Viernes, 22 de Noviembre 2024
Cultura | Habla sobre “El enigma del mal” en la FIL

El mal es normal en el ser humano: Safranski

La voz del alemán rebotó contundente en los muros de la feria del libro

Por: EL INFORMADOR

El filósofo alemán Rüdiger Safranski.  /

El filósofo alemán Rüdiger Safranski. /

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2011).- La literatura ha dicho “aún más y cosas más relevantes” del mal que la filosofía misma, porque no tiene reglas y permite entablar un diálogo más profundo con los abismos del ser humano. En cambio, la filosofía es muy racional para abordar totalmente el mal.

Así lo piensa el filósofo alemán Rüdiger Safranski, quien esta tarde habló sobre “El enigma del mal” en la Feria Internacional del Libro, ante un auditorio que asentía y hacía gestos de sorpresa con cada frase contundente del autor. “Al reflexionar sobre el mal, tenemos que entender que en el ser humano mismo existe la posibilidad de la destrucción, de la crueldad, del deseo de lastimar. El racionalismo diría que uno quiere hacer el bien, pero es una visión ingenua. Solo basta con echar un vistazo a la historia de la humanidad, especialmente del siglo XX en el que estamos llenos de episodios crueles. Esto hay que saber verlo y es un desafío para el pensamiento”.

La voz del alemán rebotó contundente en los muros, al igual que sus ideas. “En Alemania es común que ante lo malo, se ofrezcan dos respuestas: que alguien está loco o enfermo o quel a sociedad tiene la culpa. Eso significa que no hemos visto que el mal es simplemente una opción del hombre que es muy normal, y no es una consecuencia de alguien o algo enfermizo”.

Safranski, considerado uno de los grandes filósofos alemanes vivos, resaltó que el mal no sería posible si no fueramos libres de optar “y no debemos de sorprendernos ante las ganas de destruir. Es decir, es algo tan natural, pero cada quien elige si lo ignora o lo destruye.

Con solo ver a los niños como uno hace una torre y llega otro y lo tira con gusto. Es un ejemplo de esa contraposición del deseo de hacer
y el de destruir”. Qué mejor ejemplo de una relación sentimental, en la que, después e años de c onstruir, con una palabra mal dicha o cualquier detalle, una de las partes puede “destruir para siempre esa relación. Así que, bueno, el mal ejerce esa fascinación y tenemos que rascar muy profundo
para entenderlo”.

En la charla estuvieron Rafael y José María Pérez Gay. El primero leyó un texto que escribió su hermano sobre el filósofo. Safranski dijo
estar complacido por lo que su “amigo” escribió sobre él y retomó una escena de cine que mencionó Pérez Gay. “En la película Blow up de Antonioni hay un elemento primigenio de la filosofía. Hay dos hombres que está jugando tenis, pero sin pelotas. Y creo que es ahí donde se expresa de cierta manera lo que es la obsesión de la filosofía”.

Es decir, agregó el filósofo, con esta escena se pueden explicar los problemas de la religión. Se puede decir que existe Dios, o no, pero es algo que no se sabe. Sin embargo, el jeugo de la religión se puede jugar, “uno puede orar, hacer todo lo que conlleva la religión sin saber a ciencia cierta si la pelota existe. Pero si hacemos el ritual, producimos lo que no existe y vivimos como si existiera un Dios. Y en cierto sentido, la filosofía también hace eso, porque tampoco está del todo claro si existe el objeto sobre el que piensa constantemente.

Como esta cuestión que nos ocupa de nuestro verdadero yo, que, ¿esxiste realmente? Es algo que finalmente es incierto”.

Por otro lado mencionó que la filosofía y la literatura son para él una manera de ocuparse de las cuestiones más existenciales de la vida.
“El mensaje secreto del gran arte y de la filosofía, y no hay que interpretarlo como llamamiento de la moral, pues la trasciende, es que
va más allá, confronta con algo que realmente excede la conciencia de lo cotidiano”.

Desde su visión, la diferencia entre la filosofía fascinante y la utilitaria, es que unos ejercen este oficio para entender y manejar mejor la realidad, “pero la gran filosofía es auqella que tiene esa fascinación, esa atracción de encontrarnos en el hogar en el que nos gusta permanecer. Es tener la sensación de visiones emocionantes, de lenguajes fascinantes. No hojeo a los filósofos so lo para ver qué dijeron, sino para sentir esa fuerza que ejercen el oficio de filósofico para entender y manejar mejor la realidad en la que nos movemos, sino que la gran filosofía es aquella que también tiene esa fascinación,
esa atracción, esa filosofía en la que queremos adentrarnos, vivir como univeso de ideas, pensamientos, como decimos en alemán, en la que encontramos el hogar, sitio en el que nos gusta permanecer (…) La filosofía, pues, ni es ciencia pura ni arte puro, es algo muy peculiar
en medio de ambas. Y por eso me puedo dar el lujo de compaginar los oficios de la filosofía y la literatura”.

EL INFORMADOR / ALEJANDRA GULLÉN

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