Crónica fil

GUADALAJARA, JALISCO.- Ver pasar a un vendedor ambulante es común en México, sobre todo cuando se trata de comida y dulces. El día de ayer deambulaba por los pasillos de la Feria el colombiano Martín Murillo Gómez, no vendía nada, empujaba su ya famosa “carreta literaria”, un carromato lleno de libros.

 “Si un día no leo, me siento vacío”, aseveró mientras sonreía. Su profesión, como él la llama, es ‘PL724365’, que significa prestador de libros, los siete días de la semana, 24 horas, 365 días del año. Es así como busca contribuir a la sociedad: fomentar en la gente pasión por la lectura.

Pasó de vender “arepas”, comida típica de Colombia, a vender aguas y después a prestador de libros. Martín es una persona que, como reza el dicho mexicano: “Al son que le toquen baila”, su acervo cultural rebasa las aulas, su conocimiento universal le permite encontrar un medio de interés a cualquier nivel cultural y económico, “(…) platico desde con un premio Nobel, hasta con una -perdón por la comparación- putica de 10 dólares”, remarcó con humildad.

Actualmente vive en Cartagena, Colombia, avanza por diferentes municipios de su país con su “carreta literaria”,  de la que nos contó diferentes anécdotas de la gente que ha tenido contacto con su herramienta de trabajo; desde los niños a los que les lee en distintos lugares, las personas que se acercan a pedirle libros, hasta el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien asombrado por la “profesión” de Martín se acercó para conocer más su labor.

Orgulloso y feliz por contribuir de alguna manera a la sociedad, comentaba que no le importaría que replicaran su proyecto, de hecho “qué bien que alguien lo hiciera mejor” fueron sus palabras, a fin de cuentas lo que quiere es aportar su granito de arena en el mundo, y consideraría egoísta y contradictorio ser celoso con dicha labor.

“En el leer está el saber”, afirma el colombiano mientras una familia de venezolanos se acerca y les pregunta de los últimos libros leídos, aconseja leer e investigar cada cosa que les guste, recalca Martín, quien presume de haber adquirido sus conocimientos por medio de la lectura.

“Contribuir y olvidarse que el estado te tiene que dar todo, esa es una de las partes fundamentales de mi proyecto, yo no estoy esperando que el ministro o el alcalde me den, yo tengo que producir…”

Mar Adentro Propone:
Conoce la carreta literaria
Busca a Martín Murillo Gómez por los pasillos de la FIL o en el Stand de Colombia.

Desde el tintero Mar adentro

Bien se dice que lo importante no es leer, sino amar la lectura. Pero amarla en serio. Amarla en los tiempos libres y en los ocupados, con todas sus caras y voces, desvelada, de madrugada, cuando se presenta preciosa y violenta. Amar la lectura es amar la búsqueda y encontrar siempre una búsqueda mejor.

Entre nosotros deambulan algunos que conservan el patrimonio exquisito de los libros. Bibliófilos como el Maestro Castañón, cuya mirada anticipa tormentas de las múltiples voces atesoradas en las páginas de todos los tiempos que, sólo para él, gustosas, se revelan.

Otros valientes con la humildad que sólo distingue a los grandes, como Martín Murillo Gómez, quien, armado con su carreta literaria, va desarmando las calles de Colombia.

Aprovechemos pues a estos gigantes, los tenemos cerca.

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