GUADALAJARA, JALISCO (28/NOV/2016).- Reconocido como uno de los 25 intelectuales que están redefiniendo el pensamiento iberamericano, según una lista del sitio esglobal.org, el escritor tapatío Antonio Ortuño publicó este 2016 una selección personal de sus cuentos, con el título de “Agua corriente” (ed. Tusquets). A diez años de su debut literario, charlamos con el autor sobre las temáticas de sus textos y sus preocupaciones estilísticas. Del origen de “Agua corriente”, comentó: “Se publicó una versión más reducida el año pasado, en Perú. Fue en un sello independiente, ‘La Travesía’, con un amigo mío, Arthur Zeballos. Después, la gente de Tusquets se interesó por publicar una versión más amplia, con el postulado de que yo seleccionara los cuentos que más me agradaran. Provienen de mis dos primeros volúmenes de relatos, además de otras piezas que sólo aparecieron en revistas, antologías o portales web. De ese universo de relatos elegí los que me dejan más satisfecho, los que considero que dan mejor cuenta de mi trabajo en el género… Una buena parte de los lectores me conocen por las novelas: esta es una invitación a leer mi trabajo en cuento”. A diez años de la publicación de “El buscador de cabezas”, Ortuño dijo de su carrera literaria: “No me puedo quejar sobre cómo me ha ido. He publicado todo lo que he escrito, mucho de ello ha sido leído generosamente por la crítica y por lectores, han sido traducidos. Este decenio es sumamente satisfactorio”. En el prólogo de “Agua corriente”, Antonio expresa su búsqueda por crear textos rigurosos y sugestivos, sobre lo que comenta: “La palabra rigor lo que convoca en mi mente es el interés en que el lenguaje, la construcción formal de los relatos, que sea verdaderamente una preocupación. Escucho a muchos colegas hablar sencillamente de que son contadores de historias. En ocasiones eso puede significar olvidarse del aspecto formal, que para mí es fundamental. Eso me queda de las lecturas que he hecho de autores rigurosísimos: Borges, Salinger, Fogwill, Highsmith, Lispector. Narradores que construían con un enorme rigor literario sus textos. No me terminan de gustar los textos que ponen todo el acento en la anécdota y que se olvidan de ser más propositivo y hondos en el trabajo con el lenguaje”. En parte, su gusto por la corrección también tiene su comienzo en su oficio de periodista: “El periodismo tiene vicios, pero tiene también ventajas. Yo trabajé siempre como editor periodístico, mucho más que como reportero. Mi trabajo consistía en ser el azote, el látigo de los colegas que sí escribían. Consistía en poner contra el paredón a sus textos, y a ellos mismos a veces. Esa experiencia, esa disciplina de la edición y corrección, ha sido fundamental en mi escritura literaria. Desde luego que hay muchísimas cosas en el periodismo que son lastres para un escritor: las frases hechas, la dependencia del lenguaje artificial que se crea en el periodismo (el que hablan los políticos, los deportistas, los artistas, que a veces tienen unas construcciones verbales ya muy manidas). El periodismo muchas veces de manera acrítica se dedica a registrarlas y reproducirlas todos los días”. En algunos de sus cuentos, en ocasiones a los hombres no les va muy bien al ver su masculinidad humillada, algo de lo que Ortuño dijo: “Creo que un autor debe estar sintonizado para entender cuáles son las crisis de su tiempo. La capacidad de entender el mundo junto con esas crisis es lo que forma a un autor: Kafka, por ejemplo, desarrolló esa capacidad de denunciar el absurdo del poder, años antes de que el mundo se viera sacudido por los autoritarismos extremos que imponían ese delirio del poder que arrastraba a los individuos. Una de las crisis que vivimos es que el concepto tradicionalista de masculinidad está haciendo agua desde hace tiempos. Desde el punto de vista de los narradores se aborda esta crisis a través de la infelicidad, de las relaciones de pareja y con personajes un poco patéticos que tratan de aferrarse a esos viejos privilegios de una masculinidad que se cae a pedazos”.TOMA NOTA Actividades del autor en la FIL• Conferencia “La no tan nueva narrativa latinoamericana”, con Alejandro Zambra, Edmundo Paz Soldán y Santiago Roncagliolo, martes 29 de noviembre, 20:00 horas, Salón Mariano Azuela, Expo Guadalajara. • Presentación de “Yakarta” de Rodrigo Márquez Tizano, jueves 1 de diciembre, 20:00 horas, Salón Elías Nandino, Expo Guadalajara.• Presentación de “Corazón sicario”, novela ganadora del Premio Juvenil Universo de Letras, con Benito Taibo, Rosa Montero y Antonio Ortuño, viernes 2 de diciembre, 19:00 horas, Salón 5, Expo Guadalajara.• Premiación del concurso Cartas al autor, inspiradas en la obra “El rastro”, de Antonio Ortuño, domingo 4 de diciembre, 13:00 horas, Salón 1, Expo Guadalajara.