Federico Campbell borró la distancia entre periodismo y literatura

GUADALAJARA, JALISCO (15/FEB/2014).- Fundamentalmente periodista, Federico Campbell es un ejemplo notable de la convergencia entre el mundo de la literatura y el del periodismo. El escritor tijuanense, quien falleció a causa de un derrame cerebral, inició su carrera entrevistando autores y divulgando el panorama de la literatura mexicana de su tiempo. Luego pasó a escribir cuentos, novelas y ensayos de crítica literaria.
 
‘’Yo recuerdo que a mí me entrevistó en Londres. Él iba rumbo a España para entrevistar a Pitol. Viajaba para encontrar a las personas en su hábitat y hacer ahí la entrevista. Eran entrevistas muy bien preparadas, minuciosas y bien documentadas’’, platica el poeta, escritor y académico Hugo Gutiérrez Vega.
 
Federico Campbell nació en Tijuana en 1941. Además de su reconocida obra literaria, destacan sus colaboraciones en prensa escrita a través de medios como La Jornada y Proceso. Todavía antes de morir, mantenía su columna en el diario Milenio titulada "La hora del lobo".
 
‘’La obra de Federico tiene muchas facetas. Yo creo que la que más le interesaba a él era la novela, por eso 'Todo lo de las focas' era su obra predilecta: una novela muy bien construida, muy bien ubicada en el ambiente de Baja California, zona del país que fue siempre objetivo de las utopías, primero de los franciscanos, luego de los jesuitas, luego los anarquistas y luego los sinarquistas. Tierra de aluvión con gente de toda la república y con focas, que eso es lo que importa de la novela de Federico’’, agrega Gutiérrez Vega.
 
En opinión del también periodista cultural, Campbell puso a Baja California en el mapa del ámbito literario con sus ricas descripciones de la frontera y las peculiaridades de la vida fronteriza.
 
‘’Yo creo que como todos los periodistas importantes e inteligentes, él sabía que el periodismo es literatura. Intentar una separación es un ejercicio absolutamente inútil y torpe. Federico unió aún más periodismo y literatura escribiendo tan bien como lo hace’’.

Ese aspecto también lo resalta el escritor tapatío y colaborador de EL INFORMADOR, Antonio Ortuño, quien llegó a charlar con él en algunas ocasiones: ‘’Siempre fue un tipo con una enorme curiosidad por los asuntos sociales y además fue un gran lector. Cada vez que tuve la oportunidad de hablar con él me abordaba con preguntas y comentarios sobre diversas lecturas de todo tipo. Fue un gran lector de novela policíaca, de autores que no se leían mucho en México, saqueaba bibliotecas enteras".
 
Ortuño destaca la curiosidad insaciable de Campbell, quien hacía investigaciones profusas para tratar los temas que le interesaban, y no se conformaba con leer sólo una postura. En particular, lo recuerda como un hombre generoso y humilde, que hurgaba en la literatura de autores no reconocidos y recobraba libros de otras épocas que se habían dejado de leer.
 
‘’La lectura más que certezas, le daba más dudas y curiosidades. Él siempre pasaba de un autor a otro, hurgando un poco en las contradicciones entre escritores similares e incluso encontrando semejanzas en los escritores un poco más diversos. Él siempre tuvo esa modestia pese a tener una obra literaria propia. Trató de acercar muy diversos ámbitos tanto de la literatura como de la cultura y sobre todo de escribir no de espaldas a la sociedad, sino plenamente inmerso en los temas sociales, en la frontera, en el norte, las relaciones entre los estados y el centro de México, en las diversas culturas y sociedades en las que formamos el país y su rumbo’’.  

EL INFORMADOR / BRENDA RAMOS