Firmas de autores causan revuelo

GUADALAJARA, JALISCO.- La cita más emotiva fue con Xavier Velasco. El encuentro más anhelado, pero suspendido, debido a la fuerte carga en su agenda, fue el del escritor peruano Mario Vargas Llosa, a quien le esperaban alrededor de 150 personas hora y media antes.  

El que casi conmociona al recinto tuvo que ver con la presencia de “El hijo de El Santo”, mientras que la visita de Jordi Rosado, desde su presentación en el Auditorio Juan Rulfo, prometía, y lo cumplió, una concurrida firma de autógrafos en el espacio destinado para ello, que este 2009 la Fil estrenó en la parte Internacional de la Expo Guadalajara.

Tumulto casi incontrolable

El primero en arribar fue “El hijo de El Santo”, quien no daba crédito al tumulto que generó una vez que cientos de estudiantes se percataron de su presencia a muy temprana hora.

El Enmascarado de Plata, quien tenía la encomienda de presentar su novela gráfica El Hijo del Santo y Xico en el Inframundo, más que firmar autógrafos posó para las cámaras con sus admiradores, que no lo dejaron ni a Sol ni a sombra.

Los gritos y empujones no se hicieron esperar, mientras que los elementos de seguridad pedían amablemente a los eufóricos jóvenes, en su mayoría estudiantes de secundaria y preparatoria, que mantuvieran la calma.

El luchador, durante su andar y mientras permaneció en el stand denominado “Firma de autores”, se mostró agradecido por la admiración que le declararon sus seguidores y atendió a cuanto fan se le acercó.

Una vez terminado el encuentro, de nuevo la calma parecía perderse. Cual si fuera una procesión, pues cada vez más jóvenes se unían, el camino hacia el área en la que se ubican las cámaras de televisión -donde se le esperaba para entrevistas- lucía apunto del colapso. Gritos y empujones de nuevo, pero la paz volvió al lugar.

La anécdota por lo sucedido prevalecería a lo largo del día.

Euforia juvenil

La presencia de Jordi Rosado también causó euforia entre cientos de adolescentes que atendieron el llamado del popular conductor de televisión, y se dieron cita en el stand de firma de autógrafos.

A las 14:00 horas Jordi arribó escoltado por una gran comitiva, y fue recibido con flashes de cámaras fotográficas y gritos por parte de sus seguidores.

“Jordi te amo, estás bien bueno” y “Eres un amor”, fueron algunas de las frases que más se escucharon durante las casi dos horas que duró el encuentro con la estrella de la pantalla chica.

Gran parte de los fanáticos llevaban consigo el libro Quiúbole con... interactivo, con la intención de obtener el autógrafo de su “ídolo”. “Para mí Jordi es lo máximo, me encanta la manera en que escribe porque es muy padre y no es nada aburrido, y por eso he comprado sus tres libros”, comenta Claudia, quien aún ataviada con su uniforme de secundaria hizo fila durante más de una hora para  cumplir con sus objetivos del día: tener sus libros firmados y tomarse un par de fotos con el autor.

  Emotivo y ordenado

La de Xavier Velasco fue una firma de libros muy peculiar. Decenas de jóvenes con estética moderna hacían fila de forma ordenada desde media hora antes de que el escritor capitalino arribara al stand.

En el espacio fueron habilitadas algunas mesas donde se podían comprar las obras completas del artista: El materialismo histérico, Luna llena en las rocas, Éste que ves y Diablo Guardián.
La mayoría de los asistentes llevaba más de un libro del autor entre sus manos, y pocos fueron los que compraron un ejemplar en ese momento.

De manera puntual el escritor llegó con sus lectores, quienes al verlo lo ovacionaron con aplausos.

Xavier sonreía por la iniciativa y comentó que el firmar libros es algo de lo que más disfruta, puesto que “para mí venir y tener contacto con la gente significa un premio muy grande, el más grande que se puede recibir, porque todos los lectores en cierta manera son tus amigos, son gente que ha estado contigo sin que lo sepa, y es la única puerta que tienes para que eso fluya y para que ellos lleguen y te digan lo que sintieron con tus libros. Es algo de lo que nunca me canso, aunque me digan que me voy a tardar tres horas firmando lo puedo hacer con gusto”.


EL INFORMADOR / ALTAGRACIA LIZARDO Y OMAR GÓMEZ