GUADALAJARA, JALISCO (30/AGO/2016).- El tango no es triste, ni popular, ni arrabalero. O al menos no nació así. “El tango surge de la milonga, y es al principio valeroso y feliz. Y luego va languideciendo y entristeciéndose”. Lo cuenta alguien con la autoridad de haber nacido casi al mismo tiempo que el tango: Jorge Luis Borges. Por improbable que parezca, el escritor argentino, aún tiene obra inédita. Y se acaba de publicar en España: “El tango, cuatro conferencias”.La génesis de esta obra daría para un cuento, la especialidad del argentino: el escritor impartió unas conferencias sobre el tango en 1965 en Buenos Aires, que son casi un tratado que mezcla erudición, sabiduría popular y humor para hablar no sólo de la música sino de su ciudad, de Argentina.Esa sabiduría que disfrutaron sólo los asistentes se habría perdido si no fuera porque alguien las grabó, y casi 50 años después esas cintas de casetes llegaron al escritor Bernardo Atxaga, que las arregló y las donó para que, 16 años después de escucharlas por primera vez, sean un libro único.“A Borges le gustaban los tangos de la guardia vieja, los que había escuchado en su infancia, porque no eran patéticos. Tenían letras alegres, pícaras. Él pensaba que Gardel lo había arruinado”, explica María Kodama, viuda del autor, que sigue custodiando su obra aunque desconocía la existencia de estas conferencias hasta que Atxaga se las pasó a César Antonio Molina y este las compartió con ella para confirmar que eran auténticas.El País