Es irónico que todos hablen de Monsiváis y pocos lo hayan leído: Vicente Alfonso

CIUDAD DE MÉXICO (23/JUN/2013).- Al participar en la mesa de análisis "Carlos Monsiváis y los jóvenes: El humor, el sarcasmo y la ironía", el escritor Vicente Alfonso aseveró que es una ironía que mucha gente hable de ese personaje y de su obra, cuando en realidad pocos lo han leído.

Al participar en esa actividad, en el marco del programa multidisciplinario "Carlos Monsiváis. Homenaje a tres años sin límite", al lado de Gabriela Valenzuela, ambos autores del Programa Cultural Tierra Adentro, Vicente Alfonso explicó por qué hoy es recurrente ese fenómeno.

Carlos Monsiváis escribía sobre todos los temas y opinaba sobre cualquier hecho que interesara a las mayorías. Consecuentemente, sus palabras estaban en boca de todos y todos sabían qué había dicho el intelectual mexicano. Así es como era muy conocido y apreciado, detalló Alfonso.

Pero de ahí a que esas mismas personas de todos los estratos de la sociedad nacional hayan leído su obra, hay una distancia considerable. Y esa, abundó el joven escritor mexicano, es por sí misma una de las grandes ironías que encierra la vida y obra de ese cronista muerto hace tres años.

Por su sobreexplotación, todos sabían lo que había dicho o escrito en las últimas horas, días o semanas, pero pocos lo habían leído en realidad. Es decir, abundó Alfonso, quien inmediatamente después dio paso a la anécdota que lo involucró con Monsiváis hace algunos años.

Era el año 2002 y coincidieron en el aeropuerto internacional de Santiago de Chile. Monsiváis iba a Buenos Aires y Alfonso a Montevideo. Por alguna razón, las salidas iban sumamente demoradas, y Alfonso decidió acercarse a Monsiváis con toda la intención de entrevistarlo.

"Él se negó diciendo que al rato pero el tiempo transcurrió, los vuelos no se regularizaban y me senté en la sala de espera. Al poco rato, Monsiváis se me acercó y me preguntó ¿Traes grabadora?, yo le dije que sí, la saqué y de inmediato le hablé de sus libros, otras referencias de él", añadió.

Entonces, Monsiváis permitió la entrevista, no sin antes aclarar al joven escritor que había accedido porque notó que él había leído al menos algunos de sus libros y que no se le acercaba sólo para recoger una opinión de algún acontecimiento nacional o internacional sucedido recientemente.

Por su parte, la escritora Gabriela Valenzuela aseguró en su oportunidad que el humor de Carlos Monsiváis siempre tuvo qué ver con la memoria histórica, por eso muy pocos lo entendían. Es decir, detalló, "la mayoría de sus chistes tenían muy claras reminiscencias culturales de antaño".

Consecuentemente, usaba palabras ya casi en desuso, citaba personajes de otras épocas, situaciones pasadas y acontecimientos que ya formaban parte de la historia aunque fuera relativamente reciente. Algo curioso, era que cuando en sus charlas o discursos decía algo, cualquier cosa, todos se reían.

Pero, coincidieron los dos escritores, "muchos se reían sin haber entendido lo que Monsiváis había dicho, que muchas veces no era un chiste, por temor a que si no lo hacían el resto de los presentes los podría tachar de ignorantes, incultos o con algún otro apelativo. Eso motivaba la risa de Monsiváis.

De acuerdo con Valenzuela, todos intentamos ser una suerte de "Carlos Monsiváis", pues adoptamos algunas de sus frases o aforismos, pretendemos analizar al mundo de la misma manera que él lo hizo y lo emulamos de varias maneras. "Todos quisiéramos ser él, sin embargo, un heredero de su talento, no lo hay", sostuvieron.