabajo en el museo que lleva el nombre del artista.

Viejo, en los huesos y solo en mitad de la nada. Así pintó Goitia el equino de su última obra, Caballo famélico (1960), un cuadro que muchos interpretan como metáfora de sus últimos días en su “humilde” casa de Xochimilco.

El artista zacatecano de origen español vivió retirado en una pequeña cabaña de adobe y lámina a las afueras de la Ciudad de México, en lo que fue su hogar durante 40 años. Temperamental, rebelde y místico, el rostro de este pintor con aspecto de mendigo “empapela” estos días la ciudad de Zacatecas, al aparecer en el cartel de su Festival Cultural.

Una vida austera

Goitia, considerado uno de los grandes artistas de México junto a Julio Ruelas, Pedro Coronel, Rafael Coronel y Manuel Felguérez, es todavía hoy un artista difícil de catalogar entre su generación.

Los más jóvenes ven en él al padre del oscurantismo, una especie de fundador del movimiento “dark”, por obras como La bruja o Cabeza de ahorcado. Otros lo consideran el padre del llamado “renacimiento plástico mexicano” y uno de los pintores más interesantes del país por cuadros como Tata Jesucristo, considerado por muchos como la mejor obra de caballete de la pintura mexicana y con la que su autor se ganó una beca de por vida del Gobierno.

“Hombre menudo, enjuto, de largas barbas blancas y mala leche, muchos creían que era un viejo excéntrico, pero él vivió como él quiso, eligió vivir en la austeridad, saltándose los convencionalismos de la época y se creó su propio mito”, comenta Lourdes Fava, directora del Museo Francisco Goitia de Zacatecas.


Transmisor de emociones


Eclipsado por los grandes muralistas, su pintura “quería transmitir emociones, no ideas”, tal y como defendió en medio de una corriente de corte nacionalista encabezada por Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros que lo llenó todo, desde paredes a libros escolares.

“Lo que pasa es que Goitia es un artista difícil de catalogar, rompe todos los moldes, no podemos incluirlo en ninguna corriente ni escuela. Su obra es tan diversa que parece un coctel de su vida, de sus viajes, de los lugares que vio”, asegura Lourdes Fava, curadora también de la muestra dedicada al pintor.

Para Alejandro Ramos, coordinador del Museo Francisco Goitia, su creación está muy relacionada con su vida. “Su obra es difícil de clasificar, es muy diferente y está muy relacionada con la vida que tuvo: una infancia difícil, hijo no reconocido, se crió sin madre y después fue enviado a la Ciudad de México”.

En la capital del país estudió pintura con figuras como José María Velasco y Julio Ruelas. Tiempo después viajó a la ciudad española de Barcelona, donde conoció a su gran maestro Francisco de A. Galí, y a Italia, donde se hizo franciscano. A su regreso a México, se convirtió en cronista del ejército de Pancho Villa durante la Revolución.

La exposición Francisco Goitia, un destino en el arte reúne una o dos obras de cada una de estas etapas.
“Goitia pintaba para el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), que le concedió una beca vitalicia, gracias a la cual tenemos el 80% de su obra en el museo dedicado a él. Aunque hay obra en España, Italia y mucha en manos privadas, casi todos sus trabajos están aquí”, explica la directora del espacio expositivo.

“Sus paisajes al carbón de la Catedral de Barcelona, los retratos de los indios en un trabajo para el famoso humanista mexicano Manuel Gamio, sus autorretratos… Pintó poco pero muy diverso; incluso llegó a pintar bodegones de su influencia europea”, asegura la Lourdes Fava, quien ha trabajado durante dos años para preparar la muestra Francisco Goitia, un destino en el arte.

“Para mí es mucho más interesante que los muralistas, ya que utiliza todas las técnicas y aunque con pocos cuadros es capaz de transmitir toda una vida de duros golpes”, añade Alejandro Ramos, gran apasionado de la obra del artista zacatecano.

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