GUADALAJARA, JALISCO (27/NOV/2016).- El escritor se dio a conocer gracias al Boom latinoamericano, pero él y su obra traspasaron esa etiqueta y se convirtió en el novelista e intelectual más influyente de su natal Perú, nacionalidad a la que renunció luego de perder las elecciones presidenciales de 1990 con Alberto Fujimuri.De personalidad recia e incendiaria Mario Vargas Llosa se hizo de un espacio en la historia de la literatura universal al obtener el Premio Nobel en 2010 “Por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo”, y desde su olimpo de autor fundamental de la literatura en español emite sus opiniones de política, arte y cultura siempre dejando una estela de polémica y reflexión que no pasa desapercibida.En su narrativa está retratado la desigualdad social de los pueblos latinoamericanos, el ejercicio de poder corrupto de los gobiernos, también el amor y erotismo como pulsiones básicas del ser humano. En sus ensayos, la reflexión es una hoja incandescente que genera diálogo y pensamiento con sus lectores. El individuo y sus vicisitudes son el eje principal de su teatro, en el que incluso él ha sido parte de los montajes.El que cierra la puerta del “Boom”El escritor peruano abre el Programa Literario de América Latina en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.Cuando estaba a punto de concluir su participación en la apertura del Programa Literario de América Latina en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), Mario Vargas Llosa se reconoció como el último sobreviviente del “Boom” latinoamericano. Al que le toca el triste privilegio de apagar la luz y cerrar la puerta.Luego de que el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince lo presentó como buen escritor y buena persona, el peruano aprovechó el entusiasmo y la atención del público que llenó el Auditorio Juan Rulfo para precisar que la literatura latinoamericana no comenzó con el “Boom”, sino con la llegada de los españoles.El ganador del Premio Nobel dijo que durante los 300 años de dominación española en el continente americano hubo grandes ensayistas y poetas (como Sor Juana Inés de la Cruz), pero no novelistas, pues la Inquisición prohibió este género porque consideraba que era un peligro para el adoctrinamiento de los nativos.Vargas Llosa destacó que uno de los méritos del “boom”, que no fue un movimiento de valores estéticos compartidos -como el romanticismo-, fue que rescató a escritores cuyas obras eran poco conocidas en otras partes del mundo. Recordó el entusiasmo que provocó Borges cuando participó en un homenaje a Shakespeare que organizó la Unesco en 1963 y que él presenció como reportero.También resaltó que esa curiosidad provocó, en Barcelona, el reencuentro entre los editores españoles y los escritores latinoamericanos. Recordó a Aurora y a Julio Cortázar, quienes rechazaron un contrato permanente como traductores para escribir y leer. Elogió la destreza narrativa de Juan José Arreola, la influencia de Faulkner, la solvencia técnica de Juan Rulfo, quien en “Pedro Páramo” y “El llano en llamas” transformó el mundo de la literatura regionalista e indigenista. Elogió “Hijo de hombre”, de Roa Bastos, y “El reino de este mundo”, de Alejo Carpentier.Contó que cuando leyó “El coronel no tiene quien le escriba”, de Gabriel García Márquez, quiso saber desde Francia quién era ese escritor colombiano. Cuando terminó de elogiar “Cien años de soledad”, regresó a la idea de que él, a sus 80 años, es el último sobreviviente del “boom”. Al que le toca el triste privilegio de apagar la luz y cerrar la puerta.FICHA•Mario Vargas Llosa •Peruano •80 años •Premio Nobel •EscritorASISTE Actividades de Mario Vargas Llosa—Encuentro “El País, 40 años de historia”, domingo 27 de noviembre, 17:00 horas, Auditorio Juan Rulfo, planta baja, Expo Guadalajara.—Presentación del libro “Cinco esquinas”, lunes 28 de noviembre, 17:00 horas, Auditorio Juan Rulfo, planta baja, Expo Guadalajara.
