Diego Petersen sobre la literatura

GUADALAJARA, JALISCO (06/DIC/2014).- El periodista y escritor Diego Petersen presentó en la FIL su novela 'Los que habitan el abismo', en una mesa de diálogo en la que lo acompañó la también periodista Mariana H.

Desde el comienzo Mariana planteó la dinámica que llevaría la presentación: «Vamos a platicar sobre el periodismo, lo que se vive en las redacciones de los periódicos, el género de la nota roja, amores, desamores, lealtades y deslealtades... hasta del el café asqueroso de la redacción», bromeó.

Luego de agradecer la presencia de Mariana, «La reina de la feria, nadie tuvo más presentaciones que ella», Petersen se remontó hasta los orígenes de la historia, basada levemente en una historia real: «Hacia 93 llegó un reportero de la nota roja, decía que desenterraron un cajón y no había nadie adentro». Cuando avanzó la investigación Diego se interesó más por el caso, pues «Resultó ser la madre de un amigo mío», afirmó.

Pasaron los años y hasta hace diez Petersen decidió escribir ficción, con este proyecto duró cinco años: «Lo que está aquí no es el caso de mi amigo, es una novela a partir de ese caso», aclaró al hablar de la novelización del suceso. El autor explora la misteriosa desaparición de la madre: «Todos son buena onda, pero tienen su parte perversa... y a veces nos sale: claro, si sale mucho acabas en el bote. No hay personas en el mundo que sean planas, es lo que hace interesante un personaje para la literatura». Sobre ello, posteriormente abundó: «Se va revelando como un personaje absolutamente complejo, con una mentalidad muy macabra de asesina serial. Siempre está el personaje como referencia, pero nunca está. Se construye como tal, pero nunca aparece. Lo que se lee en la novela es la hipótesis novelesca; en la vida real yo nunca supe qué pasó», comentó.

A propósito del título, Petersen declaró que la idea surgió por un verso de Juan Gelman: «Justo cuando acabé la novela murió Juan. Regresé a leer un libro de Gelman y dije 'aquí está'. Se iba a llamar 'Inquilinos del abismo', pero el editor me dijo que si le ponemos 'inquilinos' la gente va a pensar que son gente que no paga la renta», bromeó.

La política no podía quedar fuera de la charla, y finalmente Mariana citó un fragmento de la novela para luego soltar la pregunta sobre el periodismo actual: «'Escriben y editan para que los lean los políticos y otros periodistas', algo que sí pasa, ¿se puede confiar verdaderamente en el periodismo o debemos tener esa sospecha de si hay intereses o no?». El escritor recurrió a las frases hechas sobre política: «Uno nunca debe enterarse sobre cómo se hacen las leyes y las salchichas; dejas de comer salchichas y de creer en el Estado. Yo creo que deberíamos agregar a los periódicos», más tarde volvió sobre la idea: «Nunca se enteren cómo se hace un periódico, hay cosas tenebrosas», al hablar de los vínculos con el crimen. Es especie de denuncia con el retrato novelado: «El papel de la ficción es que nos permite narrar esto que de otra forma no puede salir. Con la ficción planteas cosas que los cánones del periodismo no te dan oportunidad para decir cómo trabajan las mafias del poder, en la nota roja en este caso», dijo Diego.

Para no vender la trama, Mariana y Petersen pasaron al diálogo sobre los alrededores del libro: ante la pregunta de cómo presentó la novela, Diego dijo: «Con pavor, incluso entregar el manuscrito me costó un trabajo terrible. Siempre sientes que no está acabado, que no es lo que hubieras querido escribir, que siempre hay algo más.Pero luego de tantos años en el periodismo esa tonada ya te la sabes... Me costaba trabajo pensar que alguien quisiera leer un libro mío. Lo leyeron dos amigos míos, y le dije, 'por favor sean despiadados'». Sus dos amigos fueron Antonio Sarabia y Antonio Ortuño.

A sabiendas de que domina la técnica, Diego decidió escribir el texto bajo presión: «Si tienes que tener la columna lista a las ocho te pones a escribir a las cinco a las ocho», comentó. «Me puse a escribir una historia por entregas, que se publicó en el suplemento dominical de El Informador, y que luego retrabajé, cuando me cayó el veinte luego de que los dos Toños me dijeron que no, lo que tenía no era una novela, era un anécdota», concluyó.

Ya en las preguntas y respuestas, un asistente lo felicitó por sólo haber tenido un par de versiones: «Yo hice sesenta veces mi tesis, ya la última la terminé ya», a lo que Diego respondió con humor: «Mi tesis yo la hice tres, y nunca la entregué».

EL INFORMADOR / JORGE PÉREZ