Fiebres misteriosas, la sombra de la Independencia

GUADALAJARA,JALSICO (25/JUL/2010).- Las victorias en las guerras no siempre dejan un buen sabor de boca y sólo el paso del tiempo definirá si se trató de un acto heroico que vale la pena conmemorar o si es una más de las páginas negras de la historia por la falta de información. Uno de esos triunfos que ameritan ser cuestionados es la Batalla del Sitio de Cuautla, Morelos, ya que hubo propagación de piojos, vector de la plaga de tifo exantemático de 1812, que mató a gran número de personas y su impacto fue superior a los decesos provocados por la lucha insurgente y la viruela.

David Carvajal, profesor investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), trabaja en un estudio sobre la epidemia de tifo exantemático que afectó a la población en 1812, durante la lucha de Independencia, y que se publicará en 2011.

El académico considera necesario tener en cuenta que “la presencia de las epidemias en alguna localidad modificaba y postergaba el enfrentamiento entre los insurgente y los realistas”.

Este año del festejo del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, ha surgido entre los investigadores la inquietud de abordar el tema del impacto del tifo y la viruela durante el movimiento de insurrección, pues la intención es “no pensar que las luchas entre un ejército y otro fueron sólo las responsables del descenso de la población”, afirma David Carvajal.
Una plaga histórica

La epidemia de tifo exantemático ha estado presente en las distintas guerras del mundo, motivo por el cual también se le conoce como “tifo histórico o tifo castrense”. Incluso era conocida en América antes de la llegada de los españoles, ya que para su propagación sólo requiere de crisis económicas.

Esta enfermedad comenzó a estudiarse durante los primeros años del siglo XX, gracias al desarrollo tecnológico y al avance de la ciencia. Ahora, los historiadores se dedican a investigar su impacto y a diseñar las rutas de contagio.

Durante la gesta insurgente también se presentó el tifo exantemático, entonces también llamado “fiebre misteriosa”, según se describe en los libros de entierros de las parroquias de la Nueva España.

David Carvajal explica que se ha señalado como “una página gloriosa de las tropas insurgentes” la Batalla del Sitio de Cuatla en 1812, cuando José María Morelos ganó la lucha al romper el cerco donde se encontraba él y sus tropas, así como civiles.

Según los investigadores se considera que una de las causas que obligó a Morelos a romper el sitio fue la falta de alimentos y el número de enfermos. Dicho enfrentamiento fue “un triunfo para las tropas insurgentes, pero desde el punto de visto epidemiológico esparció el vector, el piojo, por todo el territorio de la Nueva España. Sin embargo, la epidemia abonó al triunfo de la causa independentista porque causó más muertes que todos los enfrentamientos insurgentes y realistas”, señala el docente de la UdeG.
La epidemia de tifo exantemático comenzó en Cuatla en 1812, llegó a la Ciudad de México en 1813, luego a Nueva Galicia en 1814, y después a Sinaloa, en 1815.

Las causas de la enfermedad
Nulas medidas de higiene, escasez de agua y proliferación de ratas, son las condiciones propicias para que el piojo llegue al ser humano. El parásito es un vector de la plaga provocada por un microorganismo (rickettsia prowasekii) que ingresa al cuerpo a partir de pequeñas heridas en la piel provocadas por el piojo y por el ser humano, cuando éste se rasca. Al inocular, el microorganismo provoca exantemas y alta temperatura que lleva a las personas a la muerte.

“En aquel entonces no tenían conocimiento de cuál era el vector y a la enfermedad se le conocía como fiebre misteriosa, porque muchas personas enloquecían, perdían el conocimiento y morían”, expresa el investigador de la máxima casa de estudios del Estado.

Con el fin de controlar la enfermedad se empleaban compresas de agua en los piquetes y se les quitaba la ropa a los enfermos, ya que ahí se encontraban los piojos. También se recurría al culto religioso para pedir la intercesión de la virgen.

Para David Carvajal, la epidemia de tifo exantemático fue posible gracias a que las condiciones económicas no eran las mejores, por lo que había escasez de alimentos y agua, y falta de hábitos de higiene.

Después de la plaga, siguió la viruela con la llegada de tropas españolas para apoyar a los realistas. La enfermedad entró a México por Veracruz en 1813.

El historiador comenta que “hay registro de que una de las epidemias más fuertes fue la de viruela de 1777 y 1778, que provocó sólo en el centro de la Nueva España más de 20 mil muertes”.

Este año de festejos es para  David Carvajal una oportunidad para reflexionar sobre el actual momento histórico, especialmente de la llamada lucha contra el narco. “En ese cambio de recursos y condiciones cotidianas tenemos que estar muy alertas de que no se generen epidemias y recordar que la historia nos da información para darnos cuenta cómo los seres humanos pudieron enfrentar esas epidemias”.
 
EL INFORMADOR / Mayra Torres de la O
 
Para saber
En la Batalla de Puente de Calderón, ocurrida el 17 de enero de 1811, se calcula que murieron mil 650 insurgentes y 150 realistas, es decir mil 800 personas. En la Nueva Galicia, en 1814, la epidemia de tifo provocó más de dos mil decesos en la población que alcanzaba los 35 mil habitantes.
 
“Un acontecimiento bélico que abonó un triunfo a la causa independentista fue una epidemia”
David Carvajal, historiador