GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2016).- ¿Es posible concebir la producción de una obra y la producción de una vida sin que una esté supeditada a la otra? Supongo que escribir un libro sobre o alrededor de un autor es, también, investigar los muchos poros a través de los cuales esa obra y esa vida se entendieron, o se medio entendieron, o se entendieron mal”, señala Cristina Rivera Garza en “Había mucha neblina o humo o no sé qué” (Literatura Random House 2016), un texto donde la autora sigue las huellas de los trabajos que tuvo el jalisciense Juan Rulfo y que presentó en la edición 30 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL).—Describes que el libro es una relación de amor entre lectora y escritor ¿qué pasó con ese sentimiento una vez que se adentró en la vida del admirado?—No creo que conocimiento y emoción necesariamente sean opuestos, no creo que para sentir una genuina emoción debas dejar de lado cualquier proceso de investigación o conocimiento metodológico, creo lo contrario, que conocer a alguien, su obra y llevar a cabo una investigación puede profundizar, ahondar, hacer que cale más hondo una emoción. Después de haber realizado esta investigación encuentro un individuo más complejo, una persona con muchos niveles de experiencia, y claro que cambia este primer momento de relación y deslumbre pero no para mal, como en las relaciones humanas, aceptamos a las personas como son, con sus virtudes o cosas que no gustan tanto, su complejidad nos puede servir para encender nuestro sentido crítico.—De sus hallazgos, ¿cuáles ideas no comparte con el autor de Pedro Páramo?—Más que no compartir diría que son cosas que tocan, que me ponen el énfasis en las cuestiones más polémicas, más ambivalentes. Por ejemplo, estamos acostumbrados a ver a Rulfo como un escritor volteado al pasado, relacionado a la Revolución mexicana, la Guerra Cristera, el mundo rural, hay mucho en su vida que nos incita a una lectura de ese tipo, pero también está este muchacho inmigrante a la Ciudad de México, cuando la Ciudad de México está creciendo y se está convirtiendo en la gran megalópolis que iba a ser. Ese Rulfo urbano creo que tenemos que hablar más, y ese es el primer retrato de Rulfo aquí, con eso yo me identifico mucho por cierto.—¿Quién es ese Rulfo urbano?—Cuando el Rulfo que estamos acostumbrados a ver, con una mirada empática del México de a mediados del Siglo XX, de alguna manera choca cuando entendemos que también participó como empleado de la Comisión del Papaloapan , uno de los proyectos más ambiciosos del alemanismo en México, uno de los resultados de este proyecto fue la construcción de este gran empresa Miguel Alemán que para construirla se tuvo que desalojar a comunidades indígenas del área, ver la participación de Rulfo en este proceso, cuando a la vez está el proceso de construcción de “Pedro Páramo” le añade una complejidad, un dilema ético a esta búsqueda, de esta relación del autor con su entorno, un entorno que se está transformando drásticamente, salvajemente.—¿Le gustaría que el libro fuera recibido por otros admiradores de Juan Rulfo como un regalo?—Esperaría que lectores que apenas empiezan a descubrir el estupendo mundo de los libros puedan enterarse que existe esta otra perspectiva de Rulfo. Para mí cualquier libro que se queda en mi vida lo he visto como un regalo, una carta personal, si tiene suerte este libro podrá ser eso, lo que decidan los lectores.