Contra el estigma de la literatura norteña: ''Tierras de Nadie''

GUADALAJARA, JALISCO (24/NOV/2012).- Las letras del Norte de México existen porque el Centro del país volteó a verlas, y en ese acto, se dejó la etiqueta de una literatura violenta, que aún persiste, para romper el estigma: "Tierras de nadie. El norte en la narrativa mexicana contemporánea".

El libro, compilado por Viviane Mahieux y Oswaldo Zavala, reúne 10 voces de escritores que analizan textos de los estados norteños, con la misión de mostrar que la llamada literatura del norte, no necesariamente se escribe sentados bajo una palmera, bromea el escritor David Toscana, y va más allá de la descripción del sonido de un balazo.  

La aparición de la literatura norteña en México se fundó con "Tomóchic", crónica publicada por primera vez en 1893, que cuenta la historia de una población que pelea contra la represión militar, con el orgullo nacional que implica una batalla contra extranjeros. Con el relato de una guerra ganaron espacio las letras del Norte en el resto del país, y bajo esa premisa se quedaron.

"Hay una tensión en la manera de presentar el Norte, que está originándose desde el poder hegemónico oficial. El libro está constantemente desplazando la idea de lo que es México (...) El Norte como un sitio de natural violencia que está constantemente desestabilizando lo que se supone que debe ser México y cuya mera existencia resulta intolerable, y que debe estar siempre sometido y disciplinado", explica Zavala.

David Toscana y Eduardo Antonio Parra son algunos de los escritores cuya obra se tomó de referencia para los ensayos en "Tierra de Nadie..." y en el marco de la FIL tuvieron la encomienda de presentar el libro, con moderación de Mónica Nepote.  Los autores coinciden en que la también llamada narrativa del desierto está sometida bajo una diferenciación del resto de literatura del país, porque las producciones se encaminan en una lógica centralizada.

"Tierras de nadie. El norte en la narrativa mexicana contemporánea" es editado por Fondo Editorial Tierra Adentro, de la Dirección General de Publicaciones, de Conaculta.

EL INFORMADOR / ALEJANDRA PEDROZA MARCHENA