Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | El Museo de Arte Popular del DF recibe una exposición de Tonalá y Tlaquepaque

El barro, segunda piel del hombre

'Tonalá y Tlaquepaque, una visión del Bajío' es la nueva exposición del Museo de Arte Popular del Distrito Federal

Por: EL INFORMADOR

El detalle que alcanzan las figuras creadas de baroo tiene como único límite la imaginación del artesano. MUSEO DE ARTE POPULAR.  /

El detalle que alcanzan las figuras creadas de baroo tiene como único límite la imaginación del artesano. MUSEO DE ARTE POPULAR. /

GUADALAJARA, JALISCO (07/ABR/2014).- Si en estas vacaciones de Semana Santa estás pensando en viajar a la Ciudad de México, no te olvides de visitar la exposición: “Tonalá y Tlaquepaque, una visión del Bajío”. Y es que después de verla, te sentirás más orgulloso de la riqueza artística de Jalisco.

Recordemos que nuestra Entidad es una de las más importantes en el panorama de las artesanías a nivel nacional, en buena medida por la variedad en su producción. El Estado alberga dos importantes centros productores: Tonalá y Tlaquepaque, poblaciones cuyo impacto y reconocimiento va más allá de las fronteras nacionales.

Vidrio soplado, textiles, madera, metal y otros tipos de trabajos alcanzan un gran desarrollo, pero de todas las actividades artesanales la que más se destaca en esta zona, con una tradición que ha trascendido desde la época prehispánica, es la de la cerámica, principal ocupación de estas dos comunidades alfareras por excelencia. Sin olvidar Tateposco, El Rosario, San Martín de las Flores, Santa Cruz de las Huertas, Salatitán, San Gaspar y Coyula, asentadas al igual que la ciudad de Guadalajara, en el Valle de Atemajac.

El barro, las arcillas y sus características locales, han permitido experimentar en técnicas y estilos diferentes. Resulta de gran importancia el legado que hemos recibido de una de las partes constitutivas de nuestra identidad. La herencia de las grandes culturas indígenas es el ingrediente más importante del arte popular, al que se añade el componente hispánico con la influencia árabe en algunas artesanías populares.

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De visita


La exposición “Tonalá y Tlaquepaque, una visión del Bajío”se encuentra en el Museo de Arte Popular. La dirección es Revillagigedo #11, en el Centro Histórico de la capital.

Estaciones del Metro y Metrobús cercanas: Juárez e Hidalgo. La dirección del recinto

Tlaquepaque, sentimiento indígena

Otro de los núcleos de producción y venta de artesanías centradas en la cerámica es el municipio de Tlaquepaque, y muy particularmente su cabecera municipal, San Pedro Tlaquepaque, donde existe una antiquísima tradición de producir objetos de uso y ornato tomando como materia prima el barro.

Al igual que Tonalá, San Pedro hunde sus raíces en las culturas prehispánicas, ya que desde antes de la presencia de los conquistadores y colonizadores, aquí se producían importantes cantidades de piezas de cerámica para el consumo propio y el trueque. Esa tradición no murió con la conquista; al contrario, fue una de las actividades que contribuyó a dar su fisonomía e identidad al poblado.

En nuestros días la actividad artesanal es muy importante. San Pedro Tlaquepaque ha proyectado una imagen en el extranjero, no sólo por las acciones de promoción y difusión turísticas, sino por la exportación de sus artesanías. Las figurillas en miniatura, los belenes o nacimientos y las alcancías gozan desde tiempo inmemorial de una aceptación y reconocimiento populares. El centro histórico de San Pedro Tlaquepaque se ha convertido en un extraordinario espacio de exposición y venta de artesanías de todo tipo, producidas fundamentalmente en el municipio.

Este centro alfarero de gran tradición, donde se produce todavía, la miniatura y la juguetería policromada y barnizada, hecha a base de moldes, nos remite a la dinastía artesanal de los Panduro, retratistas y miniaturistas extraordinarios que se han hecho famosos por varias generaciones, desde el siglo pasado. Los descendientes de Pantaleón Panduro trabajan tipos con el estilo antiguo, forman colecciones de todos los presidentes de México y hacen las llamadas frutas caricaturas, de cuyo interior surgen personajes como: sacerdotes, militares, payasos y policías, entre muchos otros.

En San Pedro Tlaquepaque se fabrican además, todo tipo de mosaicos, pisos, macetas, macetones, jarrones, cántaros y loza. Entre las técnicas utilizadas, se encuentran: petatillo, canelo, betus, bandera y alta temperatura, pasando por el alisado o barro natural que generalmente no lleva decoración alguna.

Tonalá, cuna del arte

De los diferentes centros de producción artesanal, Tonalá ha sido el objeto de estudio más socorrido por sociólogos, investigadores de la cultura popular, historiadores y etnógrafos, ya que al ser un asentamiento de profundas raíces indígenas, no sólo es la actividad artesanal la que se manifiesta, sino también expresiones de índole religiosa, ritualística, y algunos usos y costumbres que subyacen como sustrato. Entre los primeros estudios que dan cuenta de ello, son los que realizó a principios de los años veinte del siglo pasado Gerardo Murillo, el Dr. Atl, quien se maravilló del colorido y la belleza de la loza de petatillo, matiz, la bruñida, de olor o de agua.

No se puede omitir tampoco la primera noticia acerca de la existencia de la artesanía indígena de la región, que aparece en un libro escrito por Matías de la Mota Padilla, en 1742, en el cual se refiere a ella como una industria de artes floreciente. El que historiadores de la época colonial dieran cuenta de las actividades artesanales como algo destacado en Tonalá, demuestra que hubo una evolución en las artesanías, desde los tiempos remotos hasta los de la civilización cristiana.

Por ende, el investigador Mario Bozzano propone que Tonalá debe considerarse como el alma mater o cuna de este delicado arte regional, lo cual permite comprender el desarrollo social, económico y artístico artesanal de la villa tonalteca. Sus antecedentes artísticos y la calidad de los materiales utilizados dieron lugar a que su cerámica fuera de una calidad superior a la que se requería para el uso diario.

Como en muy pocas partes de México, en Tonalá se sabe trabajar con el barro, surgiendo verdaderas obras de arte. Con las diferentes técnicas aplicadas, familias enteras por generaciones han hecho de la cerámica no sólo su principal actividad económica sino su forma de vida espiritual, porque han creado un maridaje, un matrimonio con la tierra, de la que surgen tonalidades y texturas aprovechando el color y los trazos para embellecer sus trabajos.

Entre los más ilustres ceramistas de Tonalá, se puede citar a Jorge Wilmot, quien enriqueció y fortaleció el arte del lugar con su cerámica a la alta temperatura, la cual se volvió un detonante cultural y técnico: significó abrirse a las influencias del exterior, básicamente del Oriente, donde esta técnica tenía una raíz muy fuerte y desarrollada, pero además, implicó allegarse elementos tecnológicos para hacer factible la realización de esta artesanía.

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