Domingo, 16 de Febrero 2025

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Cultura | Visiones de Atemajac

Francisco Goitia (15)

Por: Enrique Navarro

Por: EL INFORMADOR

Dos soberbios autorretratos del maestro me permitirán cerrar el recorrido por la iconografía goitiana. Elegí uno poco conocido: me refiero a su Autorretrato con la mano en el pecho, así como el clásico y más divulgado (el del paño en el hombro y cabellera revoloteando) simplemente titulado Autorretrato. Ambos datan de 1955.

El primero es un óleo sobre tela de 73.2 por 87.8 centímetros. Sorprende, de entrada, por el juego de polos expresado en ciertas contradicciones: ¿cómo es posible que un ser atormentado, autoflajelado, desgastado por tantas crisis internas pudiera habitar un cuerpo tan vigoroso y rubicundo? Además, la recia tela nos habla de un cuidado por el atuendo o los ropajes (recordemos que el maestro gustaba de calzar botas resistentes y atildadas). Su rostro, si nos fijamos bien, exhibe un bigote cuidadosamente recortado. No entiendo nada: o las crónicas nos han mentido sobre la vida patética y el abandono de nuestro artista o Goitia mismo, en un sutil mentís, nos dice "hijos míos, no dramaticen, estoy bien, no exageren". Esta pintura, sospecho, no ayuda mucho a despejar nuestras dudas. ¿Que está pintada con maestría? Esto es claro. ¿Que la composición apoyada en un sólido triángulo, que el claroscuro del fondo creando una solemne atmósfera o que el dibujo anatómico y el cromatismo de la piel son portentosos? Sin duda. Pero, insisto, no concuerda la leyenda con el hombre representado. Salvo la gravedad del ceño, todo en la imagen nos confunde. Podemos interpretar de mil maneras lo que Goitia quiso mostrarnos en este autorretrato, pero solo él conoció el significado oculto. Es curioso, sin embargo, cómo son más fáciles de comprender -y conmovernos- otros rasgos y pinturas del maestro relacionados con los desajustes psicológicos y emocionales que en varios momentos padeció. Esto tal vez se deba a que nos remiten a un sustrato común a todos: el dolor humano. Debemos tomar en cuenta, además, que el arte tiene vida propia o autonomía, esto es, no puede confundirse con la realidad. El arte tiene su propia lógica. Sea como fuere, es precisamente esta dosis de paradoja con lo que me quedo.

¿Quién fue en realidad Goitia? A mí me queda claro que no es aquel que el oficialismo nos ha querido vender. Para mí, Goitia es el ser luminoso, en ocasiones contradictorio, que por medio de su trayecto vital (a ratos autoinmolatorio) y por conducto de la intensa -y sincera- carga humanística de la mayor parte de su obra, nos ha tendido una mano entrañable.

Por último, analicemos su extraordinario Autorretrato con paño. Es una obra capital. Vemos un Goitia retador, con una mirada magnética y manifestando un orgullo tanto por su condición de anacoreta maduro como, inclusive, por la carga de erotismo que su líbido exhudaba. Díganlo si no esos labios remarcadamente rojizos o su pecho semidesnudo enfatizando la clavícula, la -todavía- piel turgente y la tetilla insinuante. El paño verde deslizándose lentamente también contribuye para tales provocaciones. Francisco conquistando ninfas entre los manantiales del paraíso llamado Patillos. Es un retorno al origen. Goitia, con esta imagen, nos asegura que todo valió la pena. Los gozos y los sufrimientos quedaron sublimados, quedaron perennemente glorificados.

Tanto los cabellos y las barbas revoloteando; el fondo limpio; la dura expresión del rostro mestizo, quemado por el sol y el viento, enmarcando esa mirada (siempre la mirada) intensa, inquietante; la aureola de profeta iluminado anunciándonos la buena nueva: todo nos hace cómplices involuntarios. No podemos sustraernos al golpe que Goitia nos asesta. Quedamos prendados.

Goitia el seductor. Goitia impactando nuestras vidas con el ejemplo de su proyecto de vida y con su arte superior. Muere -el 26 de marzo de 1960- solo en su barraca de Xochimilco. Los lugareños acompañaron al "hermano mayor" hasta la fosa común del panteón de Xilotepec. Chávez Morado escribió alguna vez que Goitia murió "como dicen que mueren los santos".

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