El último respiro de Saramago fue para un arma

GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2014).- Los últimos pensamientos del escritor portugués José Saramago, estuvieron inmersos en cómo funcionaba una fábrica de armas. Quería saber de dónde se extraen los metales como materia prima, cómo se forman los calibres, cuánto dinero deja como margen de ganancia. El peso de las balas y la organización empresarial que gira a su alrededor como ideas que ocuparon la mente del premio nobel de literatura, hasta el momento de su muerte. Su investigación quedó inconclusa, como también la que sería su última novela: ''Alabardas'' (Alfaguara, 2014).

En el marco de la Feria Internacional del Libro ( FIL), se presentaron los primeros tres capítulos de una novela que "no por ser inconclusa, alza la voz para hacer una crítica a la industria de las armas", comentó el presidente del comité organizador de la FIL, Raúl Padilla López.

Quizá no hay momento más oportuno para recordar al hombre de izquierda, que condensaba el orden y el respeto por la humanidad en cada letra que escribía. La periodista Lydia Cacho, recordaba los momentos en que el escritor paseaba por los salones del encuentro literario, y su voz en cada conferencia. Una cátedra que se repetía a cada paso "quienes le leímos, no podemos dejar de recordar que la humanidad debe de cambiar a partir de la congruencia individual, no hay un movimiento social que pueda funcionar si primero no hay un cambio en la conciencia de cada quien. Él hablaba de la insurrección ética, y este libro extraordinario es una muestra de ello".

Minutos antes, un video donde se veía un José Saramago diezmado por la edad fue reproducido en el salón seis de la Expo Guadalajara. El público pudo volver a escuchar a ese hombre, que en sus últimos días dejaba entrever que sus pensamientos siempre serían de reflexión en torno a la violencia, la religión, el poder.

"Estoy escribiendo un libro que guardo el secreto hasta el final. No será sobre el Corán, pero será de un tema importante como todas las biblias y los Coranes del mundo, porque no hay en la industria del armamento, se puede decir algo que no sea importante".

El hombre seguía hablando en el video: "el tema es este, las armas, quién las hace, quién las trafica, quién pierde la vida, todo el mundo tiene armas, la reflexión es que el que quiere matar mata. Con este libro no estoy salvando la humanidad, sólo es para mi propia conciencia".

Por su parte, la viuda de Saramago y presidenta de la Fundación que lleva el nombre del escritor, rememoró cómo fueron los últimos días del autor de Alabardas. "Saramago era muy ordenado, cada día cuando escribía, nunca escribía más de dos folios, imprimía para corregir y prefería hacerlo en papel. Él decía que la capacidad de producción no llegaba a más de eso, dos folios".

Los capítulos escritos se pueden ver ahora como una novela corta, porque "cuando acabó la última página, él cambiaba de registro". Y entonces fue cuando confesó que el autor comenzó a desarrollar una investigación sobre cómo se guía una fábrica de armas.

El libro contiene textos de Roberto Saviano y Fernando Gómez Aguilera, e ilustraciones de Gunter Grass.

EL INFORMADOR/ OMAR GARCÍA