El buen lector se hace, no nace: Felipe Garrido

CIUDAD DE MÉXICO (23/DIC/2012).- En "El buen lector se hace, no nace. Reflexiones sobre lectura y formación de lectores", Felipe Garrido (Guadalajara, Jalisco 1942), narrador, ensayista y cronista, aseguró que cada día es más clara la importancia de la educación como el más poderoso instrumento de superación.

El autor de la obra literaria afirmó que el lenguaje permite nombrar al mundo, tomar conciencia, ordenar la experiencia, relacionarse con uno mismo y con los demás. "La educación comienza en la esfera de las operaciones básicas de comunicación y de expresión: Escuchar y hablar, leer y escribir", subrayó.

Sostuvo que mientras más suficiente es una persona en el uso de esos dos sistemas paralelos, "mejor capacitada se hallará para cualquier actividad. La lectura y la escritura son acciones complementarios e inseparables; decir una es decir la otra"

Sin embargo, Felipe Garrido, miembro de la Academia Mexicana de la Lengua (AML), acotó que decir lectura no puede limitarse a los libros que se ven sólo por obligación de estudio o de trabajo. "Decir lectura implica, además de los libros que se estudian y con los que se trabaja, los libros de imaginación, los que se leen por gusto particular".

La preocupación de Garrido por formar un buen lector comenzó en 1962, en el Centro Universitario México. "Aunque el nivel académico de la escuela y los alumnos era alto, la mayoría los muchachos que me oían hablar de etimologías y de literatura mexicana habían leído poco".

Estaban bien alfabetizados, estudiaban con dedicación, pero no sabían quién era Phileas Fogg, Demetrio Macías, ni el capitán Silver. Si alguna idea tenían de Pinocho y de Peter Pan no se la debían a Collodi ni a Barrie, sino a Walt Disney, explicó el escritor empeñado en hacer más lectores en México.

El autor leyó con ellos, en voz alta, a Rubén Darío (1867-1916), Juan Rulfo (1917-1986), Carlos Pellicer (1897-1977), Ray Bradbury (1920-2012), Ramón López Velarde (1888-1921), Federico García Lorca (1898-1936), Julio Cortázar (1914- 1984), Emilio Carballido (1925-2008) y Edmundo Valadés (1915-1994).

Lo anterior, "en un esfuerzo para que abrieran los oídos y los ojos, para que fueran más allá de la superficie del texto y entrarán en él con avidez de enamorados", y confirmó que la literatura, antes que un conocimiento, es una experiencia. "Hay que formar primero el gusto, la afición, alimentar el amor y luego la erudición".

Felipe Garrido sabe mucho del tema porque además de ser un lector consumado, estudió letras modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ha sido profesor en el Centro Universitario México, el Centro de Enseñanza para Extranjeros y la Facultad de Filosofía y Letras UNAM.

A lo largo de su carrera, ha recibido los premios "Juan Pablos" 1982 por "Tajín y los siete truenos", el de Traducción Literaria Alfonso X 1983 por "Quizás, de Lilian Hellman", el Bianual 1984 para los libros de mayor calidad artística y literaria en el mundo, junto con el pintor Pedro Bayona, el de Los Abriles 1984 por "La urna y otras historias de amor", y otros más.

Recibió también el Premio "Xavier Villaurrutia" de Escritores para Escritores 2011 por la colección de cuentos "Conjuros", que se suma a otras exitosas publicaciones suyas como "La primera enseñanza" (2002), "La musa y el garabato" (1992), "Historias de santos" (1995), "Tepalcates" (1995) y "Cómo leer en voz alta. Una guía para contagiar la afición de leer" (1989).