GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2016).- En el libro Narcoperiodismo (Aguilar, 2016), Javier Valdez denuncia la forma en que el narco y la delincuencia organizada eliminan a quienes publican noticias que no aprueban o cómo se alían con reporteros y redactores. El sinaloense revela por qué los periodistas abandonan sus trabajos y sus ciudades sin dejar rastro.Valdez destaca que el periodismo está en la primera fila del narco y de los poderes político y económico. Pone como ejemplo a Tamaulipas, en donde una fotografía del centro de la ciudad puede meter en problemas a un periodista. "En Tamaulipas hay un periodismo en estado comatoso, parapléjico, estancado".En Veracruz, detalla el fundador del semanario Ríodoce, conviven los reporteros que resisten y los que trabajan para el narco.Resalta que en Sinaloa, en donde sólo opera un cártel, hay una atmósfera de acechanza y una línea que los periodistas no deben cruzar. Cubrir el narco, agrega Valdez, requiere valentía, prudencia y locura.Por otro lado, el periodista señala que en otros estados los medios de comunicación también son un obstáculo para los reporteros, pues los censuran, los atiborran de trabajo para aplastar su creatividad y su reflexión y en ocasiones, cuando son demasiado incómodos para el poder, los despiden.El periodista, presente en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), dice que le gustaría que los periodistas se preocuparan por otros colegas, que la sociedad acompañara el buen periodismo y que la universidades generaran más foros para discutir el papel de los medios de comunicación en medio de la violencia generada por el narcotráfico.EL INFORMADOR / GONZALO JÁUREGUI